www.diariohispaniola.com

La excepcional boda por amor del rey Constantino de Grecia y la princesa Ana María de Dinamarca

miércoles 11 de enero de 2023, 17:46h

Pocas veces un monarca en ejercicio contraía matrimonio con la descendiente de tantos iguales sin mediar razones políticas. Así fue el enlace del hoy fallecido Constantino de Grecia.

Sobre las once y media de la mañana del 18 de septiembre de 1964, ciento un cañonazos, disparados desde el monte Lycabettus y los buques de guerra atracados en el puerto de El Pireo, anunciaron que Grecia estrenaba nueva reina consorte.

El Rey Constantino II, de 24 años, y la princesa Ana María de Dinamarca, de 18, acababan de darse el sí quiero en una ceremonia oficiada por el arzobispo Chrysostomos II en la catedral de la Anunciación de Santa María. El mismo templo ortodoxo en el que dos años antes se había casado la hermana del novio, Sofía, con el que 11 años después fue proclamado Juan Carlos I de España.

La de los últimos reyes helenos, los más jóvenes de Europa, fue una boda excepcional. Rara vez se casa un monarca en ejercicio y mucho menos, teniendo en cuenta los matrimonios morganáticos de su generación, con la descendiente de tantos homólogos. Además acudían al altar movidos únicamente por el amor, sin que mediasen el deber o la política.

Hasta la también conocida como catedral metropolitana de Atenas, había llegado la pareja en carrozas descubiertas tiradas por caballos, los de la princesa blancos y formando tres filas de dos en dos. Tino, como lo conocían en casa, se presentó ataviado de almirante y acompañado de su madre y madrina, Federica de Hannover.

Ana María lo hizo del brazo de su padre y padrino, el rey Federico IX, vestida con un traje nupcial confeccionado por su paisano Jorgen Bender. Un modelo blanco, naturalmente, inspirado en el siglo XVIII, de corte imperio, líneas rectas, cuello barco, mangas tres cuartos y larga cola.

Como velo eligió el mismo de encaje irlandés que habían llevado en sus desposorios su madre, la reina Ingrid, y su abuela materna, Margarita de Connaught, primera esposa del rey Gustavo VI Adolfo de Suecia, de quien había heredado unos bordados que incluyeron en el vestido.

Fuente: Vanity Fair

¿Te ha parecido interesante esta noticia?    Si (0)    No(0)

+
0 comentarios