Los Ángeles.- El español, sin duda, se escuchará mucho en la alfombra roja como también las proclamas contra la guerra de Ucrania, que harán acto de presencia en una ceremonia cuya función principal es celebrar el cine pero que, consciente de que centra la atención de medio mundo, siempre se mete en política.
De hecho una de sus presentadoras, Amy Schumer, admitió recientemente que propuso a los productores que el presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, apareciera por videollamada. Su presencia no está confirmada aunque ella aseguró que incluirá algún comentario sobre las "condiciones actuales" en la gala.
Schumer llevará el peso de la ceremonia pero compartirá esa carga con dos cómicas, Regina Hall y Wanda Sykes. Será la primera vez que los Óscar vuelvan a contar con conductoras después de tres años consecutivos sin maestro de ceremonias.
Esas tres cómicas tratarán de refrescar una ceremonia cuyo declive de audiencia empieza a preocupar seriamente a la Academia de Hollywood. La gala del año pasado, descafeinada por la pandemia, congregó a 10 millones de espectadores en directo. Fue su mínimo histórico, una caída de casi el 60% respecto al año anterior.
También se ha preparado un espectacular decorado para el regreso de la gala al teatro Dolby tras la ceremonia del año pasado, que se celebró en la estación Union de Los Ángeles, limitada por la pandemia.
Tonos blancos y azules envolverán el escenario y las primeras mesas que lo rodearán, al estilo de la tradicional disposición de los Globos de Oro. Un "portal mágico hacia el futuro", en palabras de los responsables, según la revista People.
Y aunque todo está preparado y las fiestas volverán con normalidad tras la ceremonia, el fantasma de la covid sigue amenazando la gala y la Academia de Hollywood ha reforzada su protocolo ante el aumento de los casos de la variante BA.2 en el área de Los Ángeles en los últimos días.