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Presupuesto 2021 post Discurso Presidencial

Por Guillermo Caram
domingo 11 de octubre de 2020, 22:00h
Saludamos la decisión del Presidente Abinader de retirar la reforma tributaria contemplada en el proyecto de presupuesto 2021 y elaborar una adenda modificatoria, por constituir un respiro al desbalance fiscal y desajustes económicos y sociales que éste instrumento iba a provocar.
Pero este respiro no disipa por completo las incertidumbres alrededor del presupuesto 2021. Persisten temores, por las siguientes razones:
1. La alternativa de procurar recursos planteados, adelantos de Barrick Gold y del sector financiero, no balancean el presupuesto sino que resuelven un problema temporal de caja. El proyecto original contemplaba una sobreestimación de recaudaciones de 155 mil millones de RD$, equivalentes al 15% de los gastos, que suponemos el gobierno esperaba obtener con los nuevos impuestos. Los adelantos no constituyen aumento de recaudaciones sino pagos anticipados de tributos descontables dentro del año presupuestado.

2. El proyecto de presupuesto contempla ingresos contingentes equivalentes al 38% de los gastos constituidos por venta de activos y endeudamientos que no se asegura su obtención plena en medio de las crisis económicas y sanitarias mundiales; ya que dependerán de las decisiones de inversionistas que éstos tomarán en función de la confianza que le inspiren nuestro comportamiento económico y las autoridades.

3. El diferir la reforma fiscal pactada con los agentes económicos y la comunidad nacional dentro del CES para años posteriores no contribuye a crear esa confianza. Crea expectativas desfavorables sobre las reglas de juego fiscales que influirán en las decisiones de inversión de las iniciativas particulares, sobre todo porque ya se han evidenciado las intenciones gubernamentales sobre materia tributaria.

4. El discurso presidencial da a entender que la reforma fiscal concebida por el gobierno solo abordará temas tributarios, dejando de lado el tema de los gastos que ya estarían presupuestados, siguiendo la practica viciada del gobierno anterior en el 2012; lo cual descarta aprovechar la oportunidad de mejorar la calidad del gasto reduciendo repercusiones sociales adversas y estimulando mayor fluidez a la contribución tributaria por parte de los agentes económicos.

Consideramos, en consecuencia, que no basta una adenda presupuestaria sino una reformulación integral sobre las siguientes bases:
1. Que sea estructurado un presupuesto básico sobre la base de proyecciones de ingresos seguros y confirmados: recaudaciones y desembolsos de préstamos ya contratados.

2. Que se instituya un mecanismo presupuestario para someter gastos en función de la obtención de los ingresos contingentes planteados: ventas de activos y nuevos endeudamientos.

3. Que en todos los casos se consigne, dadas las incertidumbres económicas mundiales y nacionales que nos afectan, el ceñimiento estricto a las disposiciones del Art 44 de la ley Orgánica de Presupuesto que establece que las “apropiaciones presupuestarias …constituyen un límite máximo de gastos sujeto a la disponibilidad efectiva de los ingresos estimados”
4. Que para inspirar confianza en los agentes económicos nacionales e internacionales se defina con la mayor celeridad posible la reforma fiscal, partiendo de la convocatoria inmediata de los mecanismos institucionales vigentes al efecto y
5. Que como la reforma fiscal pactada dentro del CES tendrá que ser indefectiblemente conocida en el Congreso Nacional integrado por representantes partidarios, resulta imprescindible dar seguimiento institucionalizado al consenso político iniciada semanas atrás con la visita del Presidente Medina a representativos del liderazgo político nacional.

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