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Las personas influyentes hacen la diferencia

Por Candy Román
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kandy1272gmailcom/9/9/15
lunes 15 de marzo de 2021, 19:18h
Adventure.
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Adventure. (Foto: Fuente externa)
“Si tus acciones inspiran a otros a soñar más, a aprender más, a hacer más y ser mejores, eres una persona de influencia”
Meditación
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Meditación (Foto: Fuente externa)
La capacidad de influir en los demás es una de las principales características del líder. Conocemos muchas personas en todas las áreas que son influyentes y que nos han influenciado positiva o negativamente. En este artículo escribiremos sobre algunas de las características de las personas que utilizan su influencia positivamente. Uno de los aspectos fascinantes de los líderes es el magnetismo y la atracción que tienen sobre los demás. Algunos le llaman carisma, otros poderes, pero lo cierto es que la palabra correcta es influencia. Las personas verdaderamente influyentes se convierten en líderes naturales.

Lo más posible te hayas preguntado: ¿Sera que todos tenemos que ser líderes para ser influyente? El liderazgo no es cuestión de jerarquía, edad, educación, estatus social o profesión. Tal vez hallas escuchado decir alguna vez: “Esa persona es muy influyente”. Ante de comenzar a hablar de influenciar vamos a definir la palabra influyente. La influencia es la capacidad de controlar y modificar las percepciones de los demás.

Al contrario de lo que pueda parecer, no son gente que imponga su criterio de una forma dictatorial. Son personas a las que no les hace falta alzar la voz para hacerse entender, ni decir “eso es así” para que la gente les dé la razón. Son influyentes sin necesidad de pedirlo. Hay quienes llevan esas cualidades en sus genes. Pero también es posible desarrollarlas.

¿Qué hábitos hay que adoptar para convertirnos en personas de influencia? La búsqueda de la excelencia, el control de las emociones y la creatividad son algunos de sus rasgos más destacados. Las personas influyentes tienen ciertas características de líderes, con capacidad de dirigir, de guiar, de servir e inspirar. Son auténticos, le ponen pasión y empeño en todo lo que hacen. Modelan lo que predican y son personas de acción. Pero sobre todo su permanente voluntad de ir hacia adelante y vivir la vida para el crecimiento de otras personas. Saben que sin amor no pueden tener la conexión que necesitan para poder influenciar. Demuestran interés y cuidado por las personas que desean ayudar. Son congruentes, las personas influyentes son capaces de hacer que su opinión, tal y como la expresan, sea compartida por mucha gente. Son personas con una alta capacidad comunicativa y con criterio. No buscan imponerse.

Se enfocan más en dar que en recibir. Desafían el sentido común. Las personas influyentes siempre esperan lo mejor. Creen en su propio poder para alcanzar sus sueños y piensan que las demás personas tienen la misma capacidad.

Estiman que nada está fuera de su alcance y es esa creencia lo que los impulsa a dar su mayor esfuerzo. Tienen fe en que basta una sola persona para cambiar al mundo.

Se caracterizan por tener un espíritu de cambios. Por eso, nunca están satisfechos con los resultados. Siempre van por más y se preguntan, “¿Qué pasaría si…?” ¿Por qué no probar…?” No temen desafiar los cánones establecidos, pero no buscan cambiar las cosas por pura rebeldía, sino que detrás de cada acto subyace la idea de mejorar el mundo.

Tienen una gran habilidad de comunicación. Una buena actitud. Sus palabras nunca dejan indiferente a nadie. Tienen cierto magnetismo y producen sensación de atracción en aquellos que están a su alrededor. Su comportamiento también tiene una influencia sobre sus ideas y sus sentimientos.

Walt Disney escribió que hay tres clases de personas en el mundo: Los envenenadores de pozos, que desaminan a otros, pisotean su creatividad y les dicen qué es lo que no pueden hacer. Los cortadores de gramas que tienen buenas intenciones, pero están absortos en sí mismos, que cortan su grama, pero jamás ayudan a otros. Y los que influyen y mejoran vidas. Estos se esfuerzan en enriquecerle la vida otros, los elevan y los inspiran. Cuando, como seres humanos nos comprometemos a dedicar nuestra atención, nuestro tiempo, nuestro esfuerzo y demás recursos a alguien o a algo, con el tiempo vamos desarrollando sentimientos hacia el objeto de nuestra atención y nos convertimos en personas de influencia.

Necesitamos hacer todo lo que podamos para convertirnos en personas de influencia. Para cuidar, inspirar, motivar y ayudar a las personas a alcanzar su potencial.
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