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Inicia la Semana Mayor o Semana Santa

Por : Virginia Roca Pezzotti

Por Virginia Roca Pezzotti
domingo 13 de abril de 2014, 03:09h
La Semana Santa oficial y litúrgicamente se inicia el Domingo de Ramos, con la tradicional bendición de los ramos que llevan los feligreses católicos  a las iglesias, conmemorando la entrada de Jesús a Jerusalén.
  • Detalle de la procesión de Semana Santa

    Detalle de la procesión de Semana Santa
    Mariano Hernández

  • Virgen de Las Mercedes recorre la procesión

    Virgen de Las Mercedes recorre la procesión
    Mariano Hernández

Santo Domingo.- La Semana Santa o Semana Mayor constituye el periodo culminante de la Cuaresma, para el pueblo católico. Su duración es de ocho días, período en el que se desarrolla la llegada triunfal de Jesús a Jerusalén, en lo que hoy es el Domingo de Ramos. 

Su apresamiento, juicio, su crucifixión, y su resurrección en lo que es Domingo de Resurrección. En cada viernes del período de Cuaresma, en esos cuarenta días de abstinencia y purificación, se prevé y conmemora el sacrificio del Cordero de Dios, el sacrificio de Cristo por la humanidad, lo que culmina en su crucifixión el Viernes Santo.

Por lo que los viernes son sacralizados en abstinencias especificas, como la no ingestión de carnes. El Domingo de Ramos da inicio a la Semana Santa, con rituales que le son propios a su celebración. En este día se conmemora la entrada de Jesús a Jerusalén. 

Él lo hace con humildad, montado en un burro, y señalando que su reino es del espíritu y de los cielos, no es de la carne ni es terrenal. Las multitudes lo aclaman y a su paso, le tienden ramos diversos de olivos, higos y palmas, como era la usanza cuando se rendía pleitesía a un rey. 

 Esa misma multitud que le aclamó, poco después le condenaba, mientras Poncio Pilatos bajo la mirada suplicante y condenatoria de su esposa, se lavaba las manos y proclamaba su inocencia, para que todo el peso de esa condena, cayera sobre la multitud, a quien él le preguntaba: A quien quieren que libere a Barrabas o al Proclamado El Mesías, Jesús de Nazaret. 

Y la multitud enardecida, proclamaba con gritos provenientes de la más recóndita oscuridad en la que sabe habitar la humanidad: ¡...a Barrabas, a Barrabas, a Barrabas...! 

El Domingo de Ramos, en la celebración litúrgica que le conmemora, el color predominante que se usa es el rojo. Color este que significa la sangre de Cristo, significa el aspecto humano que asume el Cristo, la carne, la que le es flagelada, y la que él acepta para redención y transmutación de la humanidad. 

Ese color rojo, que señala el aspecto humano del Cristo, también señala el aspecto humano de todos aquellos que lo condenaron, y concede de forma especial la protección que brinda el rojo-fuego para consumir, transformar y purificar en la hoguera purificadora del corazón del Padre, todos los pecados. 

En todos los países iberoamericanos en los que se celebra la Semana Santa, y con ella el Domingo de Ramos. La celebración se hace con reverencia, con devoción y con una gran afluencia de un público fervoroso y creyente, que en familia o en solitario va a recibir la bendición, de los ramos que lleva con este fin, a la Iglesia.

 A sabiendas de la generosidad divina, aun hoy día, los fieles, van silentes y expectantes, a recibir una vez más la gracia misericordiosa de Dios. Y reverentes entran en la iglesia, y le presentan a Jesús, los ramos que han llevado hasta allí, y que ya no tiraran a su paso en el camino.  Al finalizar el servicio, los feligreses salen de la iglesia con la esperanza pintada en sus rostros, con la certeza y la convicción escrita en sus ojos, con la mirada plena de fe. 

Pues es que ese acto de consagración de los ramos que conmemora el momento de iluminación que tuvo la humanidad al reconocer en Cristo al Rey de Reyes, les dice en sus corazones, que esos ramos bendecidos, que colocaran en sus casas, les mantendrán protegidos hasta la próxima Semana Santa....

Fotos : Mariano Hernández
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