Iniquidad y Fiscalidad en la República Dominicana

A mi entender, dos de las razones que más inciden en el alto grado de desigualdad de nuestro país son los bajos niveles salariales y una carga impositiva regresiva. El 80% de la población económicamente activa, que tiene un trabajo formal, devenga un salario mensual de 10 mil pesos o menos mientras, según el Banco Central, es costo de la canasta básica mensual se sitúa por encima de los 26 mil pesos.

La mayor parte de los impuestos que capta el Estado en la República Dominicana son de carácter regresivo. Este es un fenómeno al que se debe poner la mayor atención, ya que incide negativamente en mantener una alta desigualdad social.

Aquí, más del 60% de los ingresos tributarios son indirectos. Esto resulta muy negativo, como ya lo había analizado Keynes en 1936 en su obra Teoría General del Empleo del Interés y el Dinero.

Decía el célebre economista inglés que, en la economía, existía una propensión marginal a consumir y otra al ahorro, precisando que mientras más bajos son los ingresos de una persona, mayor es su propensión marginal a consumir.

Esta tendencia puede llegar hasta el desahorro, en el caso de personas que, debido a sus muy limitados ingresos, todo lo que reciben lo consumen y llegan incluso más lejos, tomando prestado para poder seguir consumiendo. De ahí la conclusión de Keynes de que es criminal grabar el consumo y que los impuestos se les deben imponer a los generadores de riquezas y a las personas de mayores niveles de ingresos. .

No obstante, en nuestro país se aplican criterios fiscales completamente inversos a los planteados por Keynes: Tenemos una carga tributaria altamente regresiva, acompañada de muy bajos niveles salariales. El resultado es que la mayor parte de los trabajadores se endeuda para poder seguir consumiendo.

El carácter regresivo del sistema impositivo dominicano se profundiza a partir del 1984, pero muy especialmente desde las reformas tributarias que se produjeron en 1992.

Ante la incapacidad del Estado de poder suplir a todas sus necesidades y considerando baja presión tributaria del país, se ha planteado la necesidad de una nueva reforma fiscal.

Los economistas y sectores que han asumido posiciones neoliberales sostienen el criterio que nuestra fiscalidad debe hacerse aún más regresiva. Para tal fin, consideran que se debe ampliar la base del impuesto al valor agregado, el ITBIS, gravando todos los productos de la economía nacional, al mismo tiempo que se reduce la tasa.

Considero que esto sería sumamente gravoso para las personas de menores ingresos, que representan la inmensa mayoría de la población. Los economistas y los sectores que se precien de sostener posiciones progresistas están en la obligación de preparar y presentar propuestas alternativas orientadas por el principio de reducir el carácter regresivo del sistema impositivo.

Sin pretender ser pontífice en el área fiscal, entiendo que las limitaciones fiscales del Estado deben ser encaradas, en un primer momento, controlando el gasto excesivo del Estado, disminuyendo la evasión y la elusión fiscal, que son bastante altas, para luego pasar al establecimiento de impuestos que graben las ganancias, incluyendo los grandes depósitos a plazo fijo en el Banco Central y en otros bancos.