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Galileo: La caída libre de los cuerpos
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Galileo: La caída libre de los cuerpos

Por Antonio Sánchez Hernández
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antonioasanchezhgmailcom/16/16/22
http://antoniosanchezhernandez.com/
lunes 18 de julio de 2016, 15:37h

INTRODUCCIÓN

La política, en nuestro país, no es ni arte ni ciencia, sino un atractivo negocio, un negociado, obra de políticos e intelectuales, que se institucionaliza formalmente desde el período de sustitución de importaciones, desde la dictadura de Rafael Trujillo, como una rama muy lucrativa de la industria y del comercio, desde 1930-1961. En la práctica, es un completo oligopolio, que consigue la alianza y unidad del Poder total del Estado, de sus tres Poderes, ( Ejecutivo, Legislativo y Judicial), del dinero y del prestigio, como fórmula de éxito. En ese sentido, Rafael Trujillo fue un gran exitoso, el mejor y el mayor ejemplo. Lo monopolizó todo: el 90% de las empresas industriales, nuestras mejores tierras agrícolas y ganaderas, los mejores intelectuales y las mejores hembras.

LA CAÍDA LIBRE DE LOS CUERPOS

Hace unos 400 años que el sabio Galileo Galilei descubrió las leyes de la caída libre de los cuerpos, todavía vigentes. La primera ley de Galileo dice que la distancia de la caída de un cuerpo es igual a la mitad del producto de la aceleración de la gravedad por el tiempo al cuadrado (1/2 g x t2) . Si aplicáramos de forma imaginaria esta primera fórmula de Galileo de la caída libre de la tiranía de Trujillo, con su fuerza y tonelaje inamovible, y el peso político nefasto que representó, tendríamos que su caída le rompió la columna vertebral a medio país: la hacienda se derrochó, nos dejó sin los servicios básicos indispensables, institucionalizó la violencia del Estado sobre toda la sociedad civil, gobernó como un Virrey colonial, aplastó todas las libertades ciudadanas, nos aniquiló a todos: a los gobernantes los hizo cortesanos y a los gobernados, cómplices de una corrupción sin desenfreno.

Trujillo murió ajusticiado por los héroes del 30 de Mayo. Llegó la democracia de palabra y con ello, el mal ejemplo de la tiranía, envuelto en papel de celofán: la hacienda se sigue derrochando, los diputados y senadores se aumentan sueldos y exoneraciones, no hay forma de vivir con recato, sin la lucha por los cargos y los títulos honoríficos. Y como siniestro eco del mal ejemplo de los de arriba, reciben el sabotaje de los de abajo: maestros que apenas producen lo indispensable, empleados de correos incorregibles en abrir cartas y despachos, obreros que no entienden más allá de un salario de miseria, campesinos que violentan la propiedad privada, comerciantes que especulan con los precios, choferes que violan las rutas, viajes ilegales en yolas, conductores irresponsables en las ciudades, y un país de drogadictos y de narcos.

LA RESPUESTA INMEDIATA

Una elección tras otra, elecciones cada cuatro años, donde se ve de todo. Tan rápido se organizan y con tales urdimbres y dobles sentidos, que no dan tiempo a abrocharse los trajes y utilizarlos a modo de paracaídas, convencidos como están sus héroes de pacotilla, de que pueden seguir en el negocio, sin caerse nunca, al margen de Galileo. Y antes de de caer nuevamente, incluso antes de comprender que se caen, todos juntos esta vez, pues ya casi nadie cree en ellos, los políticos, por la extraña fuerza de la gravedad, que tiene la rara propiedad de atraerlo todo, tanto lo grande como lo pequeño, olvidan otra vez, la segunda ley de la caída de los cuerpos, según la cual la velocidad es igual a la gravedad por el tiempo (V=G x t).

Y mientras triunfan, olvidan que hay dos formas de evitarlos: en el regazo materno y familiar o buceando bajo del agua, lejos de ellos.

LOS GOLPES HACEN LEVANTAR LOS PIES

Y los chichones desaparecen en pocas semanas, pero al cabo de los años, cada vez que cambia el tiempo, sobre todo si va a llover, se siente en la zona del chichón, como un hormigueo y unos pequeños latigazos que permiten predecir con más exactitud que el servicio metereológico, si al día siguiente, habrá lluvia, sol o tormenta.

Galileo Galilei: es cierto que la velocidad es igual a la gravedad por el tiempo y también que la distancia de la caída de un cuerpo es igual a la mitad del producto de la aceleración de la gravedad por el tiempo al cuadrado. Pero, por Dios¿ Cuanto habrá que esperar para que tus dos leyes sobre la caída libre de los cuerpos se confirmen en la República Dominicana, para que la democracia de palabra se transforme en democracia de hecho?

Nos sobran conocimientos, pero no somos suficientemente libres. El conocimiento no ha cambiado psicológicamente al hombre y sólo ha conducido hacia el mundo de la libertad de forma tenue, como si el hombre fuera enemigo del hombre.

PALABRAS DE UN CIBAEÑO PANFLETERO, QUE SE JUGÓ LA VIDA POR LA LIBERTAD CONTRA EL TIRANO RAFAEL TRUJILLO EN 1959, EN EL MOVIMIENTO CLANDESTINO 14 DE JUNIO, Y QUE AÚN VIVE MILAGROSAMENTE.

" Los hombres inventaron el Estado y este se robó el invento. Desde siempre, primero con un Estado colonial, luego propio, la lucha ha sido para ver si es posible civilizar y humanizar el Estado. Al hombre le interesa la libertad y la verdad, al Estado le interesa el control. Cuando un hombre conquista el Poder, él a su vez, se comporta como un invasor, como un extraterrestre. La función vital del ciudadano es defenderse de ese conquistador. Y algo más doloroso, que es el más grande secreto de Estado: desde entonces el ciudadano ha fracasado, pero eso hay que callarlo porque si se sabe, será público el descrédito ciudadano. Cuantas veces ha querido serlo, de lo desconocido cae un rayo y lo fulmina...

Al hombre le han permitido ser comerciante, poeta, volatinero, filósofo, héroe, inventor y hasta astronauta, pero no le han permitido ser ciudadano. La ciencia, a pena de muerte, no está autorizada a crear el pararrayo prociudadano. El Estado solo le tolera al hombre como peón, como yes man, carne de cañón o contribuyente. Le da el título de ciudadano, el diploma, pero vacío. Se burla dándole constituciones solemnes, rimbombantes, floridas con encajes, con marcos de oro y fachadas de lujo, pero huecas..solo le da la cesta, la caja para meter el engaño en un ataúd. Después de 500 años de civilización europea, solo tenemos que repetir las palabras legendarias del Señor:

" Dios mío, Dios mío, ¿porqué?. ¿Acaso nos has abandonado?"
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