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La relatividad del “cambio” en el discurso político del patio

sábado 09 de enero de 2016, 18:42h
Siempre he sido un abanderado del cambio. Bueno, lo de siempre no es tan absoluto, sobre todo en mi edad adulta, he estado abierto a lo nuevo, a romper esquema a dejar de hacer algo para hacerlo mejor.

Sin embargo, al parecer en la política del patio, aquí en República Dominicana, parece que la palabra “cambio” no es más que un concepto sin sentido que sólo sirve para atraer a votantes insatisfechos con status quo.

Recientemente leí perplejo que el diputado perredista, Víctor Gómez Casanova, que conste que antes era reformista, critica a Luís Abinader, nuevo aliado de los reformistas, porque asegura que Danilo Medina es el verdadero cambio.

Más adelante leí el artículo publicado en El Caribe titulado Danilo es quien representa el Cambio

El Diputado dice que el 4%, criticado porque no se ha aplicado correctamente, la revolución educativa, el “modelo de asistencia social” (no se a qué se refiere), el modelo de salud pública porque remédela un hospital que ha sido denunciado por haberlo sobrevalorado, entre otras acciones, que más que cambio, son acciones obligadas de un gobernante.

Sin embargo, decir que Medina es el “verdadero cambio” es hacer que la palabra cambio suene hueca. El no haber sido efectivo con la corrupción, el mantener a los funcionarios de Leonel sin “cambios” importantes en el gabinete y el hecho de querer reelegirse a pesar de que había dicho que no lo haría, lo hacen parecer “más de lo mismo”.

Desde mi punto de vista Luís Abinader tampoco representa un “cambio”. En eso sí estamos de acuerdo con Casanova. Nadie me puede hablar de novedad, cuando la principal figura que apoya a su partido es Hipólito Mejía, que podrá ser lo más sincero que sea, pero no es el mejor referente de buen gobierno. Además de esto, el hecho de pactar con el Partido Reformista, una figura política del oscurantismo político dominicano, lo condena a unirse al conservadurismo dominicano. Y que conste, a los conservadores no les gusta el cambio.

Por último me llamó la atención el análisis que hizo Minou Tavárez Mirabal sobre la alianza de Abinader con el Partido Reformista. Ella entiende que así Abinader hipotecó su futuro.

Qué lamentable escuchar esto de una de las políticas que tiene menor nivel de rechazo. Lo digo porque coincido plenamente con Ramón Colombo y su Fogaraté de hoy, que le recuerda que el 2 de junio del 1996 ella fue participe del pacto “diabólico” (lo de diabólico lo añado yo), con el que Balaguer le levantó la mano a Leonel y lo llevó a la presidencia, con el consecuente ascenso político que tuvo Minou.

Minou cambió y dejó el PLD para fundar su Opción Democrática. Sin embargo, para muchos como yo, nos mostramos escépticos con ese cambio, pues duró mucho tiempo siendo parte de un partido corrupto y que se ha convertido en una corporación política.

No es mi interés hacer un exhaustivo análisis periodístico de las declaraciones contradictorias de nuestros ilustres políticos. ¡Vaya! Para eso me faltaría tiempo y espacio.


Ojalá nuestros políticos no sigan cogiéndonos de pendejos para atraer votos. Sabemos quién es lobo y quien es capaz de tragarse un tiburón y no eructar.

En este 2016 los votantes conscientes debemos estar alerta y saber que quien me habla de cambio no puede aliarse a un conservador, o que uno que me dice que hará lo que nunca se ha hecho, es capaz de hacerse el “chivo loco” ante la corrupción y la compra de conciencias.

Que no me hablen de cambios, que entre políticos, esta es una palabra hueca.

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