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José Cestero. Un clásico vivo

Por Fernando Casanova
lunes 12 de octubre de 2015, 15:16h
Le pregunto ¿qué se necesita en un taller? EL responde “Luz. Además necesita a un pintor y sus herramientas; pero sin pintor no hay taller, sin luz no hay pintor.”

Parece que los genios siempre están envueltos en un halo de romanticismo y misterio. Es que la mayoría de los genios son raros, son un poco sociópatas.

En pintura las características de genialidad y habilidad parecería que van pareja, pero no necesariamente es así. Hay pintores muy habilidosos que no llegan a ser considerados genios; sin embargo hay otros que son geniales y parecen tener pocas habilidades en el oficio, pero unas simples manchas dan ese toque que todos buscan y quieren. En las sociedades uniformadas los individuos que son singulares no son los normales, los que funcionan bien en su sociedad; sino los excéntricos, los marginales, el dandy o “la perdida” de la familia.

En el caso de José Cestero se dan las dos situaciones, es un pintor muy habilidoso, domina el oficio a la perfección, y cuando se le ve dar una pincelada uno sabe que está viendo a un genio, a alguien superdotado que transmuta el lienzo o el papel en una nueva dimensión con apenas unos trazos. Cualquier dibujito de Cestero impresiona y deja la sensación de que tienes algo valioso en las manos. La guagua de la memoria.

La guagua de la memoria. Puente Ulises Hereaux, detalle. Col. Casanova-Aizpún Puente Ulises Hereaux, detalle. acrílica s/lienzo 30×40. Col. Casanova-Aizpún Siendo uno de los pintores vivos que más interesa a coleccionistas y aficionados. Cestero es un personaje más de su propio mundo iconográfico. Además de captar el alma de la vieja ciudad, se cuela en sus propios lienzos para vivir las aventuras que quisiera que la vida le hubiera deparado. Discute con García Márquez; se retrata como un comerciante, o cabalga junto a Sancho Panza. Tiene un estilo propio inconfundible y lo mismo pasea por las calles de la Zona que pinta las más bellas marinas o los humedales del Ozama.

Fue discípulo de José Gausachs y Hernández Ortega, dos de los realmente grandes, y amigo y compañero de Ada Balcárcel, Silvano Lora, Ramírez Conde en una aventura que se llamó Arte y Liberación. Hoy, individualista en la vida y en el arte, trabaja en solitario. Charlar con él en las rutinarias tardes del Conde es un placer, aunque requiera de cierto esfuerzo mental seguirle en su original discurso. Juega al despiste, pero atento al milímetro a la realidad. Don Quijote, acrílica/tela 60x40 pulgadas. Don Quijote, acrílica/tela 60 x 40 pulgadas. Filippo Pisis guardan una gran semejanza con la obra de Cestero. Dos pintores de lugares totalmente distinto, Italia y Dominicana, pero con una paleta, composición y temas muy parecidos.

Las plazas de la ciudad colonial dominicana y las plazas de Venecia de repente cobran un parecido extraordinarios. Filippo de Pisis, Piazza Filippo de Pisis, Piazza José Cestero, Plaza de España. José Cestero, Plaza de España. La figura de Cestero tiene tanta literatura como relevancia en el campo de la pintura. El lugar irreverente que ocupa en la sociedad dominicana, la osadía -vital y artística- de su pintura, le sitúa entre los grandes personajes de nuestro tiempo. Cestero es un hacedor de mitos, y la lectura que de él se hace no elude el riesgo de una mitificación hacia su propia obra, pues presenta al artista como una construcción del mismo modo que su pintura se compone a partir de modelos e influencias muy diversas. Desde el principio su trabajo como artista ha incidido en la vida artística del país. Cestero se manifiesta como el pintor de rostros, paisajes e ideas. Los hay pastosos y los hay caricaturescos, y a menudo muestran a un hombre que avanza dando tumbos por etapas de su vida.

También nos muestra cuadros de sus fetiches hollywoodescos. Luego, pasea entre el bodegón, el retrato y una visión perpleja y oblicua de la experiencia cotidiana, sabiendo que es imposible edificar un valor estético basándose en el valor de lo transitorio, de lo efímero por falta de calidad. Marina con uva de playa. Marina con uva de playa. Hay cuadros pintados sobre el Ozama que podrían aludir a una visión bucólica del paisaje, pero cuando irrumpe la figura de una pordiosera ciega, Marcela, que se sonroja ante la percepción de la mirada intimidante del pintor, comprendemos que eso no es un divertimento al uso, como si la mirada de Cestero transformara toda imagen, violentando sus formas, sus colores y el aire mismo que encierran. No se observan grandes alardes aparentes en su pintura, pues se ve sencilla e incluso ingenua, pero la fuerza y la tensión psicológica que desprende siempre inquietan al espectador. Tiene cuadros religiosos, irreverentes y tachados por muchos de obscenos, como el Cristo según Goya del 2010, y hay imágenes literarias descontextualizadas y traducidas al color y a la atmósfera del Caribe.

En definitiva estamos viendo el mejor Cestero, atrayente, cautivador y pegadizo. Pasea todos los días por la calle El Conde. Es habitual en “La Esquizofrenia” y da consejos a los pintores jóvenes o no tan jóvenes como Alejandro Alsina. Gólgota, diptico. 2x1 mts. detalle. Col. Casanova-aizpún Gólgota, diptico. 2×1 mts. detalle. Col. Casanova-Aizpún Gólgota, detalle. Diptico acrílica/tela 2 x 1 metros. Gólgota, detalle. Diptico acrílica/tela 2 x 1 metros. Fernando Ureña Rib comentó sobre este artista que “La pintura de José Cestero es parte de un juego intencionalmente irónico en el que se vislumbra de inmediato la suspicacia y lo ridículo de un mundo en el que predomina la hipocresía.”. Hay artistas que presagian grandeza desde la primera vez que exponen, pero que el Destino, o no se sabe qué, hace que su vida diaria sea difícil, incomprendida y a veces hasta menospreciada.

José Cestero es uno de ellos, su estilo de vida, algo parecido a lo que le pasó a Yoryi Morel, ayuda a crear mito y en eso se convertirá en poco tiempo, en el Cestero que todos dirán que conocieron y fueron amigos, y sobre todo en el Cestero parte de la realeza artística dominicana. Timbeque Timbeque. Col. Casanova-Aizpún Reconoce influencias de Vincent Van Gogh, de Diego Velázquez, de Francis Bacon, de José Luis Cuevas. Tiene personajes favoritos para sus figuraciones que van desde clásicos en la música, literatura a locos y poetas de la zona colonial: Bethoven, Mozaret, El Quijote, Frida Khalo y Diego Rivera, Juan Bosch, Stravinsky, Cantinflas, José Ramírez Conde, Danilo Lasossé, Calleja, Anamú, Molina Reyes, el Capitán Johnson, la ciega Marcela, Aridio Reyes. Frida Frida El Dr. Anamú El Dr. Anamú Tener un retrato hecho por Cestero es casi obligatorio para los asiduos de la vieja ciudad de Santo Domingo. Ha sabido ver, comprender y pintar lo que ha visto. Su arte no es delicado, ni exquisito, es amplio e irónico. - See more at: http://artelibre.diariolibre.com/?p=1262#sthash.g57d23QI.dpuf

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