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Contigo en la Distancia: Un homenaje al bolero y a José Antonio Méndez.
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Contigo en la Distancia: Un homenaje al bolero y a José Antonio Méndez. (Foto: Fuente externa)

Contigo en la Distancia: Un homenaje al bolero y a José Antonio Méndez

Por Redacción Diario Hispaniola
miércoles 25 de junio de 2025, 00:51h
El boletín del programa radial "Contigo en la Distancia" celebra el bolero y la música romántica, destacando a José Antonio Méndez, figura clave del filin cubano. El programa se transmite los domingos en República Dominicana y busca conectar emocionalmente con los oyentes a través de esta música significativa.

Con inmensa alegría compartimos una nueva emisión del boletín del programa radial Contigo en la Distancia, un lugar sonoro creado para el total disfrute del bolero y la canción romántica, que deseamos enriquecer a través de estas publicaciones. Como siempre, nuestra invitación es a dejarse seducir por esta música que tanto significado tiene en la memoria emocional de los latinoamericanos, un sentimiento musical al que el resto del mundo no pudo resistirse.

El programa Contigo en la Distancia es producido y conducido por quien suscribe, Evelyn Del Carmen. Se transmite todos los domingos, de diez de la mañana a doce del mediodía, a través de las frecuencias radiales en República Dominicana 102.9 FM (zona sur) y 95.1 FM (zona norte). Por internet, se escucha en la app Emisora Raíces (disponible en App Store y Google Play y en la página web emisoraraices.org.do.

Esta entrega del boletín está dedicada a una de las figuras más influyentes en la historia de la música romántica cubana: José Antonio Méndez.

El rey del sentimiento

En plena década de 1940, el bolero predomina en la escena musical cubana y latinoamericana. Una década más tarde, ritmos norteamericanos de moda comienzan a converger con la música romántica, influyendo en la manera de hacer boleros de jóvenes compositores que buscaban una mayor expresividad lírica y riqueza armónica en las melodías. En Cuba, la canción trovadoresca y el bolero se mezclan con elementos del jazz norteamericano, dando lugar a un movimiento musical que sería llamado feeling (sentimiento), concepto que pronto comenzó a ser conocido como filin, cuya grafía está aceptada por la Real Academia Española para designar específicamente dicha corriente musical.

A este movimiento pertenecieron los llamados “muchachos del filin”, que se reunían a tocar sus canciones acompañados de sus guitarras, a modo de descargas musicales, de forma espontánea e intimista -distinto a lo que sucedía con el bolero hasta el momento-. Entre esos muchachos estaba José Antonio Méndez, que sería uno de los principales exponentes del filin cubano.

Muchos autores que han escrito sobre música cubana coinciden en decir que hablar de José Antonio Méndez es hablar de filin. Y para los cubanos, este artista es un emblema de la sensibilidad musical y lírica en la música romántica.

A continuación, compartimos la transcripción de una conversación, corta pero muy valiosa, que hemos tenido con un cubano-dominicano, amante de los boleros y fiel seguidor del programa Contigo en la Distancia, que cada domingo nos regala su sintonía. Luis Felipe Rodríguez es gerente de Programas Culturales del Centro León. Residente desde hace más de tres décadas en la República Dominicana. Es sociólogo, docente universitario, gestor cultural y, sobre todo, melómano. Luis Felipe nos cuenta que tuvo el privilegio de vivir la música a través de su padre, un arquitecto que se movía entre su mesa de dibujo y el piano, que componía canciones y coleccionaba discos. De él le llega su afición por el bolero. Periódicamente, Luis Felipe publica en su perfil de Facebook (@luisfeliperodriguez) una especie de columna llamada ¿Quién no ha tenido en su vida un bolero?, y con emoción recuerda a Nietzsche en la frase “sin música la vida sería un error”. A lo que él agrega: “pero sin bolero, sería imposible”.

- Luis Felipe, gracias por regalarnos este tiempecito para compartir sobre esta leyenda cubana que es José Antonio Méndez. Cuentan que él mostró interés por la música desde muy joven y que sus inicios en el ambiente artístico se remontan a una participación suya en el programa radial La Corte Suprema del Arte, siendo apenas un niño.

- Gracias, Evelyn. Así es. En el año 1940, siendo un adolescente, con 13 años, tuvo el atrevimiento de presentarse en La Corte Suprema del Arte. Lo curioso es que lo hizo con un corrido, pues estaba muy de moda la música mexicana. Lo hizo con “Cocula”, en esos momentos un éxito en la voz de Jorge Negrete. Para entender la repercusión que tuvo esta presentación en su carrera, basta decir que la Corte Suprema del Arte fue un concurso de radio, muy popular en las décadas de los años 1930 y 1940, que sirvió para descubrir nuevos talentos musicales, entre ellos artistas como Olga Guillot, Celia Cruz, Elena Burke y otras figuras relevantes de la música cubana.

- También tuvo un contacto temprano con la música y con las letras, que lo entusiasmó. En una entrevista, llegó a mencionar que siendo adolescente iba a la escuela con la guitarra al hombro. ¿Cuándo comienza José Antonio Méndez a componer sus canciones?

- Según él mismo narró en una entrevista, su contacto inicial con la música se produce a través de trovadores de la vieja guardia, como Sindo Garay, Manuel Corona y Rosendo Ruiz Suárez. Tal vez, esa influencia lo llevó al estudio de la guitarra que realizó paralelamente a los de bachillerato. Posiblemente para esa época ya hiciera algunos pininos en la composición, pero lo cierto es que las primeras composiciones que se le reconocen son "Por mi ceguedad" y "Novia mía", de 1946. Al año siguiente, compuso "La gloria eres tú", uno de sus grandes éxitos, al que le siguieron "Tú mi adoración", "Soy tan feliz" y “Cemento, ladrillo y arena”, una guaracha que se hizo muy popular. Aunque el filin como movimiento comienza a expresarse con mayor definición sobre los años 50, ya estas primeras canciones de José Antonio Méndez son claros exponentes de lo que resultó ser este movimiento dentro del bolero. Sus letras, como suele suceder con las de otros exponentes del filin, se alejan de las historias de reproche y desengaño, para cantar los encantos del amor: Ese sentimiento / que suele poner / un temblor de dicha / en todo mi ser /… son versos de “Ese sentimiento que se llama amor”. O cantar la magia del enamoramiento: Eres mi bien lo que me tiene extasiado / ¿Por qué negar que estoy de ti enamorado?, en “La gloria eres tú”.

- Has mencionado el filin, un concepto completamente ligado a la figura de José Antonio Méndez. Cuentan que su casa era lugar de reunión de muchos artistas (también, las casas de otros músicos), y que de esas reuniones brotó el germen que hizo surgir ese movimiento musical, influido por el jazz y la música norteamericana.

- El filin surge a finales de la década de los 40 en casa de Tirso Díaz, seguidor de la trova tradicional y guitarrista, en el Callejón de Hamel, ubicado entre las calles Hospital y Espada. Digamos que allí se estableció el “cuartel general”, el “hogar materno” de algo que se fue gestando, no por casualidad, en la céntrica y populosa barriada de Cayo Hueso, donde por alguna razón nacieron o residieron, en diferentes épocas, músicos como Chano Pozo, Chapotín, Juan Formell, integrantes de Los Zafiros, Omara Portuondo, y los iniciadores del filin, como César Portillo de la Luz, Ñico Rojas, Elena Burke y Aida Diestro. A estos últimos se le integra José Antonio Méndez, que provenía de Los Pinos, también un barrio obrero del sur de La Habana. Desde el punto de vista musical, el filin es resultado de la confluencia de varias influencias musicales en la sensibilidad de este núcleo de jóvenes habaneros. Por un lado, la larga tradición de la canción popular, con especial énfasis en la trova tradicional y, por otro, una matriz que proviene del jazz, del blues y otros ritmos del momento, con su origen en los Estados Unidos. Desde el punto de vista literario, el filin se inserta en el movimiento de la poesía coloquial que se alejó del tema de los desamores, traiciones y abandonos, para hablar del amor como fuente de compromiso, deleite espiritual y esperanza. De esa combinación resulta esa manera particular de “decir” el bolero en el filin, que caracteriza a sus intérpretes. A eso, se añade el hecho de que sus canciones, como en general sucede con otros autores del movimiento, cuentan historias y vivencias personales que se sienten como propias para quien las escucha. En una entrevista de Rafael Lam, publicada en 2024 por Radio Cadena Habana, José Antonio Méndez revela las historias que motivaron algunas de sus canciones:

“Novia mía’ está dedicada a una enamorada que le prohibían relaciones conmigo. Después me enteré de que tuvo diez hijos, me hubiera vuelto loco”. ‘La gloria eres tú’ nace de aquellas leyendas del cielo, de la gloria, y como yo no había estado de visita en el cielo pensé que el verdadero cielo era la mujer en la tierra. ‘Si me comprendieras’ la hice para contentar a mi prieta, que le había pasado el pestillo a la puerta una noche que llegué tarde de una serenata. La canción nació así de fácil y mira qué cosas tiene la vida, tuvo un éxito casi increíble”.

- Sabemos que el filin viaja a México con José Antonio Méndez y César Portillo de la Luz, en un principio, y desde allí se expande a toda Latinoamérica. Tal como has dicho, el filin cambió por completo la manera de hacer boleros en todas partes, y Méndez fue un referente para otras generaciones de artistas, incluyendo los de la Nueva Trova Cubana.

- Habiendo ya debutado como profesional, en 1949, José Antonio Méndez viajó a México en 1950. Para entonces ya era bien conocido como compositor, pues Toña la Negra le había grabado ʺLa Gloria eres túʺ, y Pedro Infante había llevado la canción al cine en el filme Dos tipos de cuidado, interpretada junto a Jorge Negrete. Allí, contando con el apoyo de compatriotas como Benny Moré y Dámaso Pérez Prado, se introduce en el mundo de la música mexicana junto a Agustín Lara, Gonzalo Curiel, Vicente Garrido, Álvaro Carrillo. La sofisticación musical, la poesía y la introspección en sus letras impactó en el bolero latinoamericano en general y en el mexicano, en particular. La impronta del filin se siente en composiciones como “No me platiques más” (Vicente Garrido), “Soy lo prohibido” (Roberto Cantoral),” Cuando estoy contigo” (Armando Manzanero), por ejemplo. En Argentina, Chico Novarro es un buen ejemplo de la influencia del filin en el bolero latinoamericano. Basta citar “Cuenta conmigo” o “Algo contigo”. En Cuba, de manera muy especial, el filin transformó el bolero al añadirle un enfoque más expresivo, íntimo y poético, alejándose de la interpretación "cantada" del bolero tradicional y otorgándole mayor profundidad en la expresión vocal, armonías más complejas y una mayor libertad en la composición. Puede decirse que hizo del bolero un género musical más introspectivo, donde la interpretación y la composición se entrelazan en una búsqueda de la belleza y la emotividad.

- Es común escuchar a interpretes afirmar que cantar a José Antonio Méndez no es fácil por la complejidad de sus melodías, algo que obliga al artista a mantener una gran concentración técnica sin perder el sentimiento, el filin… Por otro lado, una de las características del filin es quitar relevancia a la potencia de la voz del cantante, dando mayor importancia a una interpretación más íntima y honesta.

- Así es. La interpretación juega un papel importante en el filin, donde el sentimiento es más importante que la voz. No hace falta una gran voz, solo sentimientos hondos y capacidad de comunicación, algo que a José Antonio Méndez -a quien llamaban El Ronco de Oro- le sobraba. Su capacidad de modular la voz le permitía llevar la canción por los caminos que su propia emotividad le indicara. Aunque alguien pudiera decir que su voz ronca lo limitaba, la realidad demuestra todo lo contrario. Su musicalidad singular, junto al hecho de que el filin es más que un género, le proporcionaron una sensibilidad especial para expresar esas facetas románticas de la vida que la hacen más emocionante y significativa.

José Antonio Méndez nació en el seno de una familia humilde, el 21 de junio de 1927, en el barrio Los Pinos de La Habana. Cautivado por la música, desde adolescente realizaba presentaciones como pasatiempo. Fue apodado “el King” y durante su carrera fundó varias agrupaciones (Loquibambia Swing, entre ellas) junto a compañeros “filineros” como Alberto Menéndez, Leonel Cepero, Oscar González, Omara Portuondo, Frank Emilio Flynn, Frank Domínguez y otros. Las injusticias que sufrió en la industria musical lo motivaron a tener un papel importante en la defensa de los derechos de autor de los compositores cubanos, cuando fue elegido presidente de la Sociedad Cubana de Autores Musicales, en 1967. Fue uno de los compositores más queridos del grupo que promovió el filin cubano. En su homenaje, la Casa de la Cultura de Los Pinos lleva su nombre. José Antonio Méndez falleció el 10 de junio de 1989, al ser atropellado por un vehículo en los alrededores del Hotel Saint John’s donde solía presentarse, once días antes de cumplir 62 años.

Además de los ya mencionados, otros temas de este grandioso compositor y cantante son: “Por nuestra cobardía”, “Mi mejor canción”, “Quiéreme y verás”, “Decídete mi amor”, “Ayer la vi llorar”, “Tú, mi amor divino y “Háblame de frente”.

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