Una celebración a los padres en la intimidad del hogar

Valentía, protección, disciplina, admiración son algunas palabras con las que el diccionario nos permite definir a los padres, a quienes este domingo 26 de julio, en República Dominicana les celebramos su día.

En su rol, los padres se han ido adaptando a los cambios de época. Y es que con el paso de los años, junto a las madres se han involucrado a las tareas del día a día, llevando a sus vástagos a la escuela, a la universidad, ayudándoles con sus deberes e inclusive preparándoles las comidas para que estén bien alimentados.

A la luz de la palabra

A su misión de proveedor y protector se agrega la salud emocional y espiritual de sus hijos. Por eso, ante esta situación que continúa generando muchas incertidumbres, a todos ellos y a nosotros, Dios nos dice en Mateo 6:26: “Fíjense en las aves del cielo: no siembran ni cosechan ni almacenan en graneros; sin embargo, el Padre celestial las alimenta. ¿No valen ustedes mucho más que ellas?”.

Celebración más íntima

Este año, debido a la aparición del coronavirus, su papel de padre amoroso se ha enfatizado más porque además han asumido el compromiso de aportar toda su sabiduría a la estabilidad emocional de su familia; ayudando a sus hijos en las labores de la escuela que ahora son virtuales; y a entender que este es un tiempo para permanecer en casa.

Por este motivo, el festejo se quedará en un plano más íntimo, es decir, en el calorcito del hogar. Así es que les sugerimos que disfruten un rico almuerzo o una cena hecha en casa o pedida a domicilio; y por supuesto, den gracias a Dios por todas las bendiciones recibidas.

Como muestra de amor a los progenitores, otra opción es dedicarles una celebración virtual con toda la familia a través de las plataformas digitales. También, pueden ver una película o escuchar canciones dedicadas a la paternidad.

No podemos terminar este escrito sin desearles muchos parabienes a todos los padres dominicanos y extranjeros -que a carta cabal-, cumplen con su misión de amar, educar, proteger y echar hacia adelante a sus hijos e hijas de sangre y a los que la vida generosamente les regaló.