Según el American Immigration Council, los migrantes tienen un 15.6 % más de probabilidades de tener horarios irregulares que los trabajadores nacidos en EEUU, cifra que asciende al 24.2 % en el caso de las mujeres inmigrantes. Este contexto, sumado al estrés y a los ritmos circadianos alterados, ha impulsado la búsqueda de soluciones naturales para mejorar la calidad del descanso.
Una de las más prometedoras proviene del bisglicinato de magnesio, una forma específica de este mineral que, de acuerdo con una investigación publicada en 2025 por Julius Schuster, Igor Cycelskij, Adrian Lopresti y Andreas Hahn, puede favorecer el sueño. El estudio, realizado con 155 adultos con insomnio, mostró que quienes recibieron una dosis diaria de magnesio y glicina experimentaron mejoras significativas en la conciliación del sueño y una reducción en los puntajes del Índice de Gravedad del Insomnio durante las primeras dos semanas.
Los investigadores explicaron que el magnesio contribuye a la producción de melatonina, hormona clave en la regulación del ciclo del sueño, y ayuda a disminuir el cortisol, la hormona del estrés. Por su parte, la glicina favorece la relajación y reduce la temperatura corporal, facilitando un descanso más profundo y reparador.
Aunque los efectos son modestos, este hallazgo abre una puerta esperanzadora para quienes buscan recuperar el descanso sin recurrir a medicamentos. En un mundo que no se detiene ni de noche, el magnesio podría convertirse en un aliado silencioso para dormir mejor y vivir con más equilibrio.lc