En esta época del año, cuando el calor del verano se intensifica, vuelvo a recordar las enseñanzas que aprendí cuando estudié medicina tradicional china. Una de las lecciones más poderosas que conservo es que el verano no es simplemente una estación climática, sino un tiempo profundamente conectado con nuestro corazón, tanto en lo físico como en lo energético.
Según la medicina china, el verano está regido por el elemento fuego, y el órgano que lo representa es precisamente el corazón. Esto no es solo una metáfora poética. El fuego del verano puede elevar la energía vital, pero también puede desequilibrarnos si no sabemos armonizarlo. No es casualidad que en esta temporada, aumenten los casos de infartos y crisis cardiovasculares.
El calor externo, combinado con una alimentación desordenada, una hidratación inadecuada y el estrés acumulado, puede convertirse en una tormenta perfecta para nuestra salud cardíaca. Por eso hoy quiero hablarles desde mi experiencia y mi corazón, literalmente, para recordarles que la prevención empieza por lo esencial: la nutrición, la hidratación y el descanso consciente.
Hidratación: agua mineral, no solo agua. En verano sudamos más, perdemos más minerales y nos deshidratamos sin darnos cuenta. Beber agua es vital, pero no cualquier agua. La medicina china y la medicina funcional coinciden en la importancia de reponer electrolitos y minerales que perdemos al transpirar. Por eso te recomiendo que no te limites al agua de la llave o embotellada sin contenido mineral.
Opta por agua mineral natural o agrega una pizca de sal marina sin refinar, unas gotas de limón o incluso un poco de agua de coco natural si estás muy expuesto al sol. Esto no solo te hidrata mejor, sino que fortalece tu corazón y regula tu energía. Nutrición: ligera, viva y con colores del verano. El verano no es para saturarnos con comidas pesadas.
Es la estación del yang máximo, del calor expansivo, y por eso necesitamos alimentos que refresquen, nutran y armonicen. Incluye en tu alimentación: Frutas frescas como sandía, melón, piña, cerezas, mango (en cantidades equilibradas). Verduras de estación: pepino, lechuga, espinaca, apio, berros (si son orgánicos mejor). Caldos claros y sopas calientes para mejorar la salud digestiva e inmunológica. Evita los excesos de azúcar y frituras, que estresan el corazón y el sistema digestivo, come grasa buena como aceite de coco, de oliva, aguacate, etc.
Tu corazón agradecerá una alimentación colorida, rica en enzimas y agua, con porciones moderadas y bien combinadas. El sol como medicina: 10 a 15 minutos de luz y vida Una de las cosas que más valoro es el sol como terapia natural. Solo 10 a 15 minutos de exposición diaria, preferiblemente en la mañana, pueden aumentar tus niveles de serotonina y regular tu ciclo circadiano, permitiéndote dormir mejor por las noches . Dormir bien no es un lujo, es una necesidad vital para el corazón.
El descanso profundo permite que tu sistema nervioso se regenere, que tus arterias se relajen y que la energía del corazón (Shen, en la medicina china) se asiente. Así que, si en este verano quieres mantenerte vital, conectado contigo mismo y lejos de emergencias cardíacas, recuerda tres cosas simples: Agua mineral diaria para no solo hidratarte, sino nutrirte.
Comidas ligeras, frescas y naturales que honren tu cuerpo y la estación. Sol consciente y descanso profundo, porque el fuego del verano también necesita equilibrio. Cuida tu corazón, no solo con pastillas o chequeos médicos, sino con cada decisión diaria que tomas. La salud, como el verano, es un regalo que se vive mejor cuando lo honramos con conciencia y amor propio. Con energía vital y gratitud, Bernabé Lagrule Coach de fitness y salud