Las palabras de apertura en esta actividad estuvieron a cargo del viceministro para las Comunidades Dominicanas en el Exterior, Carlos de la Mota, en representación del canciller Roberto Álvarez.
“Las alianzas, junto con el diálogo y la colaboración, resultan fundamentales para avanzar en la construcción de un país más productivo, inclusivo y sostenible”, indicó Carolina Cárdenas, representante residente del IFC para República Dominicana y Haití.
El programa incluyó una presentación por parte de Alexandria Valerio, representante residente del Banco Mundial en el país, y una sesión especial sobre el potencial de las asociaciones público-privadas (APP), las cuales son una forma de atraer capital privado y obtener la experiencia necesaria para desarrollar proyectos cruciales de infraestructura, crear empleos y responder a diversos desafíos sin comprometer el espacio fiscal de los gobiernos.
Según los datos del IFC, históricamente República Dominicana ha representado la cartera más grande de este organismo en el Caribe. Desde el año 2000, este ha invertido más de US$1,260 millones en el sector privado del país, con compromisos diversificados a lo ancho del tejido económico nacional, incluyendo en energía, turismo, transporte y el sector financiero.
En la actualidad, las prioridades del IFC en República Dominicana son promover la inclusión financiera y social, impulsar la productividad y promover la resiliencia del país para ayudar a mitigar los riesgos del cambio climático.
Acerca de IFC
La Corporación Financiera Internacional (IFC), organización que forma parte del Grupo Banco Mundial, es la principal institución internacional de desarrollo dedicada al sector privado de los mercados emergentes. Trabaja en más de 100 países y utiliza su capital, sus conocimientos especializados y su influencia para crear mercados y oportunidades en los países en desarrollo. En el ejercicio de 2023, IFC comprometió una cifra récord de USD43,700 millones para empresas privadas e instituciones financieras en los países en desarrollo, con la que se busca aprovechar la capacidad del sector privado para ayudar a poner fin a la pobreza extrema y promover la prosperidad compartida en un momento en que las economías abordan los impactos de las crisis simultáneas de alcance mundial.