El blackout, registrado pasado el mediodía, se originó por una avería repentina en una línea de transmisión de 169 megavatios proveniente de San Pedro de Macorís, lo que desencadenó una reacción en cadena que provocó la salida total de las plantas generadoras del Sistema Eléctrico Nacional Interconectado (SENI). Según confirmó Celso Marranzini, presidente del Consejo Unificado de las Empresas Distribuidoras de Electricidad, la red entró en “modo de protección” tras un desfase en la línea de alta tensión, dejando sin energía a amplias zonas del país.
Aunque la interrupción comenzó a normalizarse horas más tarde, la magnitud del evento —que afectó a la capital y a provincias como Santiago, San Cristóbal, La Vega y San Pedro de Macorís— reavivó la pregunta que muchos dominicanos se hacen desde hace décadas: ¿por qué el sistema sigue siendo tan frágil?
El último apagón general comparable ocurrió hace una década, en mayo de 2015, y se extendió por más de 24 horas. Desde entonces, se han invertido miles de millones en generación y transmisión, pero el sistema eléctrico sigue mostrando fallas estructurales: poca reserva de energía, dependencia de combustibles importados, escasa diversificación de fuentes y una débil coordinación entre generación, transmisión y distribución.
Lo ocurrido el martes 11 de noviembre evidencia que una sola falla puede desencadenar un colapso nacional, afectando sectores estratégicos como el transporte público, la seguridad ciudadana y los servicios hospitalarios. Aunque la OPRET activó su protocolo de emergencia y evacuó a los usuarios del Metro y el Teleférico sin incidentes, la paralización total de estos sistemas fue un recordatorio contundente de lo que está en juego.
Más allá de la avería puntual, este apagón deja al descubierto una verdad incómoda: la República Dominicana avanza en crecimiento económico y desarrollo turístico, pero su sistema eléctrico aún no está blindado ante crisis internas o fallas técnicas. Mientras las autoridades prometen investigar el origen de la falla, los dominicanos vuelven a mirar hacia el interruptor con desconfianza, temiendo que la oscuridad que creían del pasado vuelva a encender las alarmas del presente.lc