A pesar de la creciente concienciación, muchos países aún carecen de datos fiables y desglosados sobre el maltrato en lo centros de cuidado. La escasez de personal o la falta de formación adecuada siguen creando condiciones de alto riesgo para el maltrato y el abandono. Un estudio respaldado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) reveló que casi el 64 % del personal institucional admitió haber cometido actos de maltrato durante el año anterior, lo que pone de relieve la urgente necesidad de un cambio sistémico.
Bajo el lema "Abordar el maltrato a las personas mayores en centros de cuidados a largo plazo: a través de datos y acciones", la celebeación del Día Mundial de Toma de Conciencia del Abuso y Maltrato en la Vejez de este 2025, pone el foco en el cuidado de los mayores en estos centros. Aunque la mayoría de las personas mayores vive en comunidad, muchas residen en instituciones.
Con el envejecimiento de la población mundial y la creciente dependencia de la atención institucional, garantizar la seguridad y la dignidad de los residentes es más urgente que nunca.
La protección de nuestros ancianos
Entre 2019 y 2030, se prevé que el número de personas de 60 años o más aumente en un 38%, de mil millones a 1,4 mil millones, superando en número a la juventud a nivel mundial, y este crecimiento será especialmente mayor y más rápido en las regiones en vías de desarrollo, y requiere que se preste mayor atención a los desafíos específicos que afectan a las personas mayores, incluso en el campo de los derechos humanos.
El maltrato de las personas mayores es un problema social que existe en los países en desarrollo y desarrollados y, por lo general, no se notifica suficientemente en todo el mundo. Tan solo en unos pocos países desarrollados hay tasas de prevalencia o estimaciones, que se sitúan entre un 1% y un 10%. Aunque se desconoce la magnitud del maltrato de los ancianos, su importancia social y moral es indiscutible. Por este motivo, este problema requiere una respuesta mundial multifacética que se centre en la protección de los derechos de las personas de edad.
Las formas de definir, detectar y resolver el maltrato de las personas mayores tienen que enmarcarse en el contexto cultural y considerarse junto con los factores de riesgo que tienen una especificidad cultural. Por ejemplo, en algunas sociedades tradicionales se obliga a las viudas de edad a casarse de nuevo, mientras que en otras las mujeres mayores que viven solas son acusadas de practicar la brujería. Desde una perspectiva sanitaria y social, si los sectores de atención primaria de salud y los servicios sociales no están bien preparados para detectar y resolver el problema, el maltrato de los ancianos seguirá estando semioculto.