Las disrupciones tienen lugar después de que en las jornadas previas se cancelaran más de dos centenares de vuelos diarios, y se prevé que continúen hasta este lunes, cuando se planea reabrir la pista donde tuvo lugar el fatídico accidente, una vez se retiren los restos de los dos aviones que colisionaron allí.
El incidente se produjo el martes poco después de que un vuelo comercial de JAL aterrizara a las 17.47 hora local (9.47 GMT) en Haneda y chocara con una aeronave de la Guardia Costera nipona, lo que hizo que ambos se incendiaran, y terminó causando la muerte de cinco de los tripulantes del segundo avión.
A partir de las comunicaciones de control de vuelo publicadas por el Ministerio de Transporte nipón y de los primeros testimonios de ambos pilotos, se cree que el avión de la Guardia Costera malinterpretó las instrucciones a la hora de entrar en la pista.
Esta última aeronave habría entrado por error en la pista y sin que la torre de control tuviera constancia de su localización exacta cuando se produjo la colisión, que tuvo lugar en el momento exacto en que el avión de pasajeros tocaba tierra.
Las autoridades niponas están llevando a cabo asimismo entrevistas con los controladores aéreos para determinar las causas exactas del accidente.
Los 379 ocupantes del vuelo comercial lograron ser evacuados, aunque 14 de ellos resultaron heridos, mientras que de los seis del avión de los guardacostas, solo el capitán, que salió gravemente herido, logró salvar la vida.
La aeronave de la Guardia Costera se disponía a transportar comida y agua para los afectados por el fuerte terremoto que golpeó la costa occidental del centro de Japón el lunes y que ha dejado ya más de 120 muertos y más de 200 desaparecidos.