“Es un alivio para toda la Iglesia. Un alivio para toda la sociedad, para todos los que aman la vida y para todos los que defienden la vida”, dijo monseñor Max Leroy Mésidor, arzobispo de Puerto Príncipe, en un mensaje difundido a medios locales.
La sociedad de padres de Saint-Jaques agradeció por sus gestiones a los embajadores de Francia y Estados Unidos “por su aporte diplomático discreto y eficaz”, así como a todas las autoridades del país por su apoyo.
El grupo de diez personas, entre los que había religiosos y varios familiares, fue secuestrado el 11 de abril en Croix-des-Bouquets, a las afueras de Puerto Príncipe, por la banda armada 400 Mawozo, que lleva años sembrando el terror en esta región.
Las primeras liberaciones de rehenes se produjeron hace una semana, con la puesta en libertad de la madre del sacerdote haitiano Jean Anel Joseph y de otros tres religiosos. El secuestro precipitó la dimisión del primer ministro haitiano, Joseph Jouthe, quien dejó el cargo el pasado 15 de abril y fue sucedido por su hasta entonces canciller, Claude Joseph.
La Iglesia católica ha realizado varias jornadas de protesta en las últimas dos semanas y ha cerrado sus iglesias, colegios y universidades para exigir la liberación de los rehenes.
Desde finales de 2019, en Haití atraviesa una oleada de secuestros indiscriminados, que ha contribuido a agravar la inseguridad que vive el país, puesto que este tipo de delito se produce a diario, a cualquier hora del día y afecta a todo tipo de personas, ante la impotencia de las autoridades.