Por 93 años ha sido una actividad casi sagrada, la presentación a todo el mundo por TV de los reconocidos premios Oscar, donde la academia del cine de los Estados Unidos otorga galardones a los artistas, las películas y a la parte técnica que, durante el año, hicieron una labor digna de ser premiada.
Desde el 2020 la vida nos cambió a todos, trayendo consigo imprevistos y cambios obligatorios para poder continuar con el desarrollo del tiempo, como marca la evolución desde siempre. “No hagáis planes” cita Bíblica, una afirmación que es más que acertada para la situación y la manera en que hemos tenido que aprender a vivir para revivir la esperanza y permitir que no se rompa el círculo continuo que conforma el mundo y las actividades que, a fin de cuentas, son la vida misma.
Las plataformas streaming, las opciones como Netflix y otras más, propusieron cine independiente que merecía premios junto a actuaciones anecdóticas que permitieron a la estricta academia del cine norteamericano juzgar y valorar otros protagonistas, sin dejar de lado el extremismo, a veces excesivo, al premiar tanto películas, como intérpretes.
Antes, cuando éramos menos, ya todos conocíamos las películas y las actuaciones previamente, cosa que ahora, las nuevas generaciones nos llevan en ventajas y, tal parece que las historias de vida de las personas, se lleva por delante y por muchas millas, lo que antes se resumía y era suficiente en la calidad.
Hoy los parámetros son otros y vemos como la actriz de carácter casi mítico Glenn Glose cae vencida. Glose, nominada 7 veces, y nunca premiada por la Academia es nueva vez perdedora ante una artista de la tercera edad, coreana y completamente desconocida ahora en Norteamérica ahora en Norteamérica, la actriz Yuh - Jung Youn, nominada por Minaris. Con este ejemplo, vemos como se cumple el viejo refrán que cita “Peso mató a moriqueta” ante una sociedad.
La inclusión jugó un gran peso sobre el prestigio actoral en la mayoría de los galardones otorgados en una noche, ausente del lujo superfluo pero acogedoramente práctica y humana, con el hilo conductor de un afamado DJ que ambientaba musicalmente la otrora meca del cine, cual premonición de lo que nos espera, durante un buen tiempo, por aquello de que la vida no retorna, ante el equívoco imprevisto y la desgracia de perderla, por un descuido o, peor aún, ¡Por una imprudencia!
Como era de esperarse hubo una alfombra roja donde las pocas estrellas nominadas e invitadas a entregar hicieron el simulacro y los medios de comunicación cubrían a distancia perdiendo el miedo ante las ansiosas expectativas de noticias y flashes para inmortalizar a las estrellas que escogieron el blanco, como el tono fetiche de la noche.
Andra Day llegó en un Vera Wang de líneas sensuales y muy favorecedor. En cambio, su contrincante, Carey Mulligan brilló con amplia falda y corpiño tipo top que se robó todas las cámaras.
De igual forma Angela Basset, en el solemne y triste momento de recordar a los que partieron a otro plano, llevo de manera impactante un modelo rojo, en tafetán con amplias mangas, hombros descubiertos, simulando un impresionante lazo capa que nos evocó por igual la infinita elegancia de Valentino.
Otra de las sorpresas de la noche, en especial para quienes no somos fanáticos ni seguidores de títulos peliculeros, fue la asiática Chloe Zhao, con un look naif de dos trenzas, como una pastora de ovejas y en zapatos tenis, traje de mangas dolman, falda suelta en color gris claro, que a veces nos daba la idea de que no se había vestido para la ocasión pero así de impredecible está el mundo, cuál causas y consecuencias de una exagerada atención al libre albedrío y a la esencia humana como tal . La actriz fue ganadora de 3tres de los grandes galardones de la noche y en lo adelante, hemos de seguir muy de cerca su evolución con la certeza de que ¡Dará mucho de qué hablar!
Otra que apostó por el rojo fue Amanda Seifred , ubicada de manera estratégica , en una mesa frente a las cámaras , con escote profundo y suntuosa falda , descalificando el postulado del minimalismo : MENOS ES MÁS , cosa que no siempre se cumple .
Frances McDormand alcanzó ya el nivel de diva con tres premios Óscar, pero divorciada completamente de estilo y elegancia en una actitud desafiante frente a una sociedad en la que ser auténtico marca parámetros que diferencian y te colocan en otra dimensión. McDormand, vestida rigurosamente de negro y con escote cerrado en túnica de amplias mangas, recogió dos importantes galardones, dejando por sentado que aún en la banalidad, la rigidez también ocupa un lugar de estilo y personalidad.
Los Caballeros también tuvieron su noche, en especial Sir Anthony Hopkins, ganador del premio al mejor actor, premiado nueva vez, ausente esta vez en la gala, pero agradeció virtualmente vestido de smoking negro.
Algunos optaron por tonos metálicos como el bronce y combinaciones audaces muy modernas y con óptimos resultados.
Nos quedamos con las ganas de ver ganar a Laura Pausini, pero ya habrá otras ocasiones para su connotado talento musical.
De algo estamos plenamente convencidos: no será fácil acostumbrarnos al distanciamiento, a vivir con ausencias, con menos espontaneidad y con el miedo a un contagio que acecha y no discrimina, que no es selectivo y, a veces, deja ¡sabor amargo para siempre!
La Academia de Hollywood cumplió nueva vez, en su 93 edición, sin invertir en una gran producciòn , pero sin dejar de ser inolvidable , sin cuidar el ritmo de unas casi 3 horas , que nos mantuvo con curiosidad , aunque con una histórica BAJADA EN EL RATING Y LA AUDIENCIA , mientras tratamos de alcanzar con nuestros corazones , el cielo de ilusiones , allá , donde brillan las ESTRELLAS de la gran pantalla !!!