Dos notas breves de despedida

Confieso que me resisto a escribir en estos tiempos sobre los muertos.

Son tantos, que la angustia podría no ser bien manejada por nuestra siempre complicada psiquis.

Empero, hay dos que en mis laberintos interiores he encontrado una tremenda resistencia para dejar de citarlos:

1. Iván Tovar. Profesión: genio del arte. En una ocasión, estando en Paris con un grupo de intelectuales, artistas y críticos parisinos, alguien me preguntó si era de la tierra de Iván y si lo conocía. Al contestar afirmativamente las dos preguntas, la persona (delante de un paquete de personas) me abrazó emocionado. Iván era uno de los muy grandes artistas plásticos del mundo.

2. Luís Sepúlveda, extraordinario y comprometido escritor chileno. Autor de varias obras geniales. Por supuesto que la más recordada y aplaudida es "Un viejo que leía novelas de amor". Lo conocí en una Feria Internacional del Libro. Me lo presentó José Rafael Lantigua. Recuerdo que nos contó algo gracioso y genial: ocurre que, en cierta ocasión, pidió por teléfono a un colega mexicano (con el cual nunca había hablado) que le prestara un personaje de una novela suya para utilizarlo en otra novela. El mexicano le dijo que si, pero que no podía "matarlo" porque él pensaba hacerlo en otra obra. ¡Fantástico!
Los despido a ambos con aplausos eternos. Ya nos encontraremos luego.