EFE | Lunes 01 de julio de 2013
Joseph
Blatter, presidente de la FIFA, recordó que en 2007, cuando le fue atribuida a
Brasil la organización del Mundial, "todo era fiesta y apoyo en el
país". Sin embargo, la Copa Confederaciones ha quedado marcada por las
protestas de los brasileños, que entre otras muchas cosas también reclaman por
el alto gasto público en los torneos de la FIFA.
El
presidente de la FIFA, Joseph Blatter, confesó en una entrevista que publicó
ayer la agencia LanceNet que "no entiende" por qué Brasil, la sexta
economía del mundo, se atrasó tanto con las obras para la Copa Confederaciones.
"Comencemos desde el punto de vista de la infraestructura y toda la
logística urbana para ir a los estadios, que debe ser hecha por las ciudades
sede y los Gobiernos" porque eso "es parte del legado" de la
Confederaciones y del Mundial, que se celebrará en 2014, dijo el directivo de
la FIFA.
El precio y la pésima calidad del transporte público, que pese a las
promesas oficiales no mejoró en las ciudades sedes de la Copa Confederaciones,
fue el principal detonante de las protestas que han sacudido al país en las
últimas tres semanas, en coincidencia con la celebración del torneo. "En
un país que todavía es identificado como la sexta economía del mundo puedo
entender ahora toda esa reacción y protestas", dijo Blatter.
"Lo que
no puedo entender es por qué, entre 2007 y 2013, nada fue hecho" en
materia de las infraestructuras, "que quedarían para la población del
país", apuntó. Sobre los estadios, cuyos costes en algunos casos han
superado los 1.500 millones de reales (unos 680 millones de dólares), explicó
que la FIFA "nunca pidió que fueran una obra de arte".
Blatter
también criticó la propuesta brasileña, aceptada por la FIFA, de que el Mundial
de 2014 tenga doce ciudades como subsedes, y aseguró que "no fue una
decisión" de la entidad. Dijo que fue un asunto "definitivamente
político, pues todas las regiones (de Brasil) querían ser consideradas" y
acoger alguno de los partidos del Mundial.
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