Quién hubiera sido capaz de prever la nueva relación entre el presidente Barack Obama y el presidente electo Donald Trump. Meses atrás intercambiaban insultos. Ahora hablan por teléfono e intercambian elogios. Se diría que el ingreso a uno de los clubes más exclusivos del mundo, el de los presidentes de Estados Unidos, afecta decisivamente la personalidad.
Washington D.C.- El miércoles, Trump habló de dejar atrás el pasado. “He tenido la oportunidad de conocer al presidente Obama. Realmente, lo estimo”, dijo al programa “Today” después que la revista Time anunció que era su Persona del Año.
“En lo que a mí respecta, no puedo hablar por él, creo que tenemos buena química. Conversamos”. “Ama el país”, prosiguió Trump. “Quiere lo mejor para el país, y les diré que evidentemente discrepamos sobre ciertas políticas y ciertas cosas, pero la verdad es que realmente me gusta como presidente”.
Obama no se ha mostrado tan efusivo con respecto a Trump desde la jornada electoral del 8 de noviembre. Pero ha exhortado reiteradamente a la opinión pública y los gobernantes mundiales de mantener una actitud de “espera y verás”. Su argumento es que hacer campaña no es lo mismo que gobernar y que las realidades del cargo obligarán a Trump a cambiar su manera de pensar sobre ciertas cosas.