El pontífice estadounidense ha optado por recuperar la magnificencia de las vestiduras litúrgicas, alejándose de la austeridad visual que caracterizó a su predecesor, el papa Francisco. Su aparición el pasado 8 de mayo en la logia de San Pedro, con una muceta de satén rojo y una estola bordada en oro, fue interpretada como un manifiesto estilístico.
Para Vogue, León XIV no solo viste, sino que comunica. Su retorno al ornamento representa la preservación de un legado en el que la caridad y el simbolismo religioso se revisten de la mejor sastrería romana.
En el mismo listado figuran íconos de la cultura pop como Rosalía, Rihanna y Bad Bunny, lo que subraya la relevancia cultural de la inclusión del Papa en un espacio dominado por celebridades contemporáneas. Detrás de esta nueva imagen se encuentran la histórica sastrería Gammarelli y el diseñador Filippo Sorcinelli, quienes han devuelto a la Iglesia un aura de magnificencia que, según críticos, “hacía falta” para reforzar la dimensión simbólica de lo divino.lc