Santo Domingo.- Las Américas están viviendo una revolución legislativa en materia de juego, ya que los gobiernos desde el norte hasta el cono sur han entendido que el mundo de las apuestas online se ha expandido a pasos agigantados y que las regulaciones existentes se han quedado cortas.
Las autoridades del país caribeño están analizando una nueva ley para regular los juegos de casinos, bancas de lotería y plataformas digitales. El propósito es actualizar un sistema que se ha vuelto obsoleto ante la realidad tecnológica actual.
El gobierno quiere regular el mercado para garantizar que la recaudación de impuestos sea proporcional al dinero en circulación. Además, hay una intención de defender al consumidor ante fraudes y eliminar los negocios ilegales que operan sin control estatal.
El endurecimiento de las normas en América se debe a varias razones, pero probablemente el principal de ellos se deba al auge del juego online, el cual ha abierto la puerta a operadores internacionales que prestan sus servicios sin establecerse físicamente en los países, dificultando con ello la fiscalización.
A ello hay que añadir los riesgos sociales que implican, como la ludopatía o el lavado de dinero, y, por supuesto, es innegable señalar que el interés estatal por recaudar impuestos también es un factor que influye, pues los gobiernos quieren su tajada.
También la competencia desleal tiene en alerta a las empresas formales, que exigen normas para competir en igualdad de condiciones con el mercado negro.
Chile se ha transformado en un referente en la discusión sudamericana. El país lleva años debatiendo cómo regularizar esta práctica en la economía formal con un proyecto de ley sólido. El debate es cómo generar un marco normativo que proteja al usuario y que dé herramientas de control al Estado.
En mercados regulados, los operadores pueden dar incentivos bajo reglas de transparencia. Por ejemplo, dar con una casa de apuestas con bono de bienvenida solo se vuelve una apuesta segura para el jugador en el momento en que haya una base legal que asegure que se va a cumplir con ese ofrecimiento. Chile aspira a madurar a tal punto que las ofertas sean fidedignas y reguladas.
Los nuevos marcos normativos buscan objetivos que van más allá de la recaudación, debido a que la prioridad de la formalización del sector lo que realmente busca es disminuir el espacio del juego ilegal.
Básicamente, la intención de las nuevas regulaciones es crear un sistema de licencias mucho más estricto, que contenga tarifas impositivas justas. Y por supuesto, se busca garantizar que este medio de entretenimiento sea eso, una forma de entretenerse. Por lo tanto, los mecanismos de juego responsables deben estar incrustados en la experiencia para así evitar conductas adictivas.
Todos los involucrados en la experiencia de los juegos de azar se verán afectados de alguna manera. Por un lado tenemos a los operadores, que si bien afrontarán más gastos y controles, al mismo tiempo tendrán legitimidad y estabilidad bancaria. Por otro lado, para los usuarios, el mundo será mucho más seguro: contarán con plataformas que responden ante las autoridades locales y dan garantías sobre sus fondos.
Esto último disminuirá el campo para estafas y hará que desaparezcan poco a poco las páginas que no logren alcanzar los estándares requeridos.
Las tácticas de marketing también cambiarán bajo estas nuevas leyes. Si bien las promociones y bonos no van a desaparecer, van a estar bajo la lupa, por lo que se verá con mucha menos frecuencia la publicidad abusiva dirigida a colectivos vulnerables.
La conexión entre el apostador y la plataforma se basará más en la confianza y la transparencia que en las promesas exageradas, creando así un ecosistema sostenible en el tiempo.lc