Desde su llegada en 2011, Rousteing convirtió a Balmain en un referente de audacia, inclusión y sofisticación. Su visión fusionó el lujo clásico con una estética contemporánea, elevando la marca a nuevos niveles de popularidad global.
Durante su gestión, Balmain se posicionó como símbolo de empoderamiento, diversidad y conexión con las nuevas generaciones.
Matteo Sgarbossa, director ejecutivo de Balmain, destacó que Rousteing “dejará una marca indeleble en la historia de la moda”.
Rachid Mohamed Rachid, presidente de Mayhoola (propietaria de Balmain), agregó que el diseñador “no solo ha redefinido los límites de la moda, sino que también ha inspirado a una generación”.
La firma adelantó que anunciará “una nueva organización creativa a su debido tiempo”, sin revelar aún quién será el sucesor de Rousteing. Por su parte, el diseñador se despidió con un mensaje emotivo en sus redes: “Como toda historia, esta también tiene un final”.lc