A continuación, cuatro creencias populares que las especialistas desmienten con evidencia científica y experiencia clínica.
Mito 1: El agua fría da más brillo al cabello
Aunque muchas personas se someten a duchas heladas con la esperanza de obtener un cabello más brillante, la tricóloga Eva Proudman afirma que no hay ningún beneficio real en ello.
“No hay necesidad de lavarse el cabello con agua helada, ya que no hace nada”, explica. “Lo más importante es cómo lo proteges del calor, los químicos y el entorno”.
Eso sí, advierte que el agua excesivamente caliente puede deshidratar el cabello y dañar el cuero cabelludo, tal como ocurre con la piel.
Mito 2: Los productos reparan el cabello dañado
Las puntas abiertas no tienen solución cosmética. Proudman compara una punta dividida con una media de malla rota: no hay forma de revertir el daño. Walker añade que los productos actúan como “pegamento temporal”, mejorando la apariencia pero sin reparar la estructura interna.
“La única solución real es cortar el cabello”, señala Walker. Además, ambas expertas coinciden en que ningún producto puede acelerar el crecimiento capilar. Si lo promete, miente.
Mito 3: El cabello se limpia solo
La idea de que el cabello puede “autolimpiarse” es falsa y potencialmente dañina. Proudman recuerda que el cuero cabelludo tiene unas 180.000 glándulas sebáceas que acumulan residuos si no se lavan con frecuencia.
“No lavarse el cabello puede causar mal olor, caspa y proliferación de hongos”, advierte Walker. La recomendación general es lavar el cabello cada dos días si es muy graso o se usan muchos productos. Para cabellos secos, se sugiere optar por champús sin sulfatos.
Mito 4: El champú seco sustituye al lavado
Aunque es útil como solución rápida, el champú seco no reemplaza el lavado tradicional. Proudman indica que solo debe usarse una vez entre lavados, ya que su acumulación puede provocar picazón y descamación.
“El aceite natural del cuero cabelludo se absorbe en el champú seco, y las levaduras se alimentan de esa acumulación”, explica. Su consejo final: cuidar el cuero cabelludo como se cuida el rostro, con higiene regular y productos adecuados.lc