Los vestidos se consolidan como la prenda esencial del verano. Desde los diseños largos y sofisticados de Zimmermann, hasta las versiones minimalistas y deportivas de Lacoste, el vestido se reinventa como símbolo de versatilidad y estilo. La venezolana Nabel Martins apuesta por los largos en rojo intenso, destacando el poder del color en piezas de alto impacto.
La flora inspira gran parte de los estampados que veremos en 2026, con motivos botánicos dominando las pasarelas. También resurgen las rayas gruesas, los cuadros y los rombos, como en las propuestas de Paula Cánovas del Vas, Issey Miyake y Chanel bajo la dirección de Matthieu Blazy. La mezcla sin reglas define esta tendencia.
El cuero se transforma en protagonista de la temporada, con Loewe liderando la innovación en formas y texturas. La firma española lo presenta como una “armadura blanda”, mientras que Zimmermann y Longchamp lo incorporan en chaquetas y abrigos que combinan estructura y fluidez.
La paleta cromática del verano 2026 es una celebración de contrastes. El negro y el blanco siguen siendo clásicos infalibles, pero se suman tonos pastel, metálicos y vibrantes como el rosa, naranja, amarillo y rojo. Elie Saab apuesta por los tonos arena y pitón claro, mientras Pierre Cardin cierra con una explosión de color retrofuturista.
Los complementos se diversifican con propuestas que van desde zapatos planos hasta tacones clásicos, incluyendo modelos abiertos y materiales tecnológicos como el poliuretano. Roger Vivier celebra los 60 años del icónico Belle Vivier con hebilla grande, y Loewe revive el bolso Amazona con una sola asa. Chanel, por su parte, destaca los bolsos de mano como pieza clave. Estas tendencias no solo definen el estilo del próximo verano, sino que reflejan una moda más libre, diversa y conectada con la expresión personal. París vuelve a marcar el ritmo, y el verano 2026 promete ser una pasarela de creatividad sin límites.lc