Aunque la República Dominicana ha avanzado en la implementación de fuentes de energía renovable, alcanzando una capacidad de generación de 1,396 MW a través de fuentes renovables como solar, eólica y biomasa , la infraestructura eléctrica aún enfrenta desafíos significativos. La falta de inversión en mantenimiento y expansión de la red eléctrica, junto con la dependencia de fuentes fósiles y la insuficiente capacidad de almacenamiento de energía, contribuyen a la inestabilidad del suministro.
La situación ha generado un creciente malestar entre la población, que enfrenta cortes de energía que afectan la vida cotidiana, la productividad y el bienestar general. Sectores como la industria, el comercio y los hogares se ven especialmente impactados por la falta de un servicio eléctrico confiable.
Ante este panorama, es imperativo que el gobierno y las autoridades del sector eléctrico implementen medidas urgentes para mejorar la infraestructura, diversificar las fuentes de energía y garantizar un suministro eléctrico estable y sostenible. La transición hacia una matriz energética más limpia y eficiente es esencial para enfrentar los desafíos actuales y futuros.
La crisis energética no solo representa un obstáculo para el desarrollo económico y social del país, sino también una oportunidad para repensar y rediseñar el sistema eléctrico nacional. Con una planificación adecuada, inversión en infraestructura y compromiso con la sostenibilidad, República Dominicana puede superar esta crisis y avanzar hacia un futuro energético más seguro y resiliente.
Es hora de que el país tome decisiones estratégicas que no solo resuelvan los problemas inmediatos, sino que también senten las bases para un sistema energético que responda a las necesidades del presente y del futuro.