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Las guerras de Putin
Las guerras de Putin (Foto: Alfonso M. Becker)

Las guerras de Vladímir Putin…

Por Alfonso M. Becker
jueves 03 de marzo de 2022, 04:37h
Si hay algo que caracteriza las actuaciones militares del presidente ruso, la ambición debería ser la insignia principal de sus atrevimientos bélicos; su estilo y su forma de emprender no solo son propias de un gran jugador geopolítico sino que muestra una auténtica excelencia en los movimientos iniciales del tablero en disputa.
Dicho esto, podemos dar algunos ejemplos… Aunque la primera Guerra de Chechenia estuvo al mando de Borís Yeltsin, pueden imaginar los lectores el impacto emocional que causó en los oficiales de la inteligencia soviética, ya que Rusia no solo perdió la guerra sino que salió corriendo con el rabo entre las piernas, y echando leches…

Todo eso estaba en los medios informativos que llegaban a los ojos de un oficial del KGB como Vladímir Putin; y durante todo su mandato ha contemplado el aumento de los grupos nazis en Alemania y de un cierto tipo de neo-fascismo antisemita en la burocracia de Bruselas que, en realidad son el resultado de la política socialdemócrata en Washington y el socialismo periférico de toda Europa Occidental.

Se esperaba de Vladímir Putin que frenara la nefasta influencia de U.S.A. en la Unión Europea con una buena estrategia comercial, y lo consiguió con habilidades extraordinarias en lo económico y en lo cultural; siendo su éxito principal las multimillonarias ventas de gas y petroleo a los ricos mercados europeos y en una sorprendente China que se colocaba como primera potencia económica.

Lo que no sabía Putin ni sus asesores es que Bruselas, bajo la poderosa influencia de Alemania, es capaz de vender a cualquier socio por un plato de lentejas. Berlín recogía miles de millones de euros negociando con Rusia y jugaba, claramente, a dos bandas pues el antiguo protectorado americano lo tenía difícil para abandonar a Washington abiertamente, que era ese su deseo.

Ante este panorama, el Kremlin lo tenía muy claro, con un Washington de clase dominante despiadada, con familias corruptas y mafiosas en perfecto estado de putrefacción cultural, solo tienes que sumarle una deuda estratosférica y una desintegración absoluta de sus fuerzas armadas que han sido noticia en primera plana mundial.

Respecto a su gran aliado, la Unión Europea, un gigantesco engendro burocrático de antisemitas perversos cuya política exterior era alinearse con dictaduras caribeñas y sudamericanas con programa de nacionalsocialismo tardío; los neonazis de la socialdemocracia que le faltaban al presidente ruso para embellecer su narrativa contra Occidente.

En este estado de cosas, Vladímir Putin, con los riñones cubiertos de dinero efectivo chino, podría comenzar su gran aventura de reconstruir el imperio soviético que los americanos y europeos le robaron tras el colapso de la URSS.

La posibilidad real de financiar su operaciones bélicas era un hecho, podía perfectamente reírse de todos porque tenía a su favor una carencia histórica sorprendente y alarmante de testosterona no solo en el Pentágono, sino en toda la sociedad estadounidense que, por arte de magia, exportó la cultura woke a Bruselas; una herramienta indispensable de dominio político utilizada por el nacional-socialismo emergente en todo el mundo.

El presidente ruso tenía el campo libre no solo para ocupar, a cualquier precio, Ucrania, sino que, por mano del demonio, podría ampliar su tablero militar con el apoyo de socios chinos y países musulmanes. Los países Bálticos están a un tiro de piedra…

No se escandalice nadie si opta, quizás, por reclamar toda la Europa del Este…

Israel y Rusia son socios importantes que conocen la historia y han sufrido el nacionalsocialismo alemán… No se extrañen que a partir de ahora sea toda la Unión Europea la que reciba el “justo” castigo que los vuelcos de la historia le depara a los que ni siquiera pudieron mantener en pie un imperio económico europeo con sus experimentos demográficos aberrantes, sus mentiras y su maquiavélica política exterior dirigida por un nefasto, incompetente e ignorante brujo del socialismo: Josep Borrell.

Israel está en una situación geopolítica delicada, el socio estadounidense cercano está en decadencia y ha perdido su “sitio” en Oriente Medio; y Rusia ha sido muy amable mirando para otra parte cuando Jerusalem ajusta las cuentas a los terrorista mahometanos que le rodean.

Esto significa, de alguna manera, que el único estadista inteligente en todo este jaleo era el inquilino del Kremlin. El presidente ruso sabe que Moscú y Beijing son ahora los centros de poder, los que reparten el bacalao, y también sabe que Washington solo gobierna Sodoma y Gomorra… Entonces, Vladímir Putin lo tiene muy fácil; puede aspirar a más territorio y lo conquistará.

Un grave problema adicional se ha creado la exquisita élite la Unión Europea: sus ignorantes burócratas no son apreciados en ningún país europeo; esto es así, y es de esperar, pues, que varios países se planteen por su cuenta entablar relaciones “especiales” con Rusia y China, pues todos han comprobado que el Brexit liberó totalmente a un Reino Unido asqueado de tanto subnormal en Bruselas.

Si los lectores observan y comprenden la invasión de Ucrania, se trata de una guerra que divide al planeta en defensores de la democracia y partidarios de las autocracia y sobre todo fanáticos del dictador; un territorio político que deja muy poco espacio a la neutralidad…

Es normal que ocurra porque solo una mente maligna y perversa puede permanecer indiferente ante el sufrimiento de toda una nación y un pueblo ucraniano que se convertirán en esclavos; como esclavos son los cubanos, los venezolanos y otros tantos del continente americano.

Esto no tiene otro final que la tragedia, Vladímir Putin es fuerte y se siente con las espaldas cubiertas por China; es por eso que puede aspirar a más; el Kremlin ha podido comprobar que la OTAN es una reliquia del pasado y que toda la mierda que se despacha en Bruselas son encierros, vacunas, máscaras, majaderos poli-amorosos con una nueva religión de género y charlatanes de opereta en su apoteósico parlamento.

La cleptocracia es ahora la religión socialdemócrata. El robo masivo del Tesoro Público para dar de comer a tanto parásito se ha desplegado y lo hacen sin reparo y con un desprecio absoluto por los ciudadanos. Eso ocurre en la Unión Europea que un día fue respetable y judeocristiana.

Y eso es malo para una Europa repleta ahora de antisemitas y de payasos de la política que están convencidos que de su trasero o su clítoris son el centro del universo y merece atenciones de género…

Los incompetentes burócratas de Bruselas ni siquiera han reaccionado a una potencia “media” como Rusia... Algunos hombres gritaron como locas.

Así que pueden imaginar que harán cuando un millón de tanques chinos y rusos se dirijan hacia el Canal de la Mancha.

Alfonso M. Becker © copyright (Todos los derechos reservados)
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