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Más fuertes que el olvido

Por Jose A. Silié Ruiz
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joseasilieruizhotmailcom/14/14/22
domingo 24 de enero de 2021, 08:13h
La joven psicóloga Jeanne Marion-Landais, al finalizar el pasado año nos invitó a la puesta en circulación de su obra “Más fuerte que el olvido”, que es en verdad una expresión de amor filial hacia su abuelito, pues él padeció la enfermedad de la memoria, el temido Alzhéimer.

Fue el primer libro leído por mí este año, la lectura iniciada en una agradable frescura entre montañas, de un enero muy “friíto” en Jarabacoa degustando abrigado mi té preferido el Earl Grey, lectura que hice de un tirón. Ella logra mostrarnos un caleidoscopio muy bien hilvanado. En la obra, se confirma aquello de que para usted ser psicológicamente saludable en la vida adulta, es necesario haber tenido temprano conexiones significativas con personas emocionalmente sanas y haber sentido la verdadera felicidad.

Lo que caracteriza a las emociones positivas, es decir aquellas que brindan: alegría, esperanza, fe, amor, admiración, gratitud, esas sensaciones sólo se pueden sentir luego si se han tenido vínculos y vivencias tempranas apropiadas, esas que se establecen desde los primeros años de vida, en el seno de familias adecuadamente cimentadas y amorosas.

La obra fue prologada por la perspicaz Gerontóloga, Silvia Montes Jorge. Al dar apertura del acto, el director de la Biblioteca Nacional y gran amigo, doctor Diómedes Núñez Polanco, lo que me resultó muy grato, nos recitó la poesía escrita por él al despedir de este lecho terrenal a su abuelo, pues en verdad se trataba esa noche de un emotivo homenaje a los abuelos: “¿A dónde vas, abuelo, ahora que el arroyo se enreda en el canto del gallo, que se oculta en el pudor del día?/ ¿ A dónde vas con ese prontuario de montañas, hacia la lámpara de una estrella?/¿ Qué ruta tan lejana te trazaron los dioses?/ ¿Qué memoria bebiste en el desierto?/¿Cómo alumbraste de recuerdos la noche? Nunca fuiste a la guerra, más, eres la batalla y su concierto de metales.

El vecindario creció sobre tu frente, el cundeamor también./ ¿De qué escondida estirpe de astros, regresaste?/ En convite, vendrás a cosechar sol y galaxias. / ¿De dónde tomaste el rastro de estos memoriales?/ ¿Quién sustrajo tus rayos para cruzar el mar, quien amamantó de centellas las soledades?…” Esta fina prosa habla de su inteligencia, y es que, como sabemos, el Profesor Juan Bosch no tenía a su lado a personas de pocas luces.

El filosofo David Álvarez Martín, en la presentación de la obra escribe algo que al leerlo esa temprana mañana, de principio del año en mi soledad frente a la montaña entre cambiantes nimbos muy blancos que me avecinaban al “cielo”, me hizo reflexionar profundamente, señala: “Los abuelos -y hablo por mi experiencia de 8 meses con mi primer nieta Sofía del Pilar- son el eslabón entre el pasado más remoto y un punto de referencia amoroso más allá de los padres.

La “abuelidad” – si tal palabra es legítima- es un proceso que enriquece mutuamente a los abuelos, los padres y los nietos, abrazando a todos en un vínculo que agranda la familia y constituye un sólido nido para el amor nutricio de todos los participantes”. Es verdad, yo también disfruto de esa gratísima “abuelidad” con mi nieta Nicole Marie.

Viendo pasar las danzarinas nubes entre la intrusa neblina sentí gran nostalgia, recordé a mis dos queridos abuelos, los evoqué, nuevamente les di vida. Uno de penetrantes ojos verdes y hablar cervantino, don Jesús María Ruiz Cabrera; el otro diferente, de canela piel don Fermín Silié Lugo, el muy inteligente maestro. Me remonté a mí infancia muy feliz junto a ellos. Ambos hombres eran medularmente honorables y me enseñaron que: el apego, la dignidad, la decencia como norma de vida, no se pueden luego vivir, si usted no ha tenido ligaduras y patrones previos forjados en conductas ejemplarizantes de su prosapia.

Esta obra la recomiendo, con su lectura se rememoran muy gratas emociones, nostalgias y vivencias de la temprana edad, preciados tesoros que uno almacena en un rincón del alma y que adquieren cada vez más valor sentimental a medida que pasan los años. Congratulaciones a la autora, dicha puesta en circulación fue una reunión de amigos talentosos todos.

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