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No lo entierren, no ha muerto todavía.
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No lo entierren, no ha muerto todavía. (Foto: Alfonso M. Becker)

No lo entierren, no ha muerto todavía...

Por Alfonso M. Becker
domingo 08 de noviembre de 2020, 18:54h
«… Cuando entre los indoctos se tratan filosóficamente grandes cuestiones, calla y escucha atento sus razones; porque es muy peligroso derramar de repente todo lo que sabes entre ignorantes cuando los discursos son demasiado graves...» Quevedo
Muy poca gente acierta a comprender que los más despreciables oligarcas los han llevado, poco a poco, a la boca del lobo, y que Donald Trump es la última oportunidad de escapar del redil de dóciles ovejas conducido hacia el abismo de la miseria.

Es la maldad que manifiestan las élites cuando alcanzan la condición de mafias del crimen organizado; se manifiesta con el despliegue de una panoplia de actuaciones criminales encubiertas, con absoluto deprecio por las libertades civiles, por la democracia, y por la libre expresión de las ideas.

Es la secreta ambición de poder de los multimillonarios del momento que ignoran por completo las “ridículas” trabas de la democracia y la intervención del Estado en su estrafalario afán de entorpecer los mercados; dejando que la chusma aspire a libertades civiles, o la escandalosa “libre expresión de la idea.

No se trata, como pretenden hacernos creer los gobiernos, a estas alturas de la historia, de controlar la «desinformación» como si de una soporífera película de espías se tratase; se trata exclusivamente de imponer su narrativa y aplastar la crítica.

Ataque masivo contra la libre expresión de las ideas, como en los peores escenarios descritos por Eric Arthur Blair, mucho antes de que tuviera que cambiarse el nombre para que los comisarios políticos comunistas que proliferaban por toda Europa no lo encerraran para siempre en el tenebroso «ministerio de la única verdad» ...

Hacia el matadero… No, no hace falta ser filósofo de ninguna corriente filosófica, ni de universidad elitista alguna, para comprender que todos los animales de la granja están destinados al “sacrificio”. Salvo los que escapan a campo abierto, todos van al matadero...

La comprensión marxiana de la historia intenta dulcificar el crimen social con absurdas y estrafalarias ideas posmodernas; pero el marxismo es implacable y asustó, en su día, incluso al genial novelista George Orwell… El periodista británico tuvo la capacidad intelectual de ver que el llamado “socialismo democrático” -siempre, y para siempre- degenera en dictadura comunista si la oposición gubernamental conservadora no vigila de cerca a los farsantes y manipuladores socialdemócratas.

En Estados Unidos y en la Unión Europea están conduciendo a la ciudadanía al matadero. La política migratoria postmoderna, descrita por eminentes marxólogos, de todas las creencias y corrientes ideológicas, han declarado abiertamente su “desprecio intelectual” por la alemana Angela Merkel, por el canadiense Justin Trudeau, o por el francés Emmanuel Macron.

Irónicamente, al Gobierno de Madrid, no lo quieren ni en fotografía, algo realmente curioso cuando PSOE y Podemos se limitan sencillamente a copiar a los corruptos de Bruselas… ¿De qué se queja Alemania si es Berlín quien ha dado patente de corso a los socialdemócratas de toda Europa para socavar, aún más, a Washington?

Todos estos personajes que forman parte de esa élite despreciable para sus propios ciudadanos expresan su verborrea posmoderna en la prensa del corazón, que se ha convertido en el verdadero “portavoz” de su ignorancia y de sus aberraciones políticas.

Gentuza que es odiada, hasta la saciedad, por el «universo judeocristiano» que es atacado, asesinado y masacrado por la turba de indeseables criminales que, por ley, han “invitado” a nuestros hogares; en un experimento social que, en absoluto significa ni amor ni solidaridad, sino obtención de mano de obra barata.

Esclavos para trabajar en sus fábricas que no piensan integrarse en la sociedad europea, ni en su forma de vida; sino en destruirla por infiel, obscena e impía…

Esta es la verdad; una impresentable y nauseabunda élite, se lava las manos ante la destrucción sistemática, de los hogares de sus ciudadanos y de su forma de vida. Ellos viven al margen; y la gobernanza es cosa de entretener a las masas con periodismo amarillo y de representación teatral...

Sócrates se reía de las vanas ostentaciones de los “ganadores electos” ante la gente ignorante y sencilla; porque los tontos y los idiotas útiles llamaban necio al sabio maestro de Platón; y el resto de la chusma pervertida de la antigua Grecia, con su ridícula inmodestia triunfante, señalaban al filósofo con desprecio. A uno de los primeros de la raza humana en hablar de la justicia, de la belleza, de la política, o de la verdad…

Hoy, a las puertas del año 2021, las llamadas élites (curiosamente de la más baja extracción) se han otorgado el derecho, no solo de tener el honor de servir al Estado, sino que se quedan con todo el dinero de las arcas del país señalando a la oposición con los calificativos más despreciables. Han convertido la política en un espectáculo indecente.

El llamado populismo anti-élite, a través de la historia moderna, siempre fue tolerado de buena gana en el gran teatro de la gobernanza como un mal menor que se reconoce en la retórica política como «algo que va con el cargo».

No es baladí que en el ancho mar de la ironía y en los amplios océanos de la mofa y del escarnio, burlarte de los reyes, de los ricos banqueros y de los empresarios multimillonarios, ha estado siempre a la orden del día.

No entienden los políticos de medio pelo que ese “desahogo” cuasi humorístico se debería cuidar; eso no es malo, es quizás, ahora, una muestra y un curioso detalle de la riqueza popular democrática cuando, por otra parte, la extrema izquierda expresa con máxima violencia, la destrucción de todo, absolutamente todo, para implantar sus aberrantes y ridículas teorías.

El grave problema que tiene hoy el establishment burgués es su incapacidad para comprender la época en que viven y su ridícula obsesión por apostar todo a un solo número… Podían haber sido indulgentes, por ejemplo, con un presidente americano, criminalmente acosado…

Pero la muestra de su baja calaña, que no pueden ocultar, ni el ridículo unísono de su prensa global, ni la asquerosa “coincidencia” de sus «think tank» se refleja con claridad meridiana en un acto repugnante que es de vergüenza; con sus ridículos y “unánimes” análisis “calcados” desde Bruselas y Berlín con el “objetivo global” de ahorcar a Donald Trump…

Sí… todo es tan sospechoso desde la llegada de un extraño...

No pertenece a la élite política, sino a la económica, pero es un caso ejemplar del viejo sueño americano: el hombre hecho a sí mismo, al que le importaba un apoteósico carajo toda la basura política.

Si quieren saber qué significa eso, se lo explico con gusto.

Un hombre libre que no se debe a ningún comisario político, ni a un senador, ni a un congresista, ni a la mafia ni a nadie, salvo a él mismo y a su dinero ganado.

Ninguno de los laboratorios de ideas políticas europeos habla ni escribe del hundimiento de Francia ante la islamización provocada por sus élites ignorantes y corruptas.

Nadie habla de la desintegración de España a manos de mafiosos separatistas, de socialistas pasados de moda y de grotescos manipuladores comunistas que tratan a los ciudadanos como conductores de una piara de cerdos...

Muchos países europeos van por el mimo camino ante la impasibilidad de la “locomotora berlinesa” … Así que la única pregunta que cabe a la gente decente, temerosa de Dios, es cuándo caerá la Unión Europea y nos moriremos de hambre...

En los tiempos que corren, la decadencia de los Estados Unidos de América parece cosa evidente. No es nada nuevo, pero con reparos, ya que sus enemigos tradicionales han escrito un millón de libros, desde hace 30 años, al respecto. Sin embargo, el “aterrizaje hegemónico” raya la perfección.

Todo ello sin despreciar el potencial militar más poderoso de la historia humana; lo que sugiere una cierta prudencia a la hora de expresar declives y hundimientos que solo caben en cabezas pensantes poco amuebladas…

Así que los indicios más racionales que se deducen de estos párrafos es que la corrupción política nos ha adentrado, de lleno, en la era de la oscuridad. Tenemos que pensar que se trate de un “ajuste” elitista para sobrevivir con sus fortunas a una gran guerra global.

Salimos de la Edad Media y los gobiernos corruptos nos devuelven a ella.

Antes tienen que demostrar quién manda en la Unión, encontrando la mejor fórmula social para imponerse como clase. Europa está a punto de convertirse en la más autoritarias de todas las potencias económicas. Esa era de la oscuridad ya nos gobierna...

Las élites europeas, con despreciable oportunismo de “traidores aliados” se han unido al sector más corrupto y mafioso del Democratic Party con el objetivo deleznable de copiar la misma versión de dictadura oligárquica proyectada, desde hace tiempo en Estados Unidos. Pero algo salió mal en el trayecto.

Nadie contaba con un viejo patriota dispuesto a romper los planes de la oligarquía americana. “Escarbando” un poco con su hiperbólico y cambiante equipo, en la Casa Blanca, Donald Trump gritó una sola verdad: América estaba en manos del socialismo más extremo y Europa lo apoyaba...

En Bruselas y Berlín han sido incapaces de mantener las formas, la educación, las buenas maneras y el boato, tan importantes en la representación de la foreign policy, y han preferido unirse a la turba extremista de la izquierda estadounidense manipulada por una mafia instalada en el Democratic Party.

Se han sumado al linchamiento los traidores aliados como si los políticos de Berlín o de Bruselas, o de todos y cada uno de los políticos de la Unión Europea, fueran algo mejor y mucho más grandioso e importante que Donald Trump…

Nunca dudaron en demostrarle a un presidente de Estados Unidos su enemistad sumando la burla hacia una personalidad, al menos, tan importante como ellos; esa tóxica animadversión que se reflejaba en todas las reuniones internacionales, nadie podrá borrarla de los libros de historia. Es propia de mafiosos.

Curiosamente, todos los que, nombrados, Trudeau, Macron y Merkel, son despreciados en sus países por la ciudadanía, pero apoyados por su aparato de propaganda gubernamental, como corresponde a una mafia que es incapaz de comprender que un cambio urgente de personaje tan falso y tan manipulador, es de agradecer por el auditorio votante de las masas...

Cuando no se respira más que odio y desprecio hacia los demás, comienza a reflejarse en el rostro del soberbio odiador un enfermizo narcisismo que siempre pasa factura a esta basura de politicastros y periodistas.

Ninguno de los manipuladores políticos que se han sumado al linchamiento,
alcanzará nunca la dignidad de un buen hombre defendiendo los intereses de su país. A la chusma se le puede perdonar todo, al fin y al cabo, son los desheredados de la tierra, pero a los que quieren suplantar a los reyes y a la nobleza, no los perdona nadie.

Pues esa es su sentencia de muerte. A todos ellos los “ahorcarán” con la misma cuerda que a Donald Trump.

No entierren a Donald Trump, por favor… no ha muerto todavía.






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