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Caudillismo o Democracia (Parte 1)

Por Antonio Sánchez Hernández
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antonioasanchezhgmailcom/16/16/22
http://antoniosanchezhernandez.com/
miércoles 06 de noviembre de 2019, 23:00h
“Andábamos sin buscarnos, pero sabiendo que andábamos para encontrarnos” Julio Cortázar
Desde el ajusticiamiento de Trujillo en Mayo de 1961 hasta hoy, hemos tenido cinco grandes partidos o movimientos políticos: en la década 1960, La Unión Cívica Nacional, el Movimiento Revolucionario 1J4 convertido por sus errores en nada, y a seguidas el PRSC, el PRD, y el PLD que han ocupado el Poder político durante 54 años y siete meses, con tres grandes líderes:

Joaquín Balaguer durante 22 años. El PRD que durante 12 años y siete meses estuvo lidereado por José Fco. Peña Gómez. Y el PLD que cumplirá pronto 20 años en el Poder. De esos tres partidos, sólo uno de ellos habría sobrevivido como un partido grande, masificado hasta el 2019: el PLD, con un gran líder: Juan Bosch, un honrado y lúcido presidente visionario. A decir de muchos analistas, el PLD está también a punto de dividirse radicalmente y reducir su tamaño en el electorado.

Los otros dos, que también fueron partidos grandes, el PRSC y el PRD, con líderes grandes y visionarios, y que ya se dividieron varias veces, representan cada uno, en el 2019, apenas un 5% del electorado. Como se vé lo que ha estado en crisis es el sistema de partidos, en esta época caudillista. Debemos corregir nuestros errores de seguir viviendo bajo el caudillismo que violenta todo lo legal, que adora la ilegalidad como estrategia.

Como se observa, de esos tres partidos, dos de ellos ya se han convertido en partidos políticos rabizas, sin luces, en minúsculos partidos clientelistas, en partidos bisagras, con ideologías conservadoras; y queda sólo un partido grande, el PLD que ya cerró sus círculos de estudios, que ya no estudia, que ya se convenció que es realmente sabio por origen, por riqueza partidaria y por la gracia de Dios, y que ya gobernó casi 20 años, tiempo suficiente para saber, de qué ha podido liberar al pueblo dominicano.!

Servir al partido para servir al pueblo! Que se nos presentó a todos como el partido de los honestos y de los honrados, de los puros, con un álbum contra la corrupción en la mano y que se nutrió para crecer, de la grandeza numérica y conservadora de los otros dos grandes partidos a los que asimiló y que además ya se hizo muy rico, millonario, en el Poder y se convirtió en un gran emporio económicamente poderoso, en estos veinte años.

Esos tres partidos, que fueron gigantes, son ahora la más de las veces, como en los tiempos de Báez y Santana, en el siglo XIX, partidos de hombres que lejos de consolidarse en torno a un ideal, -todos en algún momento tuvieron la credibilidad del electorado-, terminaron cerrando sus escuelas políticas, esas mismas que Antonio Gramsci denominara brillantemente en su momento como "escuelas del Estado" y auparon el tradicional y nefasto gobierno del caudillismo partidario. El caudillismo los divide.

¡Y dicen ignorar, o dicen que no saben aún, por que perdieron su credibilidad y su grandeza ante el electorado! En fin, que hay una crisis real en los tres grandes partidos del sistema, que nos han gobernado en el sistema político dominicano durante 54 años y siete meses.

La vida política así no se puede institucionalizar más que con nuevas instituciones. Los ya casi salientes del Poder, los peledeístas, por factores internos y externos, ya están haciendo oposición a su propio partido: al P.L.D., al que aún le falta un año de gobierno, y que ganó las últimas elecciones en 29 provincias y que sin embargo, no tuvo la fineza y el decoro de proponer un Gobierno de Unidad Nacional, porque decían entonces, que ningún Partido en el Poder, en nuestro país dominicano, por sí solo, debe de ser totalmente propositivo y humilde.

El curso que seguirán las tres de esas grandes formaciones políticas, que ya no estudian y que cerraron sus propias escuelas de formación política, es y será primero que todo su dispersión, en liderazgos menores, despersonalizados, pero igualmente anti institucionales y caudillistas. Y luego, vendrá la tendencia a desaparecer, como sucedió ya con otras dos grandes formaciones políticas en el pasado no tan lejano: La Unión Cívica Nacional y el Movimiento Revolucionario 14 de Junio.

¡Todavía no saben por qué perdieron su grandeza! Cuando eso ocurría en el pasado, nos recuerda el Dr. Manuel Núñez, sobrevenían entonces épocas de gobiernos de asonadas, de pronunciamientos y de golpes de Estado, luego la sociedad se reorganizaba en torno a la tiranía. Así llegaron al poder Heureaux y Trujillo, como garantes de la paz, como el fin de la guerra civil.

La historia no tiene por qué repetirse en el 2020 a menos que formemos parte de una tragedia, y también de una comedia. De todos modos, lo que sí es seguro es que la ley natural que ya afectó a cuatro de cinco de las grandes formaciones políticas será la dispersión y su posterior desaparición. Lo del PLD es cuestión de tiempo. Como van las cosas reales hacia el 2020, mucha gente ya no votará morado. Están hartos de su corrupción y de su impunidad. Y sobre todo el PLD, que ahora tiene de frente al gobierno de los Estados Unidos por muchas otras razones que caminan sigilosamente heredadas de la guerra fría.

Una sociedad caudillista, que padezca de tales carencias de ideales en su sistema de partidos políticos, no puede hacerle frente a los retos que las demás culturas y Poderes externos les plantean, a saber: la norteamericana y la haitiana y evitar la dispersión. Por eso son tan condescendientes con la migración ilegal haitiana. Para ello precisarían renovar sus ideas anticuadas de la guerra fría y bañarse en la geopolítica. Y abrir nueva vez sus escuelas de formación política, esta vez actualizadas a los nuevos tiempos modernos.


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