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La mujer hispana en el período colonial

Por Antonio Sánchez Hernández
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antonioasanchezhgmailcom/16/16/22
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sábado 16 de febrero de 2019, 05:57h
Como nos cuenta Doña Camila Henríquez Ureña sobre el tema de la mujer hispana en el período colonial:
“Tenemos opiniones formadas sobre muchos asuntos que no hemos estudiado. Una de las opiniones formadas y universalmente aceptada y repetida, como si se tratara de un axioma, es la que se refiere a la educación y papel de la mujer hispana durante el período colonial: la mujer hispana en aquella época era mantenida en la ignorancia, el fanatismo y el absoluto sometimiento del varón”. Camila Henríquez Ureña.

Esta opinión forma parte de la general “leyenda negra” del período colonial, según el cual (en parte de ella) no hubo casi nada que pudiera llamarse cultura ni actividad intelectual durante ese largo período, debido al “oscurantismo” característico del régimen español, y esta miseria intelectual a su vez no era sino un aspecto de la supervivencia de la actitud espiritual, legal y consuetudinaria que España conservaba de la “Edad Oscura”, edad de retroceso primero y de paralización después, que duró unos mil años y que conocemos, como si fuera sólo una especie de puente cronológico, con el nombre de Edad Media.

Antigua sapiencia que dicho sea de paso sería desmentida por el paso del tiempo, por el simple y moderno principio, ahora casi un acertijo, de que nadie se parece a nadie, ni siquiera los hermanos gemelos y por lo tanto todos los paraísos son únicamente interiores: palabras de una dama exquisita, de una bella mujer moderna, nada más y nada menos que de Doña Marguerite Yourcenar, una señora de origen belga que le quedó grande a todos los países y mujeres y hombres europeos, con todo y Unión Europea durante el siglo XX y XX1.

Descubrimos gracias a esta mujer exquisita, que nadie se parece a nadie, ni siquiera los hermanos gemelos: existen los paraísos propios, propios y de más nadie, imposibles de controlar por ningún paraíso externo, por meteoro y largo plazo que resulte ser en sus miradas hondas y penetrantes. Por ello es tan difícil ahora juntar dos paraísos propios en una sola eternidad. Implica mucha paciencia en la mujer y mucha resignación en el hombre, para que la relación perdure y se pueda eternizar en la paciencia y la resignación humana.

Cristianismo profundo en crisis, momento conservador pasado de moda en la actual era digital y postmoderna.


Descubrimos que por decisión masculina las mujeres mandan en los hogares, no solo porque le paren los hijos a los hombres, sino porque son las administradores reales, tanto en la Alta Edad Media como en la Edad Moderna y Contemporánea de los hogares y que apenas están reclamando con la modernidad actual, ser reconocidas como incansables divorciadas, mientras los maridos se arrellanan casi siempre en su papel de proveedores sempiternos.

Descubrimos que la disidencia era y sigue siendo una respuesta posible y muy necesaria como base de la armonía familiar, desde la época de Don Rodrigo de Bastidas. Desde entonces en esta isla caribeña de Santo Domingo, nadie se parece a nadie y por lo tanto no es extraño, sin adverbios de duda, que si algo es a la vez honorable y a la vez penoso en las mujeres, es que desde entonces administran casi siempre solas la vida del hogar, la de su consorte e hijos, por delegación, en una labor muy extenuante. Por decisión masculina las mujeres mandan, lo recalcaba Don Rodrigo de Bastidas, hombre inteligente desde mocoso.

Descubrimos que la vida real se compone de roles predeterminados.

Razón por la cual la libertad de géneros actual es la respuesta natural de una moderna y gigantesca sociedad de divorciados.

Descubrimos que las mujeres se quejan amargamente desde hace muchos siglos, desde la propia Alta Edad Media, de sus enormes roles y de sus inevitables conflictos hogareños. Y con mucha razón.

APORTE MUSICAL DE ESPAÑA EN SANTO DOMINGO


Doña Catana Pérez de Cuello, en la obra El Merengue, música y baile en la República Dominicana, nos cuenta lo que España introdujo en la isla La Española desde el punto de vista musical en los siglos XV1-XIX.








• El sistema tonal: balbuciente todavía, en la medida que se desarrolló y afianzó en Europa se instauró con fuerza en América con sus cánones estrictos y estipuladas combinaciones, sus modos mayor y menor, sus escalas diatónicas (con tonos y
semitonos) y cromáticas (sólo con semitonos). Este sistema de composición ha dominado el mundo musical de Occidente por más de 300 años.

• Primacía melódica: la melodía sobresale y se destaca dentro del contexto musical, expresada en frases claras y precisas.

• La armonía: ciencia sustentada en reglamentadas relaciones acústicas, con su lógica físico-matemática para las combinaciones sonoras.

• Texturas: en los inicios fue contrapuntística o polifónica y a partir del siglo XV111, con un auge de la homofónica.

• Ritmos: de regularidad e irregularidad métrica, vitales, con esquemas atractivos, variados, graciosos, vivaces o tranquilos.

• Compases: división de la partitura –o de la pieza oral- en segmentos con números iguales de pulsaciones. Los dos patrones métricos básicos son: el binario, con sus compases 2/4 (del cual se desprende 4/4) y 6/8; Y el ternario, con su compás de ¾. Ambos patrones fueron indistintamente adoptados, aunque la tendencia mayor se inclinará hacia el primero”.

• Velocidad (tempo): en todas las gradaciones (lento –moderado-rápido, por citar las matrices).

• Matices de intensidad: en todas las gradaciones (suave-fuerte, por mencionar algunas).

• Formas: esquemas o pautas de composición muy específicos, que permiten identificar las piezas musicales.
  • La notación: la grafía de la música, a través de ésta permanece y puede reproducirse en cualquier lugar en que conozca tal simbología.

• Facilidad para la improvisación: en lo instrumental y lo vocal.

• Música vinculada a la religión: se trajeron órganos para las iglesias más importantes, se nombraron sochantres y bajo sus orientaciones, resonaron las voces de los cantores eclesiásticos con los motetes religiosos y la diversificada gama del repertorio gregoriano, epicentro musical de la Iglesia Católica.

• Instrumentos variados: Por primera vez en estos lares se conocieron las trompetas y cuernos militares europeos- fabricados de metal-. Para el canto seglar y la danza cultivados en los momentos de ocio y pasatiempo, se dispuso de vihuelas, guitarras, bandurrias, arpas, clavelones y clavicornios- que llamaban “sinfonías”-, pífanos, sacabuches, dulzainas, chirimías y todo tipo de flautas dulces o de pico. Igualmente repercutieron tamboriles, castañuelas sonadas con los dedos y panderetas. Más tarde arribaron los violines y otras cuerdas frotadas, clarinetes, oboes y otros vientos, así como los pianos, que luego comenzaron a pasar a otras islas caribeñas y al resto de los territorios conquistados.

• Desde temprano se impusieron en el continente americano los romances, los cantos populares, las rondas y juegos infantiles, las coplas, los refranes, las villanescas y los villancicos. Se popularizaron los saraos, las peleas de gallos, las corridas de toros y los juegos de azar así como los autos religiosos, las farsas y las comedias en representaciones teatrales que, en los inicios de la época colonial, protagonizaron estudiantes de los seminarios y aficionados”.


Tanto Don Rodrigo de Bastidas como su esposa Isabel Rodríguez de Romera Tamarís estaban convencidos que por el lado español, la base musical de la Conquista de América estaba asegurada por muchos siglos y que en las tierras americanas se iba a bailar y a cantar de lo lindo.
















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