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Para amar mi país no tengo que odiar a otro

Por Giovanny Cruz Durán
miércoles 09 de enero de 2019, 23:36h
Soy dominicano desde las uñas de los pies hasta la punta de mi cabello. Amo entrañablemente mi país. Por supuesto que eso no me impide ver y reconocer problemas estructurales, sociales y hasta culturales que tenemos como nación.

La entrada ilegal de extranjeros constituye un problema muy serio aquí.

Sin embargo, ese no es un problema de factura particular. La mayoría de los países que tienen economías mejores que otros, enfrentan ese mismo asunto en todo el mundo. En la mayoría de ellos se exploran soluciones que no violenten el concepto de Humanidad.

Pero... pero... en el nuestro estoy sintiendo que estamos radicalizando, de la peor manera, el amor por la patria. Creo que estamos fomentando un odio cerval, y peligroso, hacia los haitianos y hacia aquellos que, de distintas maneras, trabajan o colaboran con estamentos del país vecino.

No expresamos mejor nuestro amor por este país, manifestado odio hacia el otro. Y eso, en importantes estamentos nuestros, está sucediendo. ¡Es inaceptable!

He estado leyendo, a propósito del muy lamentable y llorado fallecimiento de la artista, escritora e investigadora Alanna Lockward, cómo se ha activado el odio del cual os hablo. Ni la misma Alanna, aun muerta, se ha librado de la malquerencia de muchos intolerantes criollos. Hasta asco he sentido.

Los dominicanos informados sabemos que el anti haitianismo, por otro lado, no es en muchos un simple sentimiento. No. Es un negocio. Otros, buscan generarse simpatías con el tema. Asustan a nuestro pueblo con la amenaza latente que, supuestamente, constituyen los haitianos en nuestra República. En esa brega, se aprovechan de incautos y hasta recursos económicos obtienen para seguir siendo... “guardianes de la nacionalidad”. ¡Bandidos!

Que Haití se desarrolle como nación debe ser un propósito, también, de los dominicanos. La inmigración ilegal no va a parar mientras existan brechas abismales en el renglón económico.

He vivido en ocasiones fuera del país. He recibido el desprecio de algunos ciudadanos de países en los cuales he estado:
  • Lo mejor que podemos hacer con los dominicanos es meterlos en un camión y lanzarlos al mar —escuché decir en un importante programa radial de Puerto Rico. Pero, otros chovinismo de la peor calaña, también se asumen contra nosotros en diferentes países del mundo.

Rechazo el odio y el desprecio a cualquier ciudadano del mundo.

¡Esa actitud de muchos, cada día más alarmante, me está fastidiando!

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