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El 2019 será un año trágico e inolvidable…

Por Alfonso M. Becker
martes 08 de enero de 2019, 00:32h
ALFONSO M. BECKER _ El 2019 será un año trágico.
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ALFONSO M. BECKER _ El 2019 será un año trágico. (Foto: Alfonso M. Becker)
Ni es una boutade derrotista sobre la decadencia de Occidente, ni está cargado el título de tinte irónico alguno. No hay intención de figura retórica y Dios nos libre de tono burlón cuando se acerca, cada día más, la desgracia. Todo se desintegra y ha comenzado el surgimiento de las aberrantes ideas sobre el dominio dominio mundial.

No solo las sociedades se han convertido en basureros abstractos repletos de extraños indeseables en los que la familia judeocristiana escasea e incluso desaparece. El mapa de intensos anhelos personales se ha emborronado por completo mientras la manada envilecida y los borregos fanatizados ocupan el territorio de la parodia en el que la masa despliega con derroche de odio y ganas de venganza, la violencia más extrema.

Un mal año, sin lugar a dudas, acaba de comenzar… Decían los antiguos sabios griegos que los festejos sobre el inicio de una época y el fin de otra no deberían obscurecer las predicciones que se deducen de la observación de las estrellas y del periodo de tiempo que deja atrás lo irresoluto y todo aquello que nunca se pudo arreglar.

Las variables sobre tiempos benévolos son pocas y para colmo son estocásticas. Ni siquiera los sabihondos de la élite de Bruselas distinguen ya entre la buena y la mala suerte porque se creen infalibles tratando de arreglar casa ajena cuando la suya se derrumba por su ignorancia y por su maldad milenaria hacia los judíos. Pero -aún así- el azar y la probabilidad no podrán librarnos de una certeza apocalíptica cuando la amenaza es de guerra total...

Hacer predicciones sobre un año nuevo que comienza no es igual que hacer quinielas o comprar lotería a la espera de que se cumplan nuestros sueños… El periodo de incertidumbre que se abre con este nuevo comienzo, ni siquiera ofrece oportunidades para convertir esos sueños en deseos. Los degenerados del pantano en la corte de Bruselas están llevando la Unión Europea hacia lodazal de nacionalismo retrógrado que apesta a resentimiento ya pólvora.

El viejo y festivo presagio que se reitera, una y otra vez, para renovarlo, en tiempo de la era común consensuada como indiscutible expresión de cantidad “2019” de tiempo vivido, por unos y otros, por todos, no debería tratarse con la absurda charlatanería de los embaucadores ni con las frivolidades de los adivinos de feria.

La teoría matemática de los procesos de evolución aleatoria en el tiempo de las amenazas militares no conducen a nada bueno… Y todo lo que ha empezado mal este nuevo año, terminará mucho peor… Porque hay claras señales que previenen y anuncian un suceso. Siempre ha sido así desde la guerra de Troya.

La voluntad de hacer el bien o perpetrar el mal está determinada por las ambiciones de riqueza y de poder. Ningún gobernante debería olvidar que en el terreno de la geopolítica esa voluntad puede hoy matar a cientos de millones de personas.

Son muchos los que comienzan a creer que las guerras periódicas son necesarias. Algunos incluso creen que son benévolas y hasta “divinas” porque bajo el cielo no queda espacio vital, tampoco hay comida para todos…

La interpretación de las cabezas fanatizadas que describen a un dios barrendero que limpia la casa de infieles, no deja lugar a dudas sobre el Islam más perverso infiltrado en Europa: “La raison pour laquelle le tueur mahometan est toujours le meilleur”…

Hay algo de rentabilidad en la escondida soberbia del moro. La virtud del pecado islamista consiste en esclavizar y asesinar infieles… Ese “detalle” los ha marginado y condenado para siempre en este planeta… En la literatura religiosa el fanatismo es el único orgullo musulmán…

Claro que una cosa es el terrorismo mahometano que se puede afrontar con garantías de éxito y acabar con locos asesinos, aplastarlos sin perdón, y otra cosa bien distinta es una guerra de exterminio para dominar todo el planeta.

A los majaderos de la religión mahometana baste con aplicarles la ley; la historia siempre ha reflejado cómo se encierra a los perturbados de Allah en las mazmorras irracionales de su propia existencia; o incluso los ejecuta masivamente mediante pena muerte como incidente colateral…

Solo los Emiratos Árabes Unidos, Saudi Arabia o el propio Marruecos se han dado cuenta de que el Islam que asesina se ha pasado de la raya y quieren presentarse ante la cultura judeocristiana como desfacedores de entuertos… Estos saudíes saben que la opinión publica de la cristiandad, del judaísmo y del budismo, perciben a los mahometanos como una amenaza muy grave para nuestro sistema de convivencia.

Pero ahora es demasiado tarde. Ahora es el tiempo de ajustar cuentas.

En el segundo ejemplo, el de la guerra total, se representa siempre el apocalipsis como la catástrofe de la destrucción absoluta y el aniquilamiento. La guerra total es siempre la antesala del infierno…

Lo cierto es que una catástrofe bélica se avecina y ese evento no será por casualidad porque los idealistas de Washington preparan su estrategia defensiva a marchas forzadas mientras la China del resentimiento prepara el campo de batalla y eleva el tono de las amenazas. Los pertrechos para las operaciones de guerra están dejando vacíos los cofres del tesoro.

Se intuye en Washington un primer golpe de los militares comunistas chinos. Los estudiosos académicos y analistas de la Comunidad de Inteligencia Americana aseguran que será una suerte de Pearl Harbor pero con tecnología del siglo XXI y de efectos miles de veces más devastadores que aquel ataque del imperio japonés que hizo cambiar para siempre el pensamiento estratégico de América; en una “fecha inolvidable que viviría para siempre en la infamia”.

Lo que nadie le está mostrando a la opinión pública mundial es que la crisis de espacio en la República Popular de China está llevando al Partido Comunista por unos derroteros tan violentamente “vitales” y extremadamente peligrosos como los de aquella Alemania del Tercer Reich dispuesta a la conquista de toda Eurasia…

Se repiten las predicciones geopolíticas de los geógrafos y estrategas, Nicholas John Spykman y de Halford John Mackinder, para la que fue segunda conflagración mundial que determinaría cuál sería la superpotencia resultante que, con el tiempo, se atreviera a un último asalto a la gran “isla mundial”, poseer todos sus recursos y reinar sobre todas sus gentes… De conseguirlo, la nación vencedora gobernaría sobre todo el planeta…

Pero ni la Segunda Guerra Mundial ni la posterior Guerra Fría otorgaron el título de un verdadero hegemón global ya que la superpotencia estadounidense se ha “dormido” y equivocado en dos ocasiones muy importantes: primero al considerar que el “corazón” del planeta estaba ocupado por Rusia y caería como fruta madura como cayó y se derrumbó el imperio soviético…

Se suponía que por ahí no había peligro…

Y segundo cuando cometió el terrible error de invitar a China a la gran orgía capitalista en el Casino Occidental como si fuese “uno de los nuestros”… Pero Xi Jinping ha dejado claro que no es de los nuestros, ha hecho saltar la banca arruinando el Gran Casino americano y se ha quedado con todo el dinero en solo 20 años y con el aliciente para Beijing -y desgracia para Occidente- de que se ha llevado todos los planos y ha copiado todos los trucos todos los trucos de las máquinas tragaperras, habidos y por haber…

El imperio americano y sus aliados han engordado a un monstruo que puede devorarlo en cualquier momento… El Pentágono ha dejado bien claro en su alarma en Beltway que se ha cumplido la predicción sobre Eurasia en la geografía humana de la guerra, y que la perdida continua de la importancia o relevancia de los estratégicos conceptos “tiempo y distancia” se han venido abajo.

La superpoblación china y la visión comunista de que hay demasiada gente en el barco y hay que tirar a mucha gente por la borda para que el barco no se hunda… está de nuevo sobre el tapete. Es una forma china de explicar que es mejor morir por la patria que ser pasto de los tiburones...

Eso significa que la “crisis de espacio” para los chinos conduce a falta de alimentos para mil cuatrocientos millones de chinos, un apetito desmedido de combustibles fósiles, una China con su aire prácticamente irrespirable, sus tierras totalmente contaminadas y con gravísimos problemas sociales en ciernes…

Así que la nueva metáfora del comunismo chino es una pregunta al viejo estilo del legendario estratega Sun Tzu: ¿Por qué tirar por la borda a cientos de millones de chinos para que el barco flote si pueden vivir como fuerza de choque patriota y combatiente para aplastar a los enemigos en una guerra total?

Nosotros llamamos a eso en Occidente “carne de cañón”...

Ese pensamiento Mao Zedong es analizado por el Pentágono para operaciones de guerra perfectamente programadas con objeto de hacer frente a una China que se considera muy fuerte y muy capaz para atacar en cualquier momento a las tropas estadounidenses, ocasionar daños de extrema gravedad y sobrellevar una escalada militar a niveles insospechados desde la Segunda Guerra Mundial.

En el Pentágono lo saben y se ha disparado la alarma… Es por ese peligro que excede al ataque militar convencional y se sale de regla en el estrecho universo de la disuasión, por lo que el Departamento de Defensa de los Estados Unidos decidió tocar a rebato y -sobre todo- establecer un reparto de tareas urgentes entre los aliados europeos, árabes y asiáticos, en todas las áreas del planeta para centrar los “cinco ojos” en cada milimétrico movimiento chino…

Sepan ustedes, estimados lectores, que una de las grandes preguntas que se hacen hoy en las escuelas navales estadounidenses es ¿Que hacemos si China nos hunde un portaaviones y mata de un solo golpe a 5.000 marinos de la Navy?

¿De verdad quiere saber lo que pasará en el 2019?

Pues yo sé la respuesta y se la voy a contar… La guerra hoy no es una partida de ajedrez; tampoco un juego de suma cero, mucho menos una partida de póquer con movimientos de cejas amenazantes y toques pensativos de orejas...

En estos tiempos que corren nadie duda de que existe una guerra secreta que Estados Unidos libra contras todos sus enemigos. Analizar y pronosticar el curso de los eventos globales es sumamente complejo porque se estudia en el territorio de la inquietud diplomática, de la incertidumbre estratégica de los War Games, de la inseguridad para una defensa nuclear, de la duda y de la indecisión.

Prever cómo será la guerra o anunciar algo como la matanza de centenares de miles de soldados, induciéndolo de conjeturas estratégicas y presagios sobre tal o cual escalada,
no deja de ser un acertijo…

Al fin y al cabo , formar un juicio sobre el apocalipsis por indicios y observaciones militares, no deja deja de ser una conjetura.

Piénselo bien, chino, es usted un lunático comunista muy fuerte, poderoso, y muy rico, pero la Divina Providencia es el cuida del universo y tiene todas las cosas preparadas y ordenadas para la salvación y virtud del conjunto; de manera que la cultura judeocristiana prevalezca mientras el Pentágono y sus aliados hacen, en lo posible, lo que le es conveniente...

Se suele decir sotto voce en las bases militares de los aliados que si a Beijing se le ocurre hundir un portaaviones -o dos- de los Estados Unidos y matar de un solo golpe a 10.000 estadounidenses, sería mejor que Xi Jinping se escondiera con su gente en la cara oculta de la Luna, porque en la caja de herramientas del Pentágono solo hay una respuesta:

La aniquilación nuclear de China.











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