El gran teatro de un mundo bipolar…

Los grandes inventos para la gobernanza son -casi siempre- maravillosos y espectaculares hallazgos a los que se saca mucha utilidad geopolítica, bien sea por su novedad en los tiempos que corren o simplemente porque al ser desconocido su valor y eficacia por la turba puede ser utilizado como un nutriente ideológico que -sin lugar a dudas- es el mejor “alimento” para los cerebros atiborrados de basura fanático-religiosa y mesianismo nacionalista redentor; el pienso de engorde para rebaños descarriados y confusos; esa gran muchedumbre mahometana, inculta, desordenada, violenta y con instintos asesinos no sabe lo que le espera…

Por fin llegó el instante largamente deseado por Washington y Moscú para la presentación internacional de la “Guerra Fría-2” … Las agencias de inteligencia rusas y de los Estados Unidos, han llegado a la conclusión de que la forma más contundente y mortífera de sujetar a los asesinos musulmanes es haciéndoles ver, con extrema clarividencia, que cuando dos potencias mundiales se pelean los daños colaterales no se pueden adjudicar a nadie salvo a la turba mahometana que va por libre y pretende hacer lo que le da la gana… O sea, ni Washington ni Moscú tienen la culpa de nada...

Fíjense bien porque la cantinela del Secretario General de la ONU, Antonio Guterrez, no es otra cosa que una patética letanía con repique de campanas en la que se da el cerrojazo definitivo al momento unipolar de la superpotencia estadounidense que ya no puede dominar el planeta para alegría de la basura yihadista y del ganado antisemita que está pudriendo la Unión Europea. La hedonista Europa, conducida hacia la destrucción por una Alemania que dejó la puerta abierta a los terroristas musulmanes, pretendía dejar de lado a Washington y ni siquiera sabía negociar con un asesino turco que se ha llevado miles de millones de dólares amenazando y matando cristianos infieles...

Hablamos de los amanerados posmodernos que se reclaman de una izquierda imposible, que ofrece su trasero a los moros, amén de regalarle la mezquita de Córdoba, están de fiesta porque -según ellos- el imperio americano se derrumba y Vladímir Putin -junto al emperador chino- reinarán sobre todo el planeta… De verdad… ¿No es para que desaparezca Europa? Pues no desaparecerá gracias a los Estados Unidos. Como siempre. El “raro” de Donald Trump es quien ha recogido, de nuevo, el gran proyecto de reunir en una sola sociedad a pequeñas agrupaciones de mentirosos -que diría Jean Jacques Courtine- para volver más locos a los yihadista y matarlos como a las ratas…

Pero… ¿Y las grandes personalidades del Islam enfrascadas en el odio y en el crimen? ¿Qué pasa con esa gente? Pues los que sobrevivan a los siguientes movimientos de piezas en el tablero, serán llevados ante los tribunales en el mejor de los casos porque lo que más interesa a la comunidad internacional es que la turba asesina dé buena cuenta de ellos y así las grandes potencias se lavan las manos… Llámese Bashar al-Assad en Siria o la clerigalla de parásitos persas que han decidido amenazar a los Estados Unidos y a sus aliados porque creen -de verdad- que ha llegado el momento de destruir a los Estados Unidos y a todos sus aliados…

Las reuniones secretas en Backakra-Suecia, este sábado y domingo pasados, de los 15 miembros del Consejo de Seguridad de la ONU, no pueden explicarse de otra forma que como un retiro espiritual para cumplimentar los detalles más importantes en los que se debe estar de acuerdo para que la gente común sepa que las Naciones Unidas existen y sirven para algo… Esto es importante en una sociedad que se rige por las leyes del espectáculo además de por el derecho romano y de ninguna manera por el absurdo islámico de la sharía y otras majaderías mahometanas… Pero si el lector entiende que la política y su última expresión que es la guerra se rigen por la mentira, lo que va a ocurrir en Damasco y en Teherán, no lo saben ni los sirios ni los persas...

Como sugirió Carl Skau, embajador sueco en la ONU, nada de lo tratado (como todos los años) en este retiro espiritual, saldrá a la prensa y el mundo solo sabrá lo que tiene que saber con aprobación previa de los convocados y bajo el manto “santificado” de una nueva narrativa para las operaciones de paz de Naciones Unidas… El moro tiene que saber que lo que haga la ONU no se discute y el que promueve y paga a los terroristas musulmanes para atacar a Israel o a Occidente, o a Rusia, recibirá sanciones, una tras otra, de forma implacable. El que mata en nombre de Allah, será aniquilado.

Como es natural, la comunidad internacional va a reaccionar duramente en Siria contra Bashar al-Assad y más violentamente aún contra el terrorismo persa. Como dato curioso, se recordó, varias veces, que los turbios asuntos que se traen entre manos los terroristas mahometanos del llamado “Eje de Resistencia Islámica” en Damasco, Teherán y Beirut, están llegando demasiado lejos y como dijo el pasado año el Ministro de Defensa sueco Peter Hultqvist, el debate ya no es solo sobre crímenes musulmanes en nombre de Allah sino que se está documentando la violencia, el genocidio y el crimen sexual de los asesinos mahometanos…

Por lo muy poco que sale o se difunde de esos ejercicios espirituales, se supone que se trata de conveniencia y verosimilitud para que al menos haya una actuación conjunta sobre lo que es verdad y lo que es mentira… La opinión pública debe contemplar a Naciones Unidas como un símbolo de la verdad… Independientemente de las nieblas de la guerra que, a partir de ahora, por cierto, dejarán el campo de batalla totalmente a oscuras. ¿Por qué? Porque hay que matar a muchos moros en el último acto de Siria y ante un nuevo objetivo militar que es Teherán…

Assad y sus seguidores serán masacrados si a alguien se le ocurre atacar Israel desde Damasco. La respuesta será contundente y muy grave. Parece que el “cónclave” internacional ha señalado ambos sitios como el “nido de la serpiente” y eso solo puede erradicarse con la espantosa oscuridad de la necesaria mentira política.

El gran teatro de un mundo bipolar sirve precisamente para esto. Y nadie se atreverá a señalar a Donald Trump o Vladímir Putin como culpables.

En una pelea de príncipes bipolares, los daños colaterales son vistos como un vendaval inevitable que arrastra y se lleva para siempre a toda la ralea humana...