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Llegó el tiempo de las pistolas, señor Putin…

Por Alfonso M. Becker
sábado 20 de enero de 2018, 01:00h
Llegó el tiempo de las pistolas, señor Putin…
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Son tiempos realmente malos. Será muy difícil serenarse y triunfar sobre la fascinación de lo peor; del terrible espanto del horror, del acercamiento máximo a la tragedia y desembocar en una guerra total de aniquilación… No todo está perdido pero las frivolidades del presidente ruso ya se han acabado porque China quiere y está en disposición de adueñarse de toda Asia-Pacífico expulsando a la US Navy de la zona y sometiendo a todos los antiguos aliados de Washington.

Esto es serio porque detrás de la supremacía regional en los mares de China se esconde el dominio mundial; es demasiado grave y mucho más cuando el Kremlin quiere jugar la partida junto a los chinos. Al menos eso parece… La lectura que se hace de North Korea, desde todas las bandas, es atronadora y dice mucho de la violencia que se avecina.

Si un “mantra” se repite hasta la saciedad cuando un terrible mal amenaza de cerca, significa para Washington en geopolítica una sola cosa: ¿De qué sirve polemizar con la nada? Y ese “nada” son Rusia y China, los dos actores estatales más poderosos que quieren tumbar a la superpotencia hegemónica estadounidense. En el caso particular de Vladímir Putin, sería el gran error de un tipo que parecía inteligente porque conducirá a Rusia a la destrucción… El presidente ruso no sacará beneficio de pescar en aguas revueltas. Está jugando sucio y mal.

Son “nada” para discutir porque -según el Departamento de Estado U.S.A.- no han servido para nada las horas y los días de sentarse a dialogar y negociar; no han servido para nada las sanciones contra el genocida coreano porque el “hombrecillo cohete” sigue con su escalada atómica amenazando diariamente a los Estados Unidos; porque es público y notorio que ni China ni Rusia están implementando las sanciones adoptadas por la ONU contra Pyongyang… Vladímir Putin puede llevar a Rusia a pagar muy caro ese desprecio por el Consejo General de Naciones Unidas...

El grave problema que ha planteado North Korea a la seguridad nacional estadounidense necesita urgentemente una resolución según las altas instancias del Departamento de Defensa U.S.A. pero China y Rusia siguen “cantando” a los cuatro vientos mediáticos que “todo debe negociarse con el diálogo”… Esa letanía, propia de contrincantes enemigos, muy peligrosos, indica claramente que Moscú y Beijing no desean ni van a permitir que Estados Unidos ataque militarmente a Pyongyang, porque con ese mantra, Korea, se convierte en un asunto estratégico que “debilita” a Washington o al menos entretiene al Pentágono mientras la China de Xi Jinping se crece en todos los terrenos; en el crecimiento militar y económico que le permite escalar peldaños como potencia en el inevitable enfrentamiento final en el Indo-Pacífico...

Quizás la reunión del Grupo de Vancouver el pasado 16 de Enero podría contemplarse como el aviso más serio que se le haya hecho nunca a la Rusia de Vladímir Putin desde la caída de la antigua URSS. Debe entenderse en el lenguaje diplomático que cuando te enteras de algo que te concierne en una tertulia y una conferencia a las que no te han invitado (caso de Rusia), significa, claramente, que ya no eres de fiar, ni siquiera en Siria… y que más vale que aclares de qué parte estás porque el tiroteo puede comenzar en cualquier momento. Ha llegado la hora para Vladímir Putin, la hora de elegir aquella vieja alternativa única… Esa vieja carta en la manga en la que Occidente le “invitaba” a unir su destino al de Europa y al de Estados Unidos.

Hasta ahora, el presidente ruso ha sabido hacer el trabajo en Siria… ¿Se decanta ahora por otra cosa? Ni Serguei Lavrov ni nadie en el Kremlin puede argumentar que no sabían lo que pretendía Washington respecto a la Siria de Bashar al-Assad y a la “eliminación” de su dictador. Al igual que Libia o que Irak, el destino de los asesinos mahometanos que han querido destruir a Israel ha sido siempre el mismo: la desintegración y un paisaje tribal en el que la historia no tenga ningún sentido… Los asesinos del Islam no entienden otro lenguaje que la guerra y no habrá solución feliz para su porvenir. Esperemos por el bien de Europa que Siria sea una “lección” para el presidente ruso, porque si no hace una buena lectura el asunto se pondrá muy feo.

Si Vladímir Putin cree que Rusia está en condiciones de abarcarlo todo y de tener éxito, será una decepción para sus admiradores porque tanta expresión enérgica en sus representaciones teatrales sobre su supuesto poder militar como “potencia” en un mundo multipolar no indica un notable vigor ni en su economía ni en su política doméstica, lo cual derrumba todo lo demás; tanta facilidad para hacer y deshacer en los cenáculos de la diplomacia, ni siquiera significa poder blando de cierta categoría…

Sus “construcciones” de poder imperial no alcanzan más allá de sus fastuosos paseos por las suntuosas salas del Kremlin… Si -de verdad- quiere deslumbrar, tendrá que poner más emoción a la verdadera guerra de Siria que comienza ahora… La cacería de Assad ha dado comienzo y la desintegración del territorio sirio ya es un hecho.

Llegó el tiempo de las pistolas, señor Putin… La arquitectura de la angustia le obligará a elegir aliados cuando sea demasiado tarde. Justo cuando comience el ataque a Pyongyang. El ingenuo nihilismo geopolítico de boulevard no servirá como excusa a los rusos.

Washington no perdona a sus enemigos cuando se trata de una amenaza atómica.

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