Que sirva la Constitución para afianzar los cimientos de esta Casa Común

Santo Domingo.- Hoy se celebra el Día de la Constitución, en recuerdo del día en que se reunieron en San Cristóbal los primeros constituyentes dominicanos el 6 de noviembre de 1844.

Ciento setenta y tres años después, los dominicanos de hoy mantenemos una relación muy particular con la Carta Magna.

Se supone que una constitución está llamada a establecer el marco fundamental dentro del cual se desenvuelve un Estado, el ordenamiento de sus poderes, las reglas mediante las cuales estos se constituyen, así como los derechos reconocidos y sus garantías.

En los regímenes constitucionales son esenciales tanto la permanencia de principios esenciales como el cumplimiento de los preceptos establecidos en el texto constitucional.

Y aquí surge el problema. La Constitución Dominicana ha conocido
múltiples variaciones en sus casi 18 décadas de existencia. La mayor parte de esos cambios han obedecido a los intereses de los gobernantes de turno.

Por otro lado, la que debiera ser la norma suprema, llamada a regir todo el ordenamiento legal, ha sido desconocida -de una forma u otra de manera constante. Hacen legión los dominicanos de hoy que repiten el aserto del presidente Balaguer en el sentido de que "la Constitución no es más que un pedazo de papel".

De ahí la ambigüedad con que se celebra cada año el Día de la Constitución. Algunos la exaltan, aunque estén pensando cómo hacer para modificarla en una próxima oportunidad en función de sus intereses particulares.

Otros se aferran a ella y al cumplimiento de sus preceptos, considerándola el mecanismo institucional por excelencia para mantener la estabilidad y garantizar derechos colectivos e individuales.

Esperamos que el Día de la Constitución sirva para afianzar los cimientos de esta casa común que es la República Dominicana.