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Paidós publica 'Art Thinking: Cómo el arte puede transformar la educación'. EFE/Imagen cedida por: Paidós
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Paidós publica "Art Thinking: Cómo el arte puede transformar la educación". EFE/Imagen cedida por: Paidós (Foto: EFE.)

‘Art Thinking’: cambiar la educación desde las artes

Por Agencia EFE
miércoles 06 de septiembre de 2017, 18:43h
La educación es “una de las asignaturas pendientes” de España, donde el fracaso escolar es “alarmante”, y la calidad de la educación “merma con cada reforma del sistema educativo”, una situación que podría cambiar con ‘Art Thinking’, una propuesta que traslada el método artístico al estudio.
España.- María Acaso y Clara Megías son dos apasionadas de la educación y el arte, y firmes defensoras del poder de la creatividad como herramientas de aprendizaje, una creencia que les ha llevado a dar vida a “Art Thinking: Cómo el arte puede transformar la educación”, un ambicioso título que inaugura la rama de Educación de la editorial Paidós.

‘Art Thinking’, la asignatura pendiente de la educación española

“El Art Thinking en educación consiste en utilizar las artes para transformar los métodos de enseñanza”, ha explicado a Efe Estilo María Acaso, profesora en la Facultad de Bellas Artes de la Universidad Complutense de Madrid y escritora del texto.

“Es un concepto que lleva implícita la transformación social, tiene que servir para que el mundo sea un sitio mejor”, ha añadido la autora, que entró en contacto con las palabras ‘Art Thinking’ gracias al artista uruguayo Luis Camnitzer, y se decidió a traerlas a España con la ayuda de Clara Megías, antigua alumna suya, quien se ha encargado de los recursos visuales del libro.

El trabajo de ambas, junto con el apoyo de Paidós, ha hecho posible dar vida a un tomo que pretende explicar un concepto tan abstracto y desconocido como el ‘Art Thinking’, que aúna las sinergias del arte y la educación, para romper con la “obsoleta” tradición educativa.

“Es un concepto que lleva implícita la transformación social, tiene que servir para que el mundo sea un sitio mejor”, ha explicado María Acaso

Un gesto necesario en el siglo XXI, marcado por “la dictadura de la imagen” y “la devaluación de las artes”, especialmente en países como España, donde estas disciplinas “están perdiendo valor”, precisamente por la reforma legislativa del sistema educativo, que ha relegado a un segundo plano asignaturas como la educación artística o la filosofía, una decisión que Acaso considera “la muerte del país”.

Estas educadoras divergentes imparten sus clases a contracorriente, usando “el arte como herramienta central de la educación”, y es que, tal como explican, “si tienes que aprenderte una tabla de multiplicar y para eso usas un coro, lo retienes mucho mejor que si lo haces a palo seco”.

“No hay ningún artista que siga los mismos pasos que otro, y en educación debería pasar exactamente lo mismo”, ha declarado Megías, quien sostiene que “no tiene ningún sentido que haya un método educativo estandarizado” porque “cada profesor tiene unas condiciones y unas circunstancias distintas”.

Un pensamiento importado también del ‘Art Thinking’ que, lejos de ser “una metodología cerrada”, es un “marco de acción” en el que cada profesor aplica el arte en función de sus necesidades.

Arte para aprender matemáticas o historia

Lejos de ser una estrategia exclusiva de la formación artística, “el ‘Art Thinking’ tiene una base científica en la neuroeducación”, afirma Acaso, ya que “gestos como meter una sandía en clase, que muchos pueden considerar absurdo, activa unos neurotransmisores que dirigen la atención de los alumnos hacia ese objeto, les genera adrenalina, y eso produce una apertura al aprendizaje”, un proceso que “no ocurre cuando estás aburrido”.

Así, la práctica del ‘Art Thinking’ hace “más esperanzador” el futuro de todas las asignaturas, y del aprendizaje en general, tanto dentro como fuera de la escuela, porque si la creatividad y la imaginación carecen de barreras, su aplicación tampoco debería tenerlas.

“No hay ningún artista que siga los mismos pasos que otro, y en educación debería pasar exactamente lo mismo”, ha declarado Clara Megías

Por ello, el libro está dirigido a “educadores” en el sentido más amplio de la palabra: profesores, trabajadores de museos o cualquier tipo de centro o actividad formativa y, por supuesto, padres. A todos ellos, las autoras les animan a “coger algo cotidiano que siempre vean de la misma manera y piensen cómo darle la vuelta o usarlo de otra forma”.

“Es tan simple como hacer de lo más anodino una experiencia artística”, resume Acaso, quien lo ejemplifica con sus propios hábitos: “un día mis hijas empezaron a pintar el techo del coche y, en lugar de regañarles, pensé ¿por qué no?. Ahora las horas de carretera son un momento de producción creativa, y mi coche es una especie de galería de arte rodante, comisariada por mis hijas”.

Aunque “tunear” el coche no sea una opción para muchos padres, sí sirve de inspiración para repensar la hora de juegos, la cocina con niños o las excursiones a museos, donde los guías pueden sustituir la típica “visita aburrida” por actividades “mucho más enriquecedoras” en la que el público participe y aporte.

De vuelta en los colegios, para Megías la clave reside en que los profesores “pidan perdón y no permiso”, y se “atrevan” a cambiar la educación desde sus propias clases, y asegura que su objetivo es hacer ver que “no hacemos esto porque seamos profesoras de arte, sino porque es lo que debería hacerse en todas las asignaturas”.

Porque son pequeñas acciones, como abrir la lección con una ‘performance’ o cambiar la distribución del mobiliario, las que, poco a poco, logran mejorar el sistema educativo, gestos que Acaso y Megías han bautizado como “micro revoluciones”, y que deja situaciones tan “anecdóticas” como la de un profesor que, obligado a examinar a sus alumnos por exigencia de la facultad, decide hacer los test de manera anónima.

“El mejor camino para cambiar la educación sería cambiar las leyes, pero eso es complicado hasta que tengamos un ministro de Educación que sepa de educación”, sentencia Acaso, quien no duda en señalar al sistema como responsable del fracaso escolar, un problema que, para ella, reside en que “la educación está enfocada únicamente al pensamiento lógico, pero no es el que tiene todo el mundo”.

América Latina, el ejemplo a seguir

Sorprendentemente, a pesar de su enunciación anglosajona, no son los países del norte de Europa los pioneros en ‘Art Thinking’, sino Latinoamérica, donde están surgiendo proyectos “muy interesantes”.
“El mundo en castellano tiene que empezar a valorar más lo que tiene y mirar mucho a Latinoamérica”, asegura Megías quien, además, considera que no tiene “ningún sentido” tomar como paradigma educativo a países como Noruega o Finlandia, con un contexto que “nada tiene que ver” con el español.

Para facilitar el camino hacia un modelo eficiente basado en la integración del arte, ambas docentes se han lanzado a la tarea de enseñar a otros profesores y padres mediante la ‘Escuela de Art Thinking’, un proyecto desarrollado con Pedagogías Invisibles.

“El mejor camino para cambiar la educación sería cambiar las leyes, pero eso es complicado hasta que tengamos un ministro de Educación que sepa de educación”, ha asegurado María Acaso

El colectivo, fundado en 2012 con el objetivo de diseñar y gestionar “programas educativos en instituciones culturales”, cuenta ya con 15 docentes de varios ámbitos que ayudan a “transformar la educación” mediante proyectos de investigación y actividades como la escuela de Acaso y Megías, que el pasado julio impartieron su primer “campamento de verano” sobre Art Thinking, y ahora amplían horizontes con un curso que se extenderá de noviembre a mayo.

En esta original escuela se realizan actividades relacionadas con las artes escénicas, literarias, digitales y audiovisuales, además de arte sonoro y arquitectura, unos ejes temáticos que interesaron a más de mil maestros en sus versiones de verano.

Un interés que lleva a Acaso a mirar al futuro de la educación con optimismo: “El Art Thinking ya está ocurriendo, aunque a muy pequeña escala, pero ya está aquí”, cuenta esta artista de la educación que, al igual que Megías y otros cientos de profesores, están consiguiendo hacer del aprendizaje una auténtica obra de arte.
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