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Un mediocre Barack Obama para la posmodernidad...

Por Alfonso M. Becker
miércoles 05 de octubre de 2016, 22:59h
“El político hedonista no solo expresa su desconexión de la realidad llamando racismo a lo que es, simplemente, un grave problema de marginalidad por exclusión económica. Incluso se diría que fomenta el conflicto racial”
Un mediocre Barack Obama para la posmodernidad...

“El político hedonista no solo expresa su desconexión de la realidad llamando racismo a lo que es, simplemente, un grave problema de marginalidad por exclusión económica. Incluso se diría que fomenta el conflicto racial”


Como bien dicen los viejos alumnos neoconservadores de la escuela de Leo Strauss, toda la Historia -con mayúsculas- puede ser reducida a un simple cuento chino o a una fruslería literaria cuando con ello se defiende un idealismo político o se favorece un propósito social, económico, pedagógico, geográfico o militar determinado… Muchos de esos alumnos se prodigaron publicando trabajos de incalculable valor teórico que, en verdad, abrieron caminos científicos y sociales que en otros tiempos y lugares daba miedo sacar a la luz. La fama y reputación de Leo Strauss David aumentaba cada día en la medida en la que todos sus alumnos, de todos los cursos, eran llamados inmediatamente a la Casa Blanca como consejeros o a las miles de oficinas de Washington y otros despachos desconocidos para muchos, de todo el entramado, público o secreto, de la comunidad de inteligencia estadounidense.

Y se hablaba del viejo profesor estadounidense de origen alemán como si fuese el dios de la teoría política muy por encima de Platón y se decía que era mucho más agudo y creativo que el gran maestro de la astucia Niccolò Machiavelli, ese Strauss David de brillante sabiduría, un alemán que huía de los nazis y que recién llegado a los Estados Unidos sorprendió a la comunidad universitaria con sus interpretaciones sobre la idea republicana de la Antigua Grecia o su peculiar lectura de Giambattista Vico en torno a la naturaleza común de las naciones... porque un buen gobernante no debe estar nunca atado por las normas éticas o morales. Se decía de él que impartía clases por todos sitios y hasta se le situaba allá y acá como si de verdad fuese Dios y tuviese el don de la ubicuidad.

Se solía señalar a ese hombre de tan alto grado de conocimiento, al sabio judío germano-americano, Leo Strauss, como el artífice “verdadero” del fortalecimiento de la república estadounidense y el creador de una genuina pléyade de servidores del Estado que, a partir de aquellos años, allá por las década de los 60 del siglo pasado, dejaría a un lado la vieja moralina judeocristiana para retrasados mentales y comprender más profundamente la Guía de perplejos y aplicar la ciencia política que los hombres necesitan para existir en sociedad; para vivir bien, para que el rebaño pueda alcanzar la felicidad, para que mediante la ley divina se aplique la ley humana y la gente común respete al intermediario aunque no le haga caso o le importe un bledo la religión…

A ese “profeta” que reúne en su persona cualidades esenciales como las del filósofo, capacidades lógicas como las del matemático, discretamente justas como las del legislador, magnánimas como las de un rey o sorprendentes como la de una vieja clarividente que habla con los muertos o con su zorra madre para dejar boquiabiertos a los vivos… A los mediums que se comunican con los espíritus y a los manipuladores de la era moderna que, como los clérigos musulmanes utilizan el pensamiento medieval para interpretar el silencio de los corderos mahometanos como una nueva página islámica religiosa para hacer la guerra… O sea, extraordinarias habilidades como las del mago para producir eso... magia…

Pero un buen gobernante del siglo XXI no puede hacer política medieval ni utilizar la religión como arma de guerra porque el fracaso le alcanzará, con toda seguridad, como una flecha asesina, aparentemente perdida, se clava en el corazón cuando menos se lo espera o se ahogará como el que pierde pie empujado por una corriente adversa… ¡No lo haga usted porque es hombre muerto!-se le advirtió a Bashar Al-Assad durante muchos años... Por su palacio en Damasco pasaron príncipes (incluso el que ahora es Felipe VI rey de España) y mandatarios de todas las creencias y lugares… Le advirtieron desde Occidente que su sitio, el de su familia, el de su tesoro y el de su país debía estar en el lado correcto de la historia… Pero prefirió la destrucción de Siria y el suicidio no metafórico sino la espectacular muerte que se suele dar a los que se creen con el poder supremo de destruir Occidente y la cultura judeocristiana...

El gobernante que levanta un libro sagrado para justificar el asesinato, firma su sentencia de muerte y ya puede soñar con el patíbulo de la horca en el mejor de los casos porque la estrategia de la comunidad internacional es lavarse las manos y entregarlo a la misma turba islámica para que lo despedacen de forma tan indigna como inhumana… El majadero mahometano del siglo XXI, desde Marruecos a la región musulmana de Xinjiang en la China, es el auténtico artífice de la islamofobia que se ha extendido por todo el planeta y que no acabará hasta que un gran conflicto envíe al “paraíso” a cientos de miles o a millones de moros… Decía con cierta gracia el maestro budista Zen, Taisen Deshimaru, que pretender destruir a Occidente es tan ridículo como querer matar al Dios que todo lo puede ya que ellos lo han inventado… han inventado a dios y por eso su poder es, precisamente, omnipotente… pedazo de idiota.

La política mundial, diga lo que diga la gente de cualquier parte del planeta o de la mismísima Estación Orbital, es un espectáculo escrito, realizado y dirigido por Occidente… Usted escuchará hablar de mundo bipolar, tripolar y multipolar pero es mentira, todo mentira… pueden añadir carajopolar o güevopolar y seguirá siendo mentira… Son las élites económicas las que gobiernan el mundo y la batuta, por ahora, la tiene Washington… Después de una guerra en la que pierda el Pentágono, no lo sé… Pero estoy seguro de que si los Estados Unidos se retiraran a su continente americano el resto del planeta será el caos nuclear y esta es una idea que preocupa mucho a los pensadores rusos y a los japoneses. Pues China aprovecharía la retirada de Washington para formalizar el último y definitivo mundo bipolar antes del asalto a las costas americanas...

Me explico sobre el arte de gobernar: La vieja formulación platónica dice que el ideal político es un Gobierno de los sabios pero eso -según la escuela straussiana- es imposible en el siglo XXI donde la masa de borregos compuesta por la gente común que no sabe de nada y que incluye a los licenciados, doctores y “masterizados” en las universidades para la plebe, no lo permitiría porque enseguida saltan con la igualdad, los derechos humanos, las clases medias, las murallas, los puentes, el amor fraterno, los abrazos improvisados por las calles, salvemos a las ballenas y chorradas por el estilo… La chusma nunca permitiría que los listos gobernaran sobre los tontos...

Así que en Occidente ponemos a un traficante en un Gobierno cuando la turba drogada y marginal aplaude, engrandece y adora a Pablo Escobar, a Nicolás Maduro o a la madre que los parió si es necesario… Se ensalza, se engrandece, se honra o encumbra al Gobierno a una Barbie superstar si hace falta, una puta de la peor estirpe o a Brad Pitt si la ocasión es propicia. Cualquiera vale en el poder mientras los sabios o filósofos gobiernan detrás de la cortina. La policy backstage es el gran invento para las Teorías del Estado que los filósofos estadounidenses de la posguerra mundial pusieron en práctica. Así que cuando usted vea que denigran a Donald Trump, algo mucho más peligroso y perverso está tramando Washington…

Quitarles ese mérito inventivo a los neoconservadores que pululan en el Partido Republicano es -a mi modo de ver- una terrible injusticia posmoderna y me cabrearía sobremanera si pierde Donald Trump… porque habrán “matado” al único que dice la verdad, pero sí puedo permitir y aceptar que se partan de risa y se mofen de los malditos demócratas que “inventaron” que un presidente afroamericano era la solución para un supuesto problema racista que, precisamente, se ha desencadenado con la llegada de Barack Obama al poder. ¡No le den más vueltas! El primer presidente negro en la Casa Blanca ha originado la mayor revuelta de negros en Estados Unidos desde el movimiento de Albany en la década de los 60 del siglo pasado… No se le ocurrió otra cosa a don Barack Obama que declarar ante los medios de difusión de masas que Estados Unidos llevaba en su ADN el racismo… ¿Podría el señor Obama probar eso científicamente? ¿A qué gilipollas de entre sus consejeros se le habrá ocurrido ese brillante discurso?

Bien, como digo, las cualidades o habilidades de uno de esos “sabios” o “filósofos” del backstage estadounidense debe consistir primordialmente en hacer creer a los que no pertenecen a la élite, que la chusma, incluso la doctorada y con una docena de másters comprados en universidades periféricas, son todos muy listos y sus opiniones son muy interesantes y que forman parte de la libertad de expresión de una sociedad democrática… aunque sus opiniones sean absurdas, estúpidas y propia de ignorantes que solo puede generar basura intelectual… Incluso van más allá: las difunden con el mastodóntico aparato de cultura de masas o mainstream como si del culo y las tetas de las hermanas Kardashian se tratare… Pornografía geopolítica para psicópatas que odian a los gringos o a los judíos...

Señoras y señores lectores: el hedonismo posmoderno ha alcanzado a las universidades del vulgo al punto de convertirlas en antros del surrealismo más abyecto donde se trafica con títulos y acreditaciones a los que pueden acceder y también comprar incluso los más tarugos del lumpen… Así, creyéndose libres, muy importantes y condecorados con sus títulos rimbombantes, y sobre todo muy culta y capacitada clase media, es hoy la mayor parte de la casta política “visible” para la gran mayoría de ciudadanos corrientes de este mundo. Pero los “filósofos”, esos sabios, se mueven entre las sombras de la invisibilidad...

Sin embargo, si usted, estimado lector, se entretuviese un rato aplicando esa serie de cualidades o habilidades de las que hemos hablado al actual presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, no sabría qué adjudicarle porque el peor presidente de la historia americana es absolutamente insustancial, bastante mediocre y carente de gracia o destreza para ejercer la política internacional porque es, precisamente, en ese escenario global donde ha demostrado al mundo entero que no es otra cosa que una simple amalgama de posturitas y poses incongruentes para espectadores de un teatro de barrio marginal… Alguien podría decir que él no tiene la culpa y que se debe señalar a sus consejeros… ¿De veras? Pues no. Ha sido puesto ahí para solucionar un problema y ha sido peor el remedio que la enfermedad…

La violencia y los saqueos que han estallado en las avenidas de Charlotte no está siendo definida científicamente, es un grave problema de exclusión, y la mayoría de medios hablan de respuesta al racismo, esos incultos de los que escribo hablan de racismo, y no es racismo señoras y señores, es lucha de clases o rebelión de los pobres analfabetos, violentos, marginales, drogados y mafiosos; o simplemente ciudadanos desesperados que no respetan las leyes, ni las órdenes de la policía porque ya no tienen nada que perder… El primer presidente negro de la historia estadounidense no ha hecho nada por los negros porque nunca hizo nada por los marginados de todos los colores: negros, marrones, amarillos o indígenas americanos… ¿Por qué no nos explica Obama que cuando un negro mata a un negro es racismo? Pues el policía que mató a Keith Scott Lamont es negro… Tan negro como el difunto que ya tenía antecedentes por crímenes violentos; y le dijo que soltara el arma…

Escasean los sabios como escasean los filósofos de renombre en el gobierno de Obama… Sabemos que un presidente estadounidense puede ser cualquiera, pero también sabemos que el elitismo platónico no se ha instalado en la Casa Blanca porque la soberbia de este presidente negro lo ha impedido y se ha rodeado de mediocres… Sin embargo el señor Barack Obama se ha prodigado en hacer todo lo posible para que los Clinton “hereden” el Despacho Oval para que luego le devuelvan el favor cuando se quede en el paro… Un gran favor para él y su familia… Se ha excedido en insultos graves contra Donald Trump y su familia mientras su “espectáculo racial” llena de cadáveres marginales la periferia “interna” de Estados Unidos. El mito que está propagando el señor Barack Obama en los Estados Unidos es muy peligroso…

Tan peligroso como las absurdas y ridículas acusaciones en la reciente asamblea de la ONU contra Rusia… Tan despreciable como su desprecio por la Unión Europea al permitir y promover que 90 millones de musulmanes turcos formen parte de la Unión… Se diría que pretende destruir a su más incondicional aliado… El show posmoralista de este presidente posmoderno consiste en una relegación de la retórica para el consumo doméstico que, curiosamente, ha incendiado las calles de los Estados Unidos y ha mostrado a un Barack Obama bastante incómodo en su posición de “negro”, algo que lo aleja muchísimo de la población afroamericana estadounidense. ¿El presidente de los Estados Unidos no está orgulloso de ser negro? Barack Obama es el típico político hedonista que expresa su desconexión de la realidad llamando racismo a lo que es, simplemente, un grave problema de marginalidad por exclusión económica. Incluso se diría que fomenta el conflicto racial.

Nefasta su presencia “artificial” en los foros internacionales… No sobresale ni con los más bajitos como Vladímir Putin… El presidente ruso le gana por goleada… La falsa presencia de líder estadounidense mundial y una obscena comedia a modo de comunicación de masas a nivel global ha sembrado el caos y el desconcierto entre todos los aliados de Washington. No puedo negar que se trate de una estrategia genial o diabólica ante el peligro musulmán o un posible encontronazo militar con los Chinos… Pero el señor Obama es un desastre de imagen que provoca rechazo...

Mientras todo esto ocurría -y ocurre aún- el señor Obama nos dejó la imagen de su verdadero legado, el de una felicidad individualista, libre y privilegiada jugando al golf o metiendo pierna entre los muslos de una bailarina de tangos hasta llegar al clítoris metafórico de un narcisismo político glorificado sin cesar por una oficina del presidente más preocupada por la imagen higiénica, deportiva, estética o dietética que por un discurso intelectual coherente en el que pudiera explicar el porqué se ocupa en tumbar a Donald Trump cuando su particular política hedonista ha empobrecido al pueblo estadounidense.





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