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Todo lo que cuentan de Venezuela es mentira

Por Alfonso M. Becker
martes 20 de septiembre de 2016, 10:05h
“El espectáculo somete a los seres humanos en la medida en que la economía ya los ha sometido totalmente” Guy Ernest Debord


El entorno geopolítico favorable es lo que lleva a un buen gobernante a tomar decisiones que a usted y a mí nos pueden parecer disparatadas, nauseabundas o incluso criminales… Estamos hablando de un gobernante que lleva las riendas de un país cualquiera. Hagamos pues, un buen análisis en el subcampo de la ciencia política para que usted no lea más chorradas sobre Venezuela; para que no se crea nunca más las mentiras que le cuentan; y no me refiero solamente a las mentiras bolivarianas o a las declaraciones del gánster Nicolás Maduro, ni al aparato de propaganda de unas Fuerzas Armadas Bolivarianas controladas por generales narcotraficantes internacionales, ni a los servicios de inteligencia bolivarianos (SEBIN) que, aún estando “controlados” por unidades foráneas encubiertas, de servicios secretos extranjeros, que como comprenderán no se pueden revelar...

Pero solo hay que tirar del hilo que nos llevaría, sin tener que utilizar breadcrumb alguno, a oficinas en Washington, donde -curiosamente- se sienta el “minotauro” de la política global…
Tampoco me refiero a las manipulaciones gubernamentales o a los incoherentes y delirantes discursos de la llamada oposición venezolana, unos aficionados a la política posmoderna incapaces de ser polo de referencia social, política y moral ante una banda criminal de traficantes de narcóticos que ya ha destruido y esquilmado Venezuela ante los ojos de una comunidad internacional a la que, evidentemente, le importa un carajo la penuria del pueblo venezolano y que, curiosamente, solo respeta el orden westfaliano cuando le conviene...

Claro que no me refiero solamente a esos mojigatos incompetentes capitaneados por Henrique Capriles o Leopoldo López… dada las capacidades intelectuales de estos dos señores, el uno abogado y el otro economista, uno se pregunta si han obtenido el título universitario como premio en un Kinder Sorpresa de chocolates Ferrero… Viendo lo podrido que está el país, cada día comprendo mejor a Leo Strauss en sus apreciaciones sobre la república de Platón y sus matizaciones aristotélicas… ¡Qué gran verdad! Esa “verdad” que solo puede ser conocida por una élite muy selecta y preparada para comprender todo el horror que encierra esta vida y toda la mentira de este mundo… Está clarísimo que se venden los títulos y los máster en Caracas y en todo el mundo como el que vende churros y donuts en el sagrado territorio del saber.

Claro que no, me refiero también a periodistas, blogueros, hombres de negocios, coristas de cierto renombre, frívolos personajes de la farándula, espectaculares transexuales expertos en maquillaje con purpurina y geopolítica libertina, cantantes cocainómanos con varios discos de platino que saben mucho de los migrantes y de la guerra, reinas de la belleza bolivariana con pasaporte estadounidense, mujeres de la farándula expertas en geopolítica “estelar” de un erotismo exacerbado o -también me refiero- a esos viejos “gusanos” de la basura mediática anticastrista más preocupados porque les salga un soneto con estrambote o un ripio de mala muerte, que por decir algo interesante sobre el escenario del crimen que es Venezuela. Esos gusanos de la gusanera, desconcertados y vilmente engañados por Washington durante 55 años haciéndoles creer que los hermanos Castro eran el enemigo de EE.UU...

Me refiero también a jueces en activo, a ex-presidentes españoles inventores y promotores de un corrupto multiculturalismo que financiaba al terrorismo palestino desde España y que ahora hacen de mediadores en Venezuela cuando la “batuta” estadounidense ordena el cántico coral del “diálogo permanente” y hasta eterno que ya dura 17 años… me refiero a politicastros de la peor especie, no solo de Caracas sino de todo el continente americano y para más inri ¡ hasta de los Estados Unidos !Sí… hoy les quiero obsequiar, con un pequeño ejemplo de política comparada, con un método de aproximación a lo que ustedes podrían llamar “la verdad” incluso en esta sociedad que se rige por las leyes del espectáculo. Un espectáculo muy complejo y con un despliegue de medios muy caro… Así que el dinero hay que sacarlo de donde sea y de cualquier forma, porque todo esto hay que pagarlo, alguien tiene que pagar la cuenta… No olvide nunca, que si no te pillan, no hay delito…

Y si te pillan, no importa porque lo negarás todo y le echarás la culpa a la oligarquía de la derecha, a los colonialistas europeos, al imperio o a su zorra madre capitalista… No falla nunca… Al final te llevas todo el dinero de los contribuyentes a tu casa y nadie hace nada… ¿Por qué ocurre esto? Pues porque sucede lo mismo en todos sitios y la casta política ha comprobado que tiene patente de corso para vivir a costa del pueblo inculto. Esos gilipollas de nacimiento, con título y sin títulos a los que le dicen que Donald Trump es muy malo y salen a la calle gritando como locas transformistas que Trump es racista y que construye muros cuando el Pope Francisco y la canción popular dicen todo lo contrario, o sea, que al corazón de amigo ¡abre la muralla!… O le dicen que una bruja vieja y corrompida que juega con la vida y la muerte de las personas quiere mucho a los negros y a los mexicanos y a los pieles rojas y a las focas y las putas ballenas...

Chusma analfabeta incluso con máster universitario que nunca se manifiesta en favor de una ciudadanía venezolana que muere de hambre y por enfermedad, dado que no tienen alimentos ni medicinas para tomar… Borregos incultos con títulos creados y máster ideados, precisamente, para una chusma de burros titulados que siempre serán un ganado al que manejar después de haber hipotecado su vida pagando su “carrera” hacia ningún sitio, para no conseguir nada, para ir a ninguna parte, en cómodos plazos de felicidad… Para decir nada porque no saben hablar ni escribir… Esclavos del siglo XXI que adoran a un amo que no conocen, que nunca han visto y que nunca comprenderán… Leo Strauss comprendió que solo se puede gobernar cuando la élite se traspasa el poder, sin que nadie se dé cuenta… una élite intelectual fielmente apoyada por los “caballeros”, y juntos los dos, élite y caballeros, controlar a esa chusma inculta y peligrosa con la que hay que bregar…

Salvo casos aberrantes de santidad, todos los políticos esquilman las arcas públicas… Esto está feo decirlo, lo digo seriamente para que nadie lo repita, y luego no me digan que estoy llamando a la revuelta y a la toma del poder… Es peligroso escribir sobre esto… así lo advirtió el genio de Leo Strauss, porque el que habla así de los políticos, el que los denuncia, el que los señala, suele ser un peligroso escritor “asocial” que menosprecia el orden establecido, la paz social necesaria para hacer negocios y podría ser un hijoputa anarquista que odia a los banqueros cuando la mayoría de los banqueros son buenos y casi todos han sido elevados a los altares, o sea, van al cielo… Al menos los del Banco Ambrosiano… Bueno quiten los de la mafia neoyorquina y a los sicilianos de la camorra napolitana que trabajaban como banqueros en el Banco del Vaticano y sigamos con Leo Strauss...

Un análisis comparativo sobre Estados Unidos y Venezuela… Pero para que no se escandalicen vamos a recordar primero las palabras de Henry John Temple sobre Inglaterra: “No tenemos aliados eternos y tampoco tenemos enemigos perpetuos pero nuestros intereses sí son eternos y perpetuos, por tanto, nuestra obligación es vigilarlos”. Ese brillante premier británico del siglo XIX no conoció al filósofo jurídico alemán Carl Schmitt, que nos enseñó todo sobre el realismo político, pero pueden ustedes apostar que el pragmatismo político de Lord Palmerston (John Temple) está impregnado no solo de la metodología empleada para el estudio del conflicto social sino que lo aplica a la política exterior con el mismo estilo analítico que los ideólogos del movimiento revolucionario conservador...

Así, en el caso de Venezuela, por ejemplo, hemos visto y estamos padeciendo una dictadura militar y policial que pasa ante nuestros ojos como un relato surrealista de 17 años de duración, dictadura de asesinos instaurada por un oficial del ejército venezolano, notoriamente ignorante y parlanchín, que fue Hugo Chávez, hasta llegar a día de hoy, siendo testigos de la Historia y contemplando cómo un inculto y majadero mafioso, conductor de tranvías, intenta perpetuarla al mismo modo “experimental” que se hizo en Cuba con la colaboración de los Castro… Pero no ha salido bien… por decirlo de alguna manera porque 17 años debería ser un éxito para la basura bolivariana pero no para los que estudian los sistemas de dominio de la masa inculta. Algo ha fallado y los teóricos del neoconservadurismo estadounidense no saben qué… Pero yo sí lo sé: el aburrido, nauseabundo y decepcionante espectáculo que está dando Washington en relación a un Estado venezolano gobernado por narcotraficantes y apoyados por terroristas musulmanes conectados a Libano, Irán y Siria...

Desde tiempo inmemorial, la realpolitik, está muy por encima de la moral o incluso de la ética. De hecho la geopolítica para un estadista cualquiera de cualquier país es un juego de movimientos impredecibles y de suma cero que acaba o se perpetúa cuando la realidad y circunstancias de entorno sean propicias. De esta forma Washington no tiene inconveniente en que usted haga lo que tenga que hacer en su país siempre que no sea un escándalo internacional o un genocidio o algo por el estilo… Mantener el gallinero en paz, impedir que haya una “rebelión en la granja” que se pueda extender a otros territorios latinoamericanos y sobre todo mantener el flujo de petroleo a EE.UU y a su aliado cubano que prestó grandes servicios durante 60 años de guerra fría.

Desde hace 30 años, a Washington le da igual quién gobierne en América Latina siempre que parezca una democracia con “peculiaridades” aceptables, bien populistas, de apariencia revolucionaria, indigenistas o celestiales… pero que no se salgan de madre… Por eso han sobrevivido hasta hoy los gobernantes más ladrones y embusteros que nunca han tenido los latinoamericanos. Y ninguno de ellos irá a la cárcel. Y ninguno de ellos devolverá el dinero… Que se joda la turba anti-gringa y que se pudran en la pobreza las siguientes generaciones de latinoamericanos, pues según la nauseabunda casta política latinoamericana: el pueblo los ha elegido libremente y por lo tanto no merecen otra cosa…

Es verdad que se deterioran los pequeños negocios y se van al traste las clases medias… Pero eso le importa un bledo a Washington mientras no sea en EE.UU, allá los bolivarianos, los kirchneristas, la Cámpora o la Pachamama de Evo Morales con sus delirios económicos… Washington no es responsable (en apariencia) del lamentable espectáculo bolivariano y naturalmente no rige su política exterior por principios filosóficos, teológicos o morales sino por intereses de los Estados Unidos en un contexto geopolítico.

Si los “revolucionarios” narcotraficantes se han decidido por un concepto de “Estado total” schmittiano que supere y esté por encima del momento liberal, es asunto que a EE.UU no le incumbe… Si la basura bolivariana no quiere parlamentarismo, o lo hay pero lo “anula”, no es asunto de Washington. Si están amañadas las elecciones, si el voto no es secreto, si todo está controlado por un Estado “Fuerte”, todo es mentira y ni siquiera hay democracia, no afecta a los EE.UU siempre y cuando no le jodan a Washington sus negocios… El interior de esa unidad política que es Venezuela es solo asunto de unos asesinos narcotraficantes apoyados por bandas parapoliciales y pistoleros de la más baja extracción social… Un asunto de la mafia caraqueña y de los desamparados ciudadanos… Sean bienvenidos a la política real.

En la realpolitik no se tienen amigos sino intereses… Pero si Washington quiere, de verdad, que este nuevo siglo siga siendo americano, debería cuidar los detalles de toda representación teatral política desplegada como poder blando… Nicolás Maduro y sus secuaces no deberían salir indemnes, no deberían escapar con el dinero y es de capital importancia que sean puestos a disposición judicial para rendir cuentas por sus crímenes si la Casa Blanca quiere mantener cierto prestigio en América Latina y en el mundo entero. Estados Unidos se llevaría todos los aplausos.

Venezuela es un crimen muy grave y todo el mundo ha mirado para otro lado. Nadie ha protegido a los venezolanos… Es el momento adecuado para que Washington ajuste las cuentas, de forma espectacular, al cártel de Caracas.
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