Santo Domingo.- La expresiva y romántica obertura fantasía Romeo y Julieta, de Tchaikowsky, inició el programa, cuya impresionante interpretación orquestal y convincente ensamble devino en excelente presentación de credenciales del maestro norteamericano Ricardo Averbach.
A continuación el pianista estadounidense Micael Chetock interpretó el Concierto No.1 en Fa sostenido menor, para piano y orquesta, de Sergei Rachmaninoff, logrando cautivar al público con su inmenso dominio técnico del piano y su impresionante fluidez durante los tres movimientos de esta corta pero impresionante obra.
La Sinfonía No.5 de Tchaikowski, considerada como la más interpretada del autor, cerró la noche. A lo largo de los cuatro movimientos de esta obra pervive la idea temática conocida como el “tema del Destino”. El segundo movimiento constituye el alma de esta Sinfonía. Un andante cantábile, descrito por Mercedes Aróstegui Vidal en el programa de mano como “en extremo lírico, desconsolado y expresivo, donde las cuerdas hacen la introducción con acordes e incorporan a los cornos que tocan el tema principal con una respuesta de los clarinetes”. (…)
“El tema que ejecutaron los cornos aparece en los violines para avanzar con toda la orquesta y de manera brillante reafirmar ese desgarrado dolor con una gran sonoridad de los metales y gradualmente disipar esta fuerza dolorosa y terminar el movimiento igual que el anterior, de forma sumamente suave”.
Prolongados aplausos de pies y efusivos bravos, despidieron al maestro Averbach y a nuestra gran Orquesta, cerrando con broche de oro la actual Temporada Sinfónica.
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