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Alfonso M. Becker: Ahora todos son capitalistas y globalizadores... ¿Algún idiota tiene algo que decir?

Por Alfonso M. Becker
domingo 27 de septiembre de 2015, 21:01h
“Las palabras solo son signos de nuestras ideas, no hay que tomarlas por ellas mismas”.John Locke.

Se derrumbó la URSS y nació la Rusia capitalista. Pero esto de convertirse en un sucio, bastardo y asqueroso capitalista, de la noche a la mañana, tiene algunos inconvenientes, tantos y tan “ligeros” como si un ciudadano de a pie, que antes era comunista, decide ahora ser “capitalista” porque le gusta que le llaman así... Porque no es una cuestión de ideologías sino de macroeconomía.

El manipulador ideólogo, no tiene problemas morales ni éticos para decidir ser -permítanme la expresión- lo que a él le salga de los cojones. Al igual que el ciudadano normal y corriente, puede -si le dejan- cambiar de camisa para seguir presumiendo de ideólogo y de que sabe mucho de política, en el bar con los amigos...

Pero un imperio soviético que dice ser comunista, protector de los trabajadores, de los pobres y liberador de todas las masas oprimidas del planeta, es decir un “santo” del cielo comunista, se encontrará de pronto en una selva económica repleta de depredadores financieros y otras alimañas bursátiles de los grandes negocios mercantiles; fieras salvajes totalmente desconocidas para los que han sido, durante casi un siglo, la élite de un gulag socialista, esa suerte de prostíbulo de la microeconomía en la que una corte estatal de proxenetas y otros maleantes de la política, vivieron y gobernaron, en su club privado de capitalismo estatal, en una suprema orgía de crímenes contra sus ciudadanos; practicando el genocidio y otros “divertimentos” imprescindibles para perpetuarse en el poder, degustando caviar de beluga y otros placeres de la vida como los sexuales, en perfecta compañía de lo más selecto de las damiselas, que en castellano antiguo era sinónimo de putas de alto standing, o sea, de extrema calidad...

Si este suceso -inexplicable para ellos- dejó con el culo al aire a los anticapitalistas del planeta, se pueden ustedes hacer una idea de lo que significó que la China supercomunista de Mao se pasara al orden capitalista mundial... eso es algo que ya los dejó tocados del “tarro”, que es español vulgar significa que en vez de cerebro, el tarugo que odia a Occidente, es portador de un cencerro en la cavidad craneana, porque ya no saben explicar nada del desarrollo orgánico del capital ni los factores exógenos que juegan un papel esencial en la reorganización del mundo de hoy. Ahora callan como zorras bolivarianas y jamás leerá usted nada de altas burguesías rusas, ni de capitalistas chinos, ni de campesino revolucionario siberiano, ni de proletario chino mandarín...

Esta gente son como esos desencantados creyentes que, al sentirse huérfanos de dioses, buscan con ansiedad un sucedáneo como si tuviesen el “mono” y necesitaran algo que inyectarse... Si leen con detenimiento a esta gentuza, cuando hablan de burguesías imperialistas, nunca meten en el mismo saco a las burguesías rusas, chinas, indias, brasileñas o bolivarianas... No solo se les ve el “plumero”... pero debería usted entender, con cierta piedad, que aún tenían en la manga una Cuba “socialista” y megarrevolucionaria a la que ellos se agarraban con fuerza para tener algo de razón...

En Cuba, para ellos, era impensable que hubiese burguesía... Los miles de millones de dólares amasados por los hermanos Castro no solo en sus cajas fuertes sino en muchas entidades bancarias de este mundo, no significaban nada... Y cuando Cuba se pasa al orden capitalista, se jodió todo y se quedaron sin nada... Sin un punto de referencia para sus chorradas discursivas sobre la revolución mundial y sin ningún santo alojado en el “cielo bolivariano” conformado por la liturgia chavista del gansterismo que gobierna Caracas...

Imagínense que si el libro rojo de Mao ya no sirve ni para limpiarse el culo... ¿Qué se puede esperar de esa mierda de librito azul que enarbola el payaso farsante de Nicolás Maduro? La indiscutible riqueza de la lengua española es un arma de doble filo contra toda esta ralea de gobernantes y sus “palmeros” de la prensa que podríamos llamar... basura bolivariana para los que se expresan en español o estercolero yihadista de las letras antiimperialistas...

¿Por que no? Se preguntaban algunos en una mesa, de notables dimensiones, de un almuerzo al que recientemente fui invitado. ¿Por qué no habla esta gentuza antisionista de imperialismo chino o ruso? ¿Porque ni siquiera saben que el “Imperio” son todos ellos juntos?... Yo supuse que todas las charlas y comentarios serían sobre literatura porque cinco de los comensales tenían el proyecto de lanzar una revista digital de poesía y fueron, además, los organizadores del almuerzo, es decir, los que me invitaron.

Pero por allí apareció toda una “plebe” genial que iban desde filólogos, pasando por profesores de instituto de diversas asignaturas, un ingeniero informático, un arquitecto, un médico, una enfermera que escribía cuentos para niños y su marido que era oficial del Ejército de Tierra... También había políticos profesionales, si se puede llamar “profesional” de la política a un humilde alcalde de pueblo y algunos concejales de partidos varios... Era una comida agradable con gente simpática... Pero cuando de verdad se puso interesante el almuerzo fue cuando una mujer, que estaba sentada enfrente, se dirigió a mí: ¿Se puede decir entonces, en estos momentos de la política venezolana, que don Nicolás Maduro es un hijo de la gran puta sin que ello signifique un oprobio hacia la madre que lo parió? -Me preguntó una licenciada en Filología Hispánica por la Universidad de Sevilla que quiere ser escritora...

Con una sonrisa discreta de circunstancia, la miré con afecto y le dije, delante de todos los comensales, que era la mejor pregunta y la más interesante que me habían hecho nunca, lo que indicaba claramente que iba por la senda adecuada para ser una escritora genial si no lo era ya... La respuesta ante una enrevesada interrogación con claros tintes geopolíticos, no puede coger desprevenido a ningún escritor que se exprese en lengua española y que merezca la pena ser llamado así... pues la envergadura semántica de la cuestión nos coloca, invariablemente, en la tesitura de calificar a un dictador de la más baja calaña como Nicolás Maduro, que para mí no es otra cosa que un sanguinario cabrón, un manipulador populista y un perfecto ladrón hijo de puta... Entonces le dije que para calificar a un individuo de tanta bajeza política, a ese ejemplo tan humillante de inculto populista que está destruyendo todas las posibilidades de Venezuela, ese fantoche de la mezquindad, a ese gánster ruin que está esquilmando un rico país... no bastaba solo con ser una magnífica lingüista sino que era necesario, además, sudar “tinta”, eso que decían nuestros escritores del Siglo de Oro a sus alumnos cuando estos pretendían ser escritores en el futuro...

Le recordé que su pregunta estaba “armada” con matizaciones políticas y que, por tanto, la respuesta estaba sujeta a un libre albedrío inevitablemente adornado de opciones geopolíticas... pero ¡cuidado! en un mundo violento y cruel en el que fanáticos llenos de odio despotrican contra la democracia, contra la república estadounidense, contra la Unión Europea, contra Israel, contra los judíos de todo el mundo y -en definitiva- contra ese concepto de “república imperial” a la que ansían destruir... Y los pobres infelices pretenden hacerlo apoyando a dictaduras latinoamericanas gobernadas por un pederasta en Nicaragua, un indio inculto pero el perfecto manipulador del pueblo boliviano como tonto útil, adorador de la Pachamama bajo los efecto de la coca, todo un insulto a la inteligencia y un auténtico crimen contra los indígenas y contra el resto de la ciudadanía boliviana.

Estos dictadores encubiertos, están saqueando Argentina, Ecuador y otros países del “círculo bolivariano” ante los ojos espantados de todo el mundo y con el aplauso entusiasta de esos que no paran, en ningún artículo de opinión, de utilizar sus patéticas coletillas... “iluminados”, “illuminati”,”poder en la sombra”,”falsas banderas” y un sinfín de chorradas conspiranoicas como si de un catecismo revolucionario se tratase... Revolucionario... Hay que tener poca vegüenza para llamar revolucionario a un farsante ladrón que destruye un país para luego largarse con el dinero... Así que las preguntas geopolíticas sugieren siempre respuestas geopolíticas que obligan a la lingüista, que quiere ser escritora, a desplegar toda una maraña de conocimientos para saber cuándo, cómo y por qué es posible llamar “hijo de la gran puta” a don Nicolás Maduro... Adam Weishaupt y los jesuítas de su época se morirían de risa con estos antisionistas ensoñadores nostálgicos de dictaduras estalinistas que, a falta de santos en su hornacina “revolucionaria”, elevan hoy a los altares a la clerigalla de gobernantes parásitos que mantienen en la más penosa esclavitud a los pueblos de Latinoamérica... El caso es que a mí me costaba trabajo, en un almuerzo repleto de intelectuales, meterme por el difícil, intrincado y oscuro camino de la política a la hora de responder a una joven recién licenciada que soñaba con ser escritora... aunque su pregunta era muy inteligente por lo provocativa y reflejaba, sin duda alguna, que la hacía como propuesta para averiguar una verdad lingüística que se podía entender sin dificultad en el terreno de la controversia... Ella misma decía que la importancia, amplitud y alcance de los vocablos empleados en un texto no deberían ser nunca tomados como chabacanos cuando uno se enfrenta la creadora tarea de una obra de arte en un par de cuartillas, pues esa cuestión siempre encierra puntos o materias dudosas o discutibles... Entonces, uno de los comensales, un amigo periodista (que por cierto, es del mismo curso que el idiota de los “galones”) repitió la pregunta recordando que, al parecer, nadie tenía agallas para responder... La filóloga expresó que quizás la madre no debería verse envuelta en las fechorías de un hijo, pero un lenguaje metafórico no tiene por qué calificar nada... pensaba y titubeaba... Pero el periodista insistió socarronamente: <<¿Se puede decir entonces, en estos momentos de la política venezolana, que don Nicolás Maduro es un hijo de la gran puta sin que ello signifique un oprobio hacia la madre que lo parió?>>... y a mí me entró la risa porque lo que estaba haciendo el periodista era provocar a un viejo profesor de Literatura Española que lo acompañaba a él y se coló, de gorra, en el almuerzo. Se levantó el viejo profesor jubilado, alzó su jarra de cerveza y dijo: “Sí, coño, se puede decir que Nicolás Maduro es un hijo de la gran puta, pero a las madres hay que dejarlas tranquilas; sin mácula, ignominia, afrenta o deshonra, por muy putas que sean... porque una madre es siempre una madre por muy guarra que se levante”... Y dejó a la lingüista patidifusa, que en español coloquial significa paralizada de asombro... El capitán de una famosa División Acorazada española, me dijo al oído que la lengua española era la más certera y explícita del planeta, mientras su esposa enfermera sacaba una tirita de esparadrapo del bolso y le sugería al maestro, con humorísticos gestos, que se la pusiera en la boca y no dijera más barbaridades bajo los vapores del alcohol... Pero el almuerzo duró cinco horas y aquello fue subiendo de tono hasta que alcanzó el cenit de la inteligencia política y de la creatividad literaria. Mi admirado marqués de Villena, que en paz descanse, tenía toda la razón... Cada una de las palabras que conforman nuestro idioma ¡todas y cada una!, han conducido a la lengua española a un momento histórico de perfección suma... Y en lo que a mí respecta, como escritor, solo puedo decir lo mismo que aquellos españoles geniales dijeron hace siglos en castellano, en tono jocoso, sarcástico, irónico y mordaz: que la perfección literaria no es mi meta, sino mi punto de partida... Una gloriosa forma de recordar que todas las palabras de nuestro idioma, bien utilizadas y artísticamente confabuladas, fijan las voces y vocablos de la lengua castellana en su mayor propiedad, elegancia y pureza. Al fin y al cabo, “limpiar” y dar esplendor a un discurso, no es quitarle tal o cual palabrota, sino tener el monumental privilegio de mandar a tomar por el culo al presidente de Venezuela, don Nicolás Maduro, de forma sublime y poética, explicando a los venezolanos que si el colmo de la miseria es carecer de democracia, la hipocresía de los que destruyen un país y matan de hambre al pueblo, es el colmo de todas las maldades.

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