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Retrato del dramaturgo  y escritor inglés William Shakespeare.
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Retrato del dramaturgo y escritor inglés William Shakespeare. (Foto: Fuente Externa)

Premisas sencillas para el dramaturgo que comienza (dos)

Por Giovanny Cruz Durán
Portada Premisas dramaturgo.
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Portada Premisas dramaturgo. (Foto: Cortesía)

Es cierto que ser escritor no se estudia, aunque el buen escritor tiene que estudiar todo. Escribo en todos los géneros de la Literatura. Cada disciplina literaria tiene su propia técnica y muchos recovecos por descubrir y dominar. Sin embargo, la que requiere mayor especialización es la literatura teatral. Un buen dramaturgo, insisto, sabe que sus palabras llegarán al conglomerado en voces y acciones de actores y actrices.

Sabe, también, que sus piezas serán sometidas a un riguroso proceso de estudio, si quienes las llevarán a escena son auténticos profesionales del arte tutelado por Talía (la floreciente) y Melpómene (la melodiosa). Esto obliga al dramaturgo, entonces, a escribir para especialistas que “escalperán” cada palabra suya. Los actores requieren, pues, que tenga “lógica”… la lógica que postula el escritor teatral.

Luego de estas especificaciones continúo con más de las premisas sencillas, que no graduarán a alguien de dramaturgo, pero si despejarán muchas de las brumas que hay en el camino.

Los hechos importantes:

El dramaturgo tiene que incluir en su obra hechos transcendentes que, de vez en cuando, sacudan al espectador. De no hacerlo, su historia será monótona. Demás está decir que los hechos tienen que corresponder con la Línea General o trama de la obra. Estos hechos importantes equivalen en el Cine a los llamados puntos de giro. Con los hechos importantes procuramos crear sistemáticos e imperativos suspensos. Deben producir en el ánimo del espectador (receptor final de lo que escribimos) una sensación de que en cada hecho podría concluir la historia que le están sirviendo.

Tiempo y espacio:

Las obras ocurren en un tiempo específico. Algunas veces los autores son anacrónicos adrede procurando cierto tipo de efecto. En este caso del dramaturgo debe tener una lógica que justifique su anacronismo.

Un buen dramaturgo sabe que los seres humanos no actúan igual ahora que en el medioevo, que nos comportamos diferentes en el crudo invierno respecto al caluroso verano, que variamos el comportamiento entre noche y día.

Las escenas transcurren en un tiempo teatral que la mayoría de las veces no tiene relación con el real. Las piezas tienen su propio espacio vivencial. Ocurren en Madrid, Moscú, Puerto Plata, Boston; etcétera. Esto determina características singulares en los personajes.

En la realización escénica las obras ocurrirán en un escenario específico, con una o varias piezas escenográficas. Ciertos experimentos teatrales muestran varios espacios en el edifico en que se presenta la obra. El autor teatral tomará muy en cuenta las limitaciones de espacio que tiene el teatro. Cuando algunos narradores escriben teatro tienden a olvidar estas limitaciones y hacen que sus personajes transiten tanto, que más que una pieza teatral escriben un guión de cine.

Convencionalismos teatrales:

-El más notorio es el de los apartes. En ellos los personajes dicen parlamentos que los

demás personajes, supuestamente, no escuchan.

-Una coma determina un inflexión.

-Tres puntos es una pausa muy breve.

-Una pausa es un corto silencio.

-Un silencio es un tiempo más largo sin palabras; pero siempre con acciones.

-Para muchos el teatro completo es un convencionalismo cuyas “verdades” son simplemente escénicas.

El sentido de la verdad:

Edgar Allan Poe escribió: “El teatro es una verdad en sí misma.” Un ladrillo en un escenario puede ser un piene… y lo aceptamos como válido. La muerte en el teatro es absolutamente cierta… y el espectador la aplaude o llora según la circunstancia.

Hablo de códigos escénicos.

Un buen pintor no es aquel que procura copiar a la naturaleza, sino transformarla en otra verdad estética. Lo mismo ocurre, o debe ocurrir, en el teatro.

Ciertamente partimos de la verdad humana, pero para transformarla en nuestra especial realidad. De no ser así, el arte resultará… grosero y poco imaginativo.

Lenguaje y estilo:

Las piezas teatrales definen su propio lenguaje. Este dependerá de los objetivos que persiga el autor, de la época, del país y los personajes. Aparte de los estilos literarios tenemos en el teatro: tragedia, drama, comedia, sátira, melodrama, paso, entremés, auto, etc.

El conflicto:

La célula madre del drama teatral es el conflicto. Aprendí de Octavio Paz que la gran literatura no es la que presenta al Ser reconciliado consigo mismo, sino con el alma hecha jirones. En este sentido, los personajes tienen que entrar en contradicción con alguien o algo en el escenario. La intensidad de esas contradicciones hará más o menos interesante la pieza teatral. Manejar esta dialéctica es lo que nos convierte realmente en dramaturgos. Lo aconsejable siempre es que exista un triángulo conflictivo; es decir, tres fuerzas antagónicas en el escenario.

Debemos tener cuidado con los personajes históricos. No podemos presentarlos en el teatro en una sola dimensión: la que ya le asignó la Historia para su condición de héroe o villano. ¡No! Ellos, como humanos, no son “químicamente” puros. Tienen pasiones como todo el mundo. Si no las tienen, si no tienen conflictos (o no nos atrevemos a escribirlos) no sirven para ser llevados al teatro. Hagamos con ellos entonces un buen documental.

Texto Literario y Texto Dramático:

El Literario es el que escribe solamente el autor teatral. Empero, este debe tener siempre en cuenta que su texto será representado por otros: directores y actores. Precisamente es a estos a quienes corresponde convertir ese Texto Literario en un Texto Dramático, que es el que llega directamente a los espectadores y, desgraciadamente, también a los críticos y criticones.

¡Corran! ¡Telón!

Un truco: acostumbro a escribir primero un especie de cuento de unas mil quinientas

palabras. En este cuento narro la historia completa que luego formularé como obra de teatro. De esta manera procuro una totalidad temática. Recuerden que toda pieza teatral es un viaje hacia su final. Dicen… que las buenas piezas adquieren conciencia de sí mismas y de su final, antes que este llegue. También hago un esquema con los nombres y características de las escenas que incluiré en la pieza en construcción.

Les doy estos "atajos", pero no lo digan por ahí. ¿Lo prometen?

Premisas sencillas para el dramaturgo que comienza (dos)
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