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Punto de mira
Punto de mira (Foto: Cortesía)

El nuevo estilo de vida al que tenemos que adaptarnos

Por Rosa A. Rodríguez C.
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roserodriguez17gmailcom/15/15/21

Apalear los efectos causados por el COVID-19 es un asunto complicado. Mientras que por un lado, mantener el aislamiento social es lo que tiene mayor efectividad para evitar la propagación y contagio de la enfermedad, por el otro lado, es una medida que pone en riesgo el equilibrio de la economía.

Santo Domingo.- Si bien es cierto que nos encontramos en una posición “privilegiada” en materia de crecimiento económico dentro de la región de Centroamérica y el Caribe, no estamos lejos del impacto negativo que se espera a causa de la pandemia en todo el mundo.

Como se sabe, la República Dominicana es un país cuyo crecimiento económico depende en gran manera del sector servicio, especialmente del turismo y la hostelería. Las exportaciones, la inversión extranjera y las zonas francas también tienen incidencia en los números positivos que cada año reporta el Banco Central; y estos -precisamente- son sectores que están siendo duramente afectados.

Es por esto que tenemos que ir tomando acciones para adaptarnos a “la nueva normalidad”, una frase que poco a poco se hace común y que se refiere al nuevo estilo de vida al que debemos adecuarnos para encaminarnos de a poco a la estabilidad.

Como sociedad no podemos seguir inmóviles, tenemos que empezar a tomar acciones para reactivar la economía, en especial por aquellos que viven del día a día y de los aportes que les genera, aun en la informalidad, los pequeños y medianos empresarios.

Países en los que el pico de la enfermedad ha empezado a decrecer, el proceso de reanudación de la actividad económica se está realizando por fases. El Gobierno dominicano está manteniendo reuniones con empresarios, sindicalistas y funcionarios para analizar cómo podemos formar parte de esta iniciativa, también de manera gradual.

En general, aunque se lea demasiado optimista, este proceso en el que estamos inmersos podría servir para hacernos más fuertes. Recordemos que las crisis no siempre son malas. Aunque no a simple vista, siempre traen oportunidades de las cuales aprovecharnos.

¿Algunos ejemplos? Analizar la oferta y la demanda actual podría servir para encontrar un nicho en el cual emprender; los negocios que tienen como meta conquistar el público internacional, pueden crear un modelo enfocado en la gente local; y viendo que todo bajará de precio también podría ser una ocasión para invertir en zonas que, al pasar la crisis y suba todo de golpe, permita generar ganancias.

En algunos casos el proceso de adaptación será más complicado y en otros más fácil. Por el momento, lo que queda es persistir, mantener la constancia y, cuando no se pueda continuar, buscar la manera de reinventarnos para cuando todo esto pase.

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