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Diseñar un infierno contra Estados Unidos.
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Diseñar un infierno contra Estados Unidos. (Foto: Alfonso M. Becker)

Diseñar un infierno contra Estados Unidos

Por Alfonso M. Becker
«El tiempo y el desengaño son dos amigos leales que despiertan al que duerme y enseñan al que no sabe.» Antonio Machado
Sobrevivir a una larga lucha en el crepúsculo fue la primera reacción lógica de un establishment estadounidense somnoliento que no podía creer que las increíbles y dramáticas advertencias del Joint Chiefs of Staff, no hubieran sido precedidas, en su momento, de un informe estratégico sobre la Defensa a modo de “zafarrancho” para meter prisa donde precisamente reina el duermevela y la apatía de los acomodados en el Pentágono.

Algún toque apocalíptico de trompeta apropiado que hubiese explicado la alarma, mucho antes del patético reconocimiento de falta de recursos e inoperancia absoluta para afrontar un despliegue naval creíble en el Indo-Pacífico.

Un espectáculo que pudiera disuadir a la China comunista de peligrosos ataques a los aliados de Washington y -sobre todo- de la intención evidente, por parte de Beijing, de expulsar a la US Navy de los mares de China.

Estados Unidos ya ni siquiera puede permitirse perder un solo minuto en dar respuesta a la “apestosa” y ridícula guerra propagandística del Partido Comunista Chino.

La situación en el Departamento de Defensa es tan alarmante y tan grave, que ni los especialistas en el «universo ruso» prestan ya atención a la fanfarria acompañante de Moscú en su intento de sacar tajada en la Unión Europea.

Hay que decir en favor de Vladímir Putin que, el presidente ruso, está obligado -por necesidad- a pescar en aguas revueltas y sacar algún provecho del caos gigantesco que se avecina; y el que ya tenemos encima.

Crimea es un ejemplo perfecto de la inteligencia suprema del presidente ruso; el que un tipo listo carezca de modales para sentarse a la mesa, es absolutamente intrascendente en geopolítica. Alguien debería dejarlo en Capitol Hill.

El presidente ruso cree fervientemente que si a Rusia le robaron, sin miramiento alguno, su «extranjero próximo» durante el colapso de la URSS, él tiene todo el derecho de robar algo en Europa mientras el imperio americano se desmorona.

Tampoco es tarea del Pentágono -según Washington- responder con palabrería barata a la agencia china que ha soltado el virus covid-19 como una de sus «pequeñas muestras» y artimañas del gran diseño global desplegado por Beijing para destruir el poder hegemónico, militar y económico de los Estados Unidos.

Los sabios de Beltway se han quedado con la boca abierta porque estaban absortos admirando el reluciente brillo y esplendor del nuevo arsenal atómico, táctico y estratégico, y del notable adelanto en los interceptores hipersónicos para todas las ramas de las Fuerzas Armadas Estadounidenses.

Todos quedaron pasmados y alelados en Capitol Hill al no haber contemplado nunca la posibilidad de un ataque biológico contra la patria americana.

Que la Comunidad de Inteligencia de los Estados Unidos no tuviese pruebas palpables, solo demuestra que las agencias de espionaje y de información han llevado una vida pasiva para el análisis de datos y un impresentable grado de inactividad que es la viva imagen de la muerte de un imperio.

Una CIA absorta, alelada y distraída, no fue capaz de gestionar la expansión del virus; y eso se traduce en el abandono de la vida, el exterminio masivo de patriotas americanos, sin siquiera presentar pelea en una guerra; eso es anticipar la nada por dejadez; mucho antes de la destrucción total de la patria estadounidense.

La verdad, por encima de todo, es que los Estados Unidos están infiltrados “hasta el cogote” de quintacolumnistas mahometanos llenos de odio y de miles de espías chinos, socavando la república; de eso tratan las peleas y enfrentamientos en la Comunidad de Inteligencia Estadounidense.

En las universidades americanas los espías chinos roban el 90% de la propiedad intelectual y los radicales mahometanos han elevado el antisemitismo universitario a un grado de violencia extrema que hace huir a los estudiantes judíos, tras miles de denuncias interpuestas

Y -cómo no- un Partido Demócrata, absolutamente podrido, ha sido el “creador” de una diversidad tan aberrante como incomprensible, hasta en el territorio universitario donde profesores propagandistas del yihadismo reciben financiaciones.

La «diversidad americana»… Ese discurso vacío y aberrante que carcome la escuela y la universidad pública, corroe la interculturalidad y desprestigia hasta la UNESCO, haciendo de la ONU una finca de los 5 plenipotenciarios del Consejo de Seguridad, y a la vez guarida del yihadismo mahometano, con auténticos terrorista islámicos contratados y cobrando en su sede...

Esa diversidad abstracta que destruye lentamente la patria y aplasta al patriota ante la ciega mirada del stablishment militar estadounidense; y sobre todo ante los ojos históricos de lord Beaconsfield, judío británico, que para hilar fino dejó claro en pleno siglo XIX que el patriotismo forja un noble carácter nacional:

«porque se es patriota cuando se ama el país donde has nacido y se ha vivido, tanto en los pesares comunes como en los triunfos colectivos; porque esa es la común experiencia de todas las venturas y de todos los sentimientos; un signo indiscutible de nobleza espiritual incluso entre la gente común»

Estas bellísimas palabras de Benjamin Disraeli, el gran orador de los Tories, ese genio del conservadurismo que fue líder de la Muy Leal Oposición de Su Majestad, “limpia” y abrillanta, sin duda alguna, el vocablo que señala al país, de nacimiento o adopción, a la que se siente ligado, por vínculos afectivos, jurídicos o históricos, cualquier ser humano.

Lo que no esperaba Washington es que el “infierno” diseñado por China tuviese tantos demonios infiltrados en la patria americana. Lo que no esperaba el pueblo americano era que el “pantano” estuviese repleto de cadáveres políticos en el mismísimo Partido Demócrata.

El Pentágono advierte que lo de China es sumamente grave… Es ahora cuando hay que desplegar patriotismo, porque vienen tiempos de guerra y los chinos han desplegado un infierno, tan perfectamente, que es mejor actuar con rapidez hasta tener los medios adecuados para una respuesta.

Para Estados Unidos, los chinos capitaneados por su líder supremo y vitalicio, Xi Jinping, son asesinos muy peligrosos a los que hay que saber tratar. No debe entenderse como una calificación de odio, sino como una especialización sofisticada y milenaria de los chinos para deshacerse de cualquier oposición interior y de cualquier enemigo.

El Partido Comunista Chino se ha propuesto destruir a los Estados Unidos.

Y eso es un asunto serio que tienen que discutir los demócratas, dejando a un lado a «la figura odiosa para ellos, el presidente», un repugnante mantra que los está hundiendo en el fango; una letanía que explica, claramente, que el pantano, del que hablaba Donald Trump, ya es casi imposible de drenar…

Y su hedor a podrido, llega hasta el otro lado del Atlántico.

China es el más grande peligro para la humanidad. Así lo ha declarado en privado, Donald Trump, a sus consejeros y a los 5 minutos ha expresado en un tweet que quiere mucho a su amigo Xi Jinping…

Los aliados del Pacífico saben que la terrible maldad del Partido Comunista Chino, de matar con un virus, a sus enemigos, responde a una venganza “histórica” diseñada por un régimen tan perverso como el del líder supremo King Jong un…

Todo hace pensar a los aliados que es inevitable un “choque de trenes” que implicará la elección de un bando u otro, en una guerra de exterminio. Como imaginan -supongo- los lectores, la Tercera Guerra Mundial parece que ya ha comenzado.

Así que la guerra que se viene encima, tras el Covid-19, debería contemplarse como la Última Guerra Mundial en la que saldrán victoriosas, bien las democracias occidentales o bien el Partido Comunista Chino. Los yihadistas chiítas serán aplastados a las primeras de cambio. No habrá piedad contra el persa, ni con sus compinches.

Ni los persas ni los turcos merecen el respeto de Occidente, ya que han abandonado a su suerte a un millón de musulmanes uigures; lo que prueba que son basura antisemita que se perpetúa en el poder con la retórica antiamericana. Serán barridos de Oriente Medio. Son asesinos natos.

El “gran hermano” chino ha mostrado su verdadero rostro, y si la cultura judeocristiana es consciente de lo que está pasando, deberá frenar a este régimen de asesinos comunistas que solo piensan en nuestra destrucción. Si mantenemos el rumbo, los derrotaremos en todos los escenarios.

La Unión Europea debería tener en cuenta que cuando los placeres nos vuelven la espalda porque es la hora de pelear, cuando no se halla en la defensa militar otra cosa que tormentos, desgracias y miserias, ha llegado la hora de acercarnos a Dios porque el gran virus que se acerca, no tiene vacuna y el imperio chino es nuestro gran desengaño…

La nueva ruta de la seda no es otra cosa que el rumbo hacia la guerra de una dictadura comunista que ha decidido conquistar el planeta. Han diseñado un infierno contra los Estados Unidos, y a la unión Europea solo la observan como mano de obra esclava.

Debe quedar claro, aunque sea triste experimentarlo, que Estados Unidos responderá a un ataque chino con armas nucleares, en una forma de guerra que será de exterminio…

La China comunista será destruida por haber despertado a un gigante dormido que tiempo atrás le dio la oportunidad de unirse a la comunidad internacional y vivir en la riqueza. Bonita forma de agradecerlo…

Decía el gran poeta Antonio Machado, que el tiempo y el desengaño son dos amigos leales que despiertan al que duerme y enseñan al que no sabe.

El sueño “rejuvenecedor” de China es gobernar el planeta. El ansia de poder de Xi Jinping, sumergirá a los chinos en un infierno; la guerra los devolverá a la edad de piedra; y ni siquiera saben que jamás saldrán al paisaje de la vigilia desde esa fantasía de la liebre...

Estados Unidos se encargará de convertir ese sueño en una pesadilla.





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