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Según datos judiciales, de los más de 3,000 investigados por delitos de lesa humanidad, durante la más reciente dictadura militar en Argentina (1976-1983), unos 1.500 están en libertad, alrededor de 900 detenidos y 811 fallecieron.
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Según datos judiciales, de los más de 3,000 investigados por delitos de lesa humanidad, durante la más reciente dictadura militar en Argentina (1976-1983), unos 1.500 están en libertad, alrededor de 900 detenidos y 811 fallecieron. (Foto: EFE/Juan Ignacio Roncoroni/Archivo)

La eterna lucha de los hijos de los desaparecidos por la dictadura argentina

Por Agencia EFE
miércoles 15 de abril de 2020, 08:57h
Hace justo 25 años, un grupo de hijos de desaparecidos y de presos políticos y exiliados durante la última dictadura argentina (1976-1983) sentó en un campamento las bases de una lucha conjunta que sigue vigente: exigir justicia por sus padres y recuperar la identidad de los bebés robados por el régimen.

Buenos Aires.- "No sabemos qué pasó con los cuerpos de nuestros padres. Y es lo que estamos esperando. A mí me gustaría ir al cementerio a llevar una flor, a visitarlo, y es algo que los familiares de desaparecidos no podemos hacer y ojalá en algún momento llegue", cuenta a Efe Carlos Pisoni, miembro de Hijos e Hijas por la Identidad y la Justicia contra el Olvido y el Silencio, más conocida como HIJOS.

Los vuelos de la muerte

"Charly", como todo el mundo lo conoce, es hijo de Rolando Pisoni e Irene Bellocchio, militantes de organizaciones peronistas secuestrados y desaparecidos desde 1977. Son dos de las alrededor de 30.000 personas que los organismos de derechos humanos estiman que fueron detenidas, torturadas y hechas desaparecer para siempre por el terrorismo de Estado.

"Tenían 24 y 26 años y desaparecen cuando yo tenía 37 días, en un operativo en nuestra casa. A ellos se lo llevan y me dejan con una vecina. La vecina al otro día me lleva con mi abuela, que prontamente se une a las Madres de Plaza de Mayo y es quien me cría", agrega por videollamada el ahora activista, de 44 años.

De sus padres no supo más, solo que fueron llevados a un centro clandestino de detención, donde estuvieron alrededor de un mes, y que, como se hacía con muchos de los opositores al régimen secuestrados, eran arrojados al Río de la Plata, drogados, desde los llamados "aviones de la muerte".

Luego, con el estallido de la guerra de las Islas Malvinas, que enfrentó a Argentina y Reino Unido en 1982, Charly y su abuela materna, Aurora Zucco de Bellocchio -quien junto al resto de Madres dedicó su vida a clamar justicia por sus hijos desaparecidos- se exiliaron en España por temor a un recrudecimiento de la dictadura.

No volvieron a Argentina hasta 1984: "Mi abuela (que falleció en 2015) me enseñó a no callar. Y desde que entré en HIJOS (en 1996), a poder decir con orgullo quiénes eran mis padres, por qué habían desaparecido y por qué se habían opuesto a una dictadura feroz", destaca Carlos.

Todo comenzó en un campamento

Luego de más de una década de acabada la dictadura, un grupo de jóvenes, la mayoría aún saliendo de la adolescencia, decidió dar el paso y juntarse para reclamar que los artífices del terrorismo de Estado fueran juzgados, cuando aún regían dos leyes que impedían sentarlos en el banquillo.

HIJOS comenzó a gestarse el 14 de abril de 1995, en un campamento en la localidad cordobesa de Río Ceballos, y pocos meses después quedó fundada definitivamente con distintas delegaciones regionales e incluso una red internacional.

"Es un orgullo que chicos que la pasaron mal, porque tuvieron pérdidas irreparables, hayan tenido la fuerza de unirse, de juntarse, de luchar en busca de la verdad y la justicia", relata el actual presidente argentino, el peronista Alberto Fernández, en un video remitido a HIJOS por su aniversario.

El fin de la impunidad

Pisoni se muestra crítico con los Gobiernos que sucedieron a la dictadura: el de Raúl Alfonsín (1983-1989) y Carlos Menem (1989-1999), al considerar que "garantizaron la impunidad". "Hubo un intento de enjuiciamiento, el juicio de las Juntas Militares (de 1985), pero que terminó con leyes del olvido e impunidad que se dictaron para dar amnistía a todos los represores", recalca.

Es así que el mayor punto de inflexión de este cuarto de siglo, en el que HIJOS fue sumando integrantes y logró gran visibilidad con acciones como los ataques a las casas de los represores, fue cuando durante el mandato de Néstor Kirchner (2003-2007) se anularon esas leyes de la época de Alfonsín y los indultos aprobados por Menem y se reabrieron los juicios. "El Gobierno decidió que las políticas de derechos humanos tenían que ser políticas de Estado", subraya el activista.

Las madres y abuelas

Sin duda, aquellos chicos y chicas tenían en quién reflejarse: las Madres de Plaza de Mayo llevan más de cuatro décadas alzando la voz pidiendo saber qué pasó con sus hijos desaparecidos, arriesgando incluso sus propias vidas: tres de sus fundadoras fueron asesinadas en 1977.

También en las Abuelas de Plaza de Mayo, centradas principalmente en encontrar a sus nietos, los alrededor de 500 niños que se calcula fueron robados a sus padres, detenidos durante la dictadura, y entregados a familias ajenas. Gracias a su labor, ya se ha restituido la identidad de 130.

"Ustedes han madurado, nosotras vamos al ocaso; ustedes iluminan los caminos hacia más Verdad y Justicia, nosotras aceptamos que nos consideren 'faros'", plasman en una carta las Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora. Esas ancianas, que ya tienen más de 90 años, anhelan que cuando ellas ya no estén, las nuevas generaciones mantengan viva su estela.

Las deudas pendientes

Según datos judiciales, de los más de 3.000 investigados por delitos de lesa humanidad, unos 1.500 están en libertad, alrededor de 900 detenidos y 811 fallecieron. Más allá de la exigencia de que a ninguno se le otorgue la prisión domiciliaria, ya sea por cuestiones de avanzada edad o ahora por la pandemia del coronavirus, los organismos relacionados con las víctimas de la dictadura exigen que los represores cuenten de una vez cuál fue el paradero de sus seres queridos.

"Queda una gran deuda pendiente: el derecho a la verdad, saber qué pasó con los cuerpos de nuestros padres, donde están, qué hicieron con ellos. También los nietos que han sido robados", remarca Pisoni. Si bien el prestigioso Equipo Argentina de Antropología Forense ha logrado identificar un buen número de restos, la inmensa mayoría de detenidos siguen sin aparecer.

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