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Convento de los Dominicos.
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Convento de los Dominicos. (Foto: Rebeca del Castillo)

Una fórmula para generar cambios positivos

Por Rosa A. Rodríguez C.
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roserodriguez17gmailcom/15/15/21
Es inevitable pensar en vacaciones de Semana Santa. Es sin dudas una excusa para escapar de la rutina, visitar el pueblo de crianza, conocer algún destino turístico e incluso quedarse en casa en pijamas para ver la película o serie del momento.
Sin embargo, estos días deberían tomarse como reflexión. Y no me refiero únicamente al aspecto religioso que trae consigo esta Semana Mayor, sino a la manera en que vivimos la vida para con nosotros mismos y, sobretodo, con los demás.

¿Quiénes somos en la sociedad? ¿Qué hacemos para mejorarla? ¿Cómo ayudamos al prójimo? ¿Somos más de emitir juicios o de realizar acciones? Estas son algunas de las preguntas que podrían servir para guiar nuestros pasos.

Sin importar el status social o el nivel de ingresos económico, como seres humanos somos capaces de generar cambios. Desde aportar con recursos intangibles como el tiempo, ofreciendo servicios a fundaciones sin fines de lucro, hasta aportar dinero a esas mismas fundaciones, a proyectos sociales o directamente a quienes piden en las calles y aceras.

Podemos igualmente generar cambios a través de la enseñanza. Compartiendo nuestros conocimientos y habilidades sin esperar a que lo soliciten. El gobierno, con el Plan Nacional de Alfabetización, por ejemplo, ha realizado un llamado a todos los dominicanos que quieran formar parte de esta política. Así mismo, las plataformas digitales, son canales increíbles que pueden utilizarse como medio para enseñar sobre lo que mejor sabemos hacer.

Sabemos que no es una tarea fácil, que con las responsabilidades que trae el día a día, suele ser difícil y complicado encontrar tiempo para dar, pero no es imposible. Hay gestos pequeños que son capaces de cambiar el rumbo de vida de mucha gente a nuestro alrededor.

Igual que la película “Cadena de favores”, solo tenemos que dar un poco de lo que recibimos y despertar esas mismas ganas de dar en los demás hasta que se forme una cadena inquebrantable de buenas acciones.
¿Cuándo empezamos? Hoy es un buen día.
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