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Tiro al blanco.
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Tiro al blanco. (Foto: Fuente externa.)

Más de 1.100 niños murieron en la guerra de siria en 2018, el año más mortífero

Por EFE
Unicef alertó hoy de que 1.106 niños murieron durante los combates en Siria en 2018, el año más mortífero para los pequeños desde que se inició la guerra hace casi ocho, y llamó a las partes del conflicto a priorizar su protección.
Nueva York.- La directora ejecutiva del Fondo de la ONU para la Infancia, Henrietta Fiore, declaró en un comunicado que esas son las cifras verificadas y las reales "probablemente sean mucho más altas", y reclamó apoyos de cara la conferencia de donantes en Bruselas.

"Actualmente, existe la errónea y alarmante idea de que el final del conflicto en Siria está cerca, y no es así. En diferentes partes del país, los niños corren tanto peligro como en cualquier otro momento durante los ocho años de conflicto", sostuvo.

Unicef señala que las minas sin detonar son la principal causa de víctimas infantiles en Siria y el año pasado fueron responsables de 434 muertes y lesiones, mientras que hubo un número nunca visto de ataques contra instituciones de educación y salud, 262 en total.

Fiore dijo estar "particularmente preocupada por la situación en Idlib, en el noroeste de Siria, donde la intensificación de la violencia ha matado a 59 niños en las últimas semanas".

Apuntó que los niños y las familias en tierra de nadie "siguen viviendo en el limbo" y en Rukban, cerca de la frontera con Jordania, su situación es "desesperada", con acceso limitado a alimentos, agua, vivienda, atención médica y educación.

Asimismo, alertó sobre el empeoramiento de las condiciones en el campamento de Al Hol, al noreste, que alberga a más de 65.000 personas, de las cuales unas 240 son niños no acompañados o separados de sus familiares.

"Desde enero de este año, cerca de 60 niños murieron mientras realizaban el viaje de 300 kilómetros desde Baghouz hasta el campamento", indica Unicef.

La agencia de la ONU llama también la atención sobre el futuro de los hijos de combatientes extranjeros en Siria, que "sigue sin estar claro", y llama a los Estados miembros a responsabilizarse de aquellos infantes que sean sus ciudadanos o descendientes de sus nacionales, y a tomar medidas para evitar que se conviertan en apátridas.

Los países vecinos de la región, mientras tanto, albergan a 2,6 millones de niños sirios refugiados, muchas de cuyas familias, pese a la ayuda de los gobiernos anfitriones y la ONU, no pueden enviarlos a la escuela y recurren al trabajo o el matrimonio infantil ante la falta de ingresos.

De cara al noveno año de guerra en Siria, Unicef considera que "no es suficiente" recordar a las partes del conflicto y la comunidad internacional el impacto sobre los niños, ni seguir trabajando para proporcionarles los servicios esenciales y que sus familias desarrollen capacidad de recuperación.

Por ello, Fiori llama a "priorizar la protección de todos los niños, sin importar quién controle el área" ni las afiliaciones de sus familias; a promover el acceso a las familias que necesitan apoyo y soluciones para quienes voluntariamente eligen no regresar; y a mantener una "financiación estable".

En vísperas de la conferencia de donantes en Bruselas, Fiori instó a "mantener la generosidad" por "una financiación estable y sin restricciones durante varios años, para satisfacer las necesidades inmediatas y a largo plazo de los niños y sus familias dentro de Siria y toda la región".

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