www.diariohispaniola.com
Antonio Banderas: El año del gato con botas que resultó ser un actor negro.
Ampliar
Antonio Banderas: El año del gato con botas que resultó ser un actor negro. (Foto: Fuente Externa)

Antonio Banderas: El año del gato con botas que resultó ser un actor negro

Por Redacción Diario Hispaniola
viernes 24 de enero de 2020, 13:03h
Cualquier espectador de cine, ya sea español o americano, del norte o del sur, sabe quién es Antonio Banderas: es el gato con botas de ojitos tiernos (“Shrek”), el zorro enmascarado de mil aventuras, y el malagueño más universal y sexy, y desde ya, Salvador Mallo. Y, aunque no lo sabían, es un actor negro.

Madrid.- Esa historia, que fue rápidamente corregida, viene del comentario de prestigiosas revistas americanas como Deadline o Vanity Fair de que Banderas era “uno de los dos actores de color (negro)” candidato a los Óscar. Acertaron con la afroamericana Cynthia Erivo, pero Banderas, todo él, como el público ha visto muchas veces es blanco, salvo cuando se tuesta al sol de su casa de Marbella (Málaga, sur de España).

“Es como el último chiste que te han contado; me lo he tomado con humor, porque es que no me lo podía creer cuando lo leí en el periódico”, dijo al respecto Pedro Almodóvar, para quien el comentario “no dice nada bueno de los medios americanos. Hay gente cateta en todos los lugares, incluso en Hollywood”. Catetos o de un racismo enquistado que viene de siglos atrás. Para el director Santiago Zanou, nacido en Carabanchel (Madrid) de padre africano, sólo hay un modo de entender que le llamen ‘negro’.

“La cosa es qué significa ser blanco; desde el punto de vista del Ku-Klus-Klan, una sola gota de sangre negra significa que esa persona ya no es blanca. Pues creo que los españoles esa gota la gran mayoría la tenemos, como mínimo una, así que desde ese punto de vista todos somos de color, excepto algunos a los que les deberíamos preguntar si son racistas”, ironizó el realizador de “El truco del manco”.

Aunque Banderas no ha dicho nada al respecto, en la intimidad probablemente se habrá reído y habrá soltado algún chascarrillo andaluz, que le brotan de forma tan natural. Pero ya lo dijo Claude Chabrol: “La inteligencia tiene sus limites, la tontería no”. Afortunadamente, casi todos los españoles y muchísimos habitantes del resto del planeta, saben que este año es el año de Antonio Banderas. Este 2020, en el que el más persistente chico Almodóvar cumplirá 60 años, Banderas está recibiendo -por fin- los premios que su architaquillera carrera le había negado siempre.

Desde que se convirtiera en alter ego del director manchego en “Dolor y gloria”, con un esfuerzo que sólo ellos saben cuánto les supuso personal y profesionalmente, el malagueño se ha llevado once premios por esa interpretación, incluido el Premio de la Academia Europea. Empezó con la Palma de Oro de Cannes y después llegaron los premios más prestigiosos de la crítica: de Los Ángeles, a Nueva York y la National Society of Film Critics a los españoles Feroz, y también de festivales como Palm Springs, los ASECAN de Andalucía, los Forqué, el San Jordi y el Hollywood Films Awards. Estuvo nominado al Globo de Oro, pero se lo llevó Joaquin Phoenix.

El sábado próximo le disputará su primer Goya como protagonista a su paisano Antonio de la Torre, al gallego Luis Tosar y al vasco Karra Elejalde. Banderas lleva toda su vida trabajando. Es productor y empresario multidisciplinar. Promotor inmobiliario, dueño de una escudería de motos y de una bodega, soporte de la productora de animación Green Moon, socio principal de Vibuk, una red social que pone en contacto actores, productores y directores, y copropietario de una empresa de compraventa y alquiler de aeronaves. Entre otras cosas.

Pero sobre todo es actor de resultados innegables: es uno (si no el único español) que ha rodado con casi todas las “bestias” de Hollywood, de Woody Allen a Neil Jordan (“The Vampire Chronicles”), o Robert Rodríguez, con quien se convirtió en Gregorio Cortéz, el padre de la entrañable saga “Spy Kids”. En EEUU debutó con “The Mambo Kings” (1991), donde cantaba y tocaba la trompeta y donde mostró sus cartas como seductor: con 31 años, Banderas era una promesa latina arrebatadora.

En 1992 presentó con Sharon Stone el Óscar a los efectos especiales, y en 1994 repitió, para entregar el Óscar a la banda sonora de la película “Philadelphia”, en la que interpretaba al novio de Tom Hanks. Participó en la película del danés Bille August “The House of the Spirits” (1993); protagonizó la serie “A man named Benito” y rodó “Of love and Shadows” (1994); de entonces es también “The Vampire Chronicles”. Le siguieron “Desperado” (1995), la primera con Robert Rodríguez; y “Four rooms” (1995), de Quentin Tarantino; “Evita” del británico Alan Parker (1996), y “The Mask of Zorro” (1998), con la que ganó su primer Premio del Cine Europeo.

A finales de los noventa debutó como realizador con la película “Crazy in Alabama” (1999), protagonizada por su esposa Melanie Griffith. Luego hizo “El camino de los ingleses” (2006). De 2000 a 2010 actuó en treinta películas, todas ellas fuera de España con directores como Brian de Palma, Christopher Hampton o Woody Allen, y actores como Angelina Jolie, Johny Deep, Catherine Zeta-Jones, Liam Neeson, Meg Ryan, Geoffrey Rush, Anthony Hopkins, Naomi Watts, o su amiga Salma Hayeck.

Además, en 2003 estrenó en Broadway con gran éxito el musical “Nine” y recibió en Nueva York un homenaje de la Liga de Teatro, junto con Melanie (musical “Chicago”), por las representaciones de ambos en sus respectivas obras de Broadway. Banderas ya acariciaba entonces la idea de abrir su propio teatro, una locura largamente deseada de la que tuvo que desistir varias veces -una de ellas, en Madrid- y por fin este año lo logró en Málaga, lo que más podía apetecerle: el Teatro del Soho, donde representa con éxito “A Chorus Line”.

A partir de 2010 (ya era mundialmente conocido por su gatito de ojos tiernos en la saga Shrek, que dio de sí varias cintas derivadas), Banderas volvió a Madrid para rodar con Almodóvar “La piel que habito”. El chico Almodóvar se había hecho mayor y su contenido Robert Legard ya avanzaba este Salvador Mallo que tantas alegrías le está dando. Repitió con Allen, y se estrenó con Steven Soderberg y Jean-Jacques Annaud; en 2013 participó con un pequeño papel en “Los amantes pasajeros”, también de Almodóvar, y en 2014 fue ‘mercenario’ con Sylvester Stallone, Harrison Ford, Mel Gibson, Arnold Schwarzenegger y Wesley Snipes.

Y así ha transcurrido su vida antes de convertirse en Salvador Mallo. Banderas no tiene un Goya como actor: en 2015 le dieron el Honorífico. La Academia, que celebrará la gala de entrega en Málaga precisamente este año, nunca tendrá otra oportunidad tan clara para reconocer al Premio Nacional de Cinematografía 2017.

¿Te ha parecido interesante esta noticia?    Si (0)    No(0)

+
0 comentarios